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Activistas: Los derechos LGBTQ en Uruguay están en peligro

El nuevo presidente asumirá el cargo el 1 de marzo

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El palacio legislativo de Uruguay con los colores del arcoíris. (Foto cortesía de Diego Puntigliano)

El movimiento LGBTQ en Uruguay está en alerta.

El próximo 1 de marzo asume el nuevo presidente de ese país latinoamericano, Luis Alberto Lacalle Pou, y tras él una futura coalición de gobierno mayoritariamente anti-LGBTQ que interrumpió la era del Frente Amplio, un conglomerado político de izquierda que estuvo en poder por cerca de 15 años.

Uruguay es considerado un líder global para los derechos de la diversidad sexual y de género y corre con mayor ventaja en relación a otros países de la región. Además de ser el principal destino turístico preferido por las personas LGBTQ en América Latina y el Caribe.

“Creo que Uruguay ha avanzado, pero no se puede afirmar que llegó a la meta, de ninguna manera”, asegura Martín Couto, el primer congresista uruguayo en declararse abiertamente gay, al Washington Blade, quién el 1 de marzo de este año dejará su cargo en el Congreso.

El diputado suplente, Martín Couto, salió del closet en 2017 a través de una carta pública en un medio local titulada “¡Hay un gay en el parlamento!” (Foto cedida al Washington Blade)

Uruguay fue uno de los primeros del continente en aprobar el matrimonio igualitario y permitir la adopción homoparental, en reconocer el derecho a la identidad de género, facilitar el acceso a la reproducción humana asistida y recientemente en aprobar la Ley Integral Trans, una pionera acción legislativa a favor de las personas trans.

Estos y otros avances están peligro advierten los activistas y políticos LGBTQ uruguayos, aunque el presidente electo prometió públicamente que no se derogará ninguna iniciativa aprobada en el gobierno anterior.

Cuando Lacalle Pou era congresista fue un férreo opositor al proyecto de Ley de Matrimonio Igualitario votando en contra y también se negó a otras iniciativas de la “agenda de derechos”, como le llaman en ese país a las demandas sociales.

Sin embargo, Lacalle Pou mientras era candidato presidencial declaró en un programa de televisión que “si volviera atrás, votaría (a favor) la ley de matrimonio igualitario”, pese a que meses antes no aprobó en su totalidad la Ley Integral Trans.

El futuro jefe de Estado rechazó que las personas trans tuvieran el derecho a reasignar corporalmente su cuerpo para adecuarlo a su identidad de género, si así lo deciden. Lacalle Pou tampoco apoyo la reparación económica para parte de la población trans que sufrió discriminación durante la dictadura en ese país.

Diego Puntigliano, miembro del Colectivo Ovejas Negras, una organización LGBTQ de Uruguay, advirtió al Blade que “sabemos que hay personas en el nuevo gobierno que están posicionadas en contra de la agenda de derechos”.

“Los retrocesos ya los estamos viendo. Ya sabemos que probablemente no se avance, va a ver poca capacidad de cooperación”, agregó Puntigliano.

La opinión del activista se centra en el nombramiento de dos personas anti-LGBTQ en carteras ministeriales importantes para la población diversa de ese país; el Ministerio de Desarrollo Social y el de Salud. Ambas secretarias de Estado quedarán “en manos de dos políticos de ultraderecha que públicamente se han pronunciado contra la igualdad de derechos”.

“Estamos expectante, hay varias cosas que preocupan más de allá de que la coalición de derecha que va asumir el gobierno se comprometió a no retroceder en las leyes aprobadas”, afirma al Blade el politólogo, Andrés Scagliola, un histórico activista LGBTQ de Uruguay. 

Andrés Scagliola, fue el primer político en asumir su homosexualidad y ha ocupado importantes cargos públicos en Uruguay. (Foto cedida al Washington Blade.)

Según Scagliola “tenemos un compromiso (de Lacalle Pou) de no retroceder, pero por un lado tenemos estas designaciones que aventuran discursos políticos que no están identificados con el avance en derecho y la preocupación también tiene que ver con que nuestros derechos no serán prioritarios para el nuevo gobierno”.

“Tan importante como la aprobación de leyes, tienen que ser los recursos humanos y económicos destinados a los derechos reconocidos. El escenario que nos estamos imaginando es un escenario donde no se modifican las leyes, pero donde la política pública vinculada al ejercicio efectivo de los derechos reconocidos en esas leyes, sin lugar a duda van a perder fuerza”, sentencia.

Similar opinión tiene Couto.

“Creo que estos años van a ser de una gran disputa, porque la coalición anunció que no iba a tocar ninguna de las leyes de la agenda derechos. Y creo que en ese sentido, no hay porque esperar que eso no se cumpla”, sinceró al Blade.

“Pero eso no quiere decir que no vayan a ver retrocesos porque obviamente una ley necesita ser implementada con presupuesto. Si no tiene el presupuesto necesario, es una ley que estará botada, pasará a ser letra muerta”, advierte Couto.

Una anomalía: Escasa representación política y pública LGBTQ

En el poder legislativo, actualmente hay dos personas abiertamente gais, en el nuevo congreso no habrá ninguno.

“Es curioso para un país que tanto ha avanzado que sin embargo todavía la representación de personas abiertamente LGBTQ sea escasa”, dice Scagliola.

“En otros parlamentos de América Latina hay personas LGBTQ que están llegando al poder”, agrega al experto en política. “Esto me hace reflexionar por que en Uruguay las personas abiertamente LGBTQ no ocupan los principales cargos de elección popular. Me parece que es una cierta anomalía en todo lo que ha avanzado el Uruguay”.

“Aquella representación escasísima que había de personas abiertamente LGBTQ, no va a existir en la próxima legislatura”, aporta Couto. “El nuevo congreso será más conservador”.

Según Couto “la discriminación sigue siendo muy fuerte. De hecho es sorprendente como en un país como Uruguay no hay ministros o ministras abierta LGBTQ y tampoco van a ver legisladores, ninguno en 130, tampoco hay deportistas. Eso da la pauta de que sigue siendo un problema de discriminación; un tabú”.

“Uno lee en las noticias internacionales sobre Uruguay como un destino LGBT-friendly y eso es una equivocación”, explica al congresista. “En esos lugares, donde van los turistas, no hay discriminación, porque entre otras cosas conspira contra el negocio, pero en otros espacios y en otros ámbitos de la sociedad uruguaya todavía hay una enorme discriminación”.

“Por ejemplo tenemos problemas vinculados a la mejora de la educación sexual en el sistema educativo, enormes resistencias por partes de los conservadores, incluyendo a los partidos que ganaron el gobierno y por tanto en términos de la educación hay cambios que todavía vienen muy lentos y frente a esto necesitamos un impulso”, sentenció Couto.

“Seguiremos haciendo, lo que siempre hicimos; tener alianzas y articular con otras organizaciones de la sociedad civil” adelantá el cientista político, Diego Puntigliano. (Foto de Twitter)
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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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