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Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador busca dar refugio a personas LGBTQ

Comunidad Santa Marta es albergue

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Iglesia San Rafael ArcƔngel (Foto por Iglesia San Rafael ArcƔngel)

SAN SALVADOR, El Salvador – La Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador (IAES) siempre se ha caracterizado por ser una iglesia inclusiva y de puertas abiertas, desde la creación del Ministerio de Diversidad Sexual en el aƱo 2009, el cual es una pastoral que reĆŗne tanto a personas LGBTQ como tambiĆ©n aliados de la misma comunidad, volviĆ©ndose un espacio en el que todas y todos pueden vivir su fe, libres de discriminación. Ahora la IAES comienza una nueva Pastoral de la Solidaridad, llamada Comunidad Santa Marta, la cual tiene como objetivo brindar refugio, acompaƱamiento personal y pastoral, a personas LGBTQ que han sido expulsadas de sus hogares o se han visto forzadas a realizar migración interna.

En su experiencia pastoral, la IAES ha conocido las realidades que enfrentan las personas LGBTQ, que por motivo de su orientación sexual, identidad y expresión de género son discriminadas en todos los Ômbitos de su vida, dando inicio a una cadena de exclusión desde sus hogares y afectando su desarrollo pleno. Es así como desde la oficina diocesana Dignidad y Justicia, crean este proyecto; pues dicha oficina tiene como objetivo principal, generar condiciones de prevención de la exclusión social, para el acceso a los derechos humanos, disminuyendo la violencia social y migración de las familias en la creación de comunidades de fe con tejido social.

ā€œTrabajar en un proyecto como ‘Santa Marta o Pastoral de solidaridad’, es responder a las necesidades humanas, especialmente cuando hay tanta injusticia, pobreza y desigualdadā€, expresó al Washington Blade el obispo de la IAES, Rvdmo. Juan David Alvarado.

ā€œQueremos dar una respuesta a las personas LGBT que han sido expulsadas de sus hogares o que se encuentran en peligro, ofreciĆ©ndoles un espacio temporal, mientras ellas buscan solución o desarrollan un plan de respuesta personalā€, agrega el obispo. ā€œEl nombre de Comunidad Santa Marta es recordar en el Evangelio cuando JesĆŗs va en camino y llega a la casa de Marta y MarĆ­a, hermanas y amigas de JesĆŗs, quienes dan acogida y acompaƱamientoā€.

La IAES tiene muchas expectativas de este proyecto, pues siempre se han mostrado aliados de la sociedad civil y en sobre todo de las poblaciones históricamente excluidas y vulnerables, el coordinador de la oficina de Dignidad y Justicia dentro de la IAES, Edwin Guardado, expresa que la ā€œilusiónā€ con este proyecto es que la iglesia sea un modelo de atención y acompaƱamiento pastoral en el tema de refugios a personas LGBTQ en condiciones de vulneración de derechos humanos.

ā€œEl que la Iglesia cuente con la experiencia del Ministerio de Diversidad Sexual, es clave para el impulso de la Comunidad de acogida Santa Marta, que estarĆ” ubicada en el departamento de Santa Ana, en la Iglesia San Rafael ArcĆ”ngel, en donde el Rvdo. GermĆ”n López es su rectorā€, menciona al Blade Guardado.  

ā€œLa IAES, al acoger en su misión pastoral, el trabajo con población LGBTI, no solo cumple con el bĆ”sico de nuestras sociedades contemporĆ”neas que es no discriminar, sino cumple con el mandato de nuestro seƱor Jesucristoā€, expresó Guardado.

Se pretende que en este refugio, las personas se resguarden en las instalaciones hasta un mÔximo de 15 días, en los cuales se establecerÔ una rutina de vida para ellas y ellos, se les proveerÔ de alimentación y servicios bÔsicos durante ese tiempo. RecibirÔn el apoyo necesario para la búsqueda de reinstalación con sus redes de apoyo social o familiar.

ā€œSe espera a mediano plazo, con el seguimiento que se le pueda dar, poder apoyarles ya sea a terminar estudios con alguna modalidad flexible del Ministerio de Educación, tambiĆ©n a desarrollar habilidad en tĆ©rminos de emprendimiento en alianzas con diferentes instituciones u organizaciones LGBTIā€, declaró al Blade Cruz Torres, coordinador del Ministerio de Diversidad Sexual de la IAES.

Torres agrega que esperan que el Ministerio de Diversidad Sexual abra un capĆ­tulo con las personas que reciban en la Comunidad Santa Marta y ayudar tambiĆ©n con el acompaƱamiento pastoral de las mismas.  

La IAES en una alianza con Cristosal, organización para la defensa de los derechos humanos, buscarÔ la transferencia de conocimientos y experiencia en el tema de protocolos de atención psicosocial, jurídica, protocolos sobre estudio de casos, esto con el fin de capacitar al grupo diocesano que estarÔ a cargo de las gestiones y planificaciones para la ejecución de la pastoral.

Con este proyecto la IAES deja de manifiesto el cumplimiento de su misión.

ā€œNo comprendo a las iglesias que se llaman cristianas, con una posición muy cerrada sobre el tema de la población LGBTI, porque el Evangelio de JesĆŗs nos invita a anunciar la buena nueva, que es la instauración del Reino de JesĆŗs y ese Reino es justicia, paz, amor y verdadā€, expresó Alvarado. ā€œEn otras palabras el Evangelio es construir una humanidad mĆ”s justa, con equidad, donde los valores nos lleven a una paz integralā€.

Finalmente, Alvarado externa que las iglesias que condenan a las personas LGBTQ no estĆ”n construyendo el Reino de Dios, ā€œposiblemente estĆ”n construyendo su propio reinoā€. Por lo que hace un llamado a que todas y todos deben formarse o educarse en el tema, para comenzar a fomentar el amor en lugar del odio.

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INDIGNACIƓN: Ā”El transfeminicidio de Sara Millerey en Colombia nos cuestiona como sociedad!

Sin poder nadar por las heridas, murió ahogada en una quebrada

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Sara Millerey GonzƔlez

A Sara Millerey GonzĆ”lez, una mujer trans de 32 aƱos, le fracturaron los brazos y las piernas antes de arrojarla a una quebrada en Bello, Antioquia. Sin poder nadar por las heridas, murió ahogada. Nadie la ayudó. La escena quedó registrada en video y se viralizó en redes sociales, despertando una indignación tardĆ­a en un paĆ­s que sigue indiferente ante el dolor de las personas trans.

ā€œLa diversidad nos estĆ” costando la vidaā€, dicen las organizaciones defensoras de derechos humanos que esta semana encendieron velas en BogotĆ”, MedellĆ­n y otras ciudades del paĆ­s para clamar justicia por Sara y por todas las vĆ­ctimas de la transfobia en Colombia.

El crimen ocurrió el fin de semana en la Quebrada de Playa Rica, en Bello, municipio del Valle de AburrĆ”. Fue ahĆ­ donde arrojaron el cuerpo de Sara Millerey, conocida cariƱosamente como ā€œLa Millereyā€, una mujer que habĆ­a enfrentado la exclusión desde su infancia. SegĆŗn una amiga cercana, Sara sufrió abusos sexuales en su niƱez, dejó el colegio y vivió en condición de calle durante aƱos, enfrentando el consumo de drogas y mĆŗltiples formas de violencia. Pero su identidad nunca dejó de ser visible, y eso, en un paĆ­s como Colombia, le costó la vida.

En un hecho, no menor, de revictimización despuĆ©s de fallecida el Secretario de Seguridad y Convivencia de la AlcaldĆ­a de Bello, JosĆ© Ronaldo Serrano Jaramillo, negó la identidad de gĆ©nero de Sara Millerey, refiriĆ©ndose a ella por su nombre masculino asignado al nacer. A ella la mató precisamente ese desconocimiento de su construcción identitaria, la transfobia y los discursos de odio que ellos mismos — y todos los que niegan que ella era una mujer trans — perpetĆŗan.

La brutalidad del asesinato ha sacudido incluso a las autoridades. La Gobernación de Antioquia anunció una recompensa de hasta 50 millones de pesos por información que permita identificar a los responsables del crimen. La Alcaldía de Bello y la Defensoría del Pueblo también se han pronunciado, confirmando que las investigaciones estÔn en curso. Sin embargo, hasta ahora no hay capturados, pese a que el asesinato fue grabado.

Aunque el Gobierno Nacional ha creado espacios institucionales como el Viceministerio de Diversidades y la Oficina de Diversidad Sexual y de Género en el Ministerio de la Igualdad, que también ha lamentado el hecho, la violencia no cesa. Los territorios mÔs peligrosos para las personas trans siguen siendo el Valle de AburrÔ y el Distrito de Aguablanca, en Cali, donde la impunidad, la exclusión y el odio siguen cobrando vidas.

No podemos permitir que se vuelva un patrón recurrente: 

La historia de Sara no es un caso aislado. Es el reflejo de una sociedad que normaliza la violencia hacia quienes se atreven a vivir su identidad con valentĆ­a. 

Que un video tan atroz tenga que circular para despertar reacciones es tambiĆ©n un sĆ­ntoma de ese abandono. ā€œEso no se le hace a nadieā€, dijo entre lĆ”grimas su madre. TenĆ­a razón: a nadie se le deberĆ­a hacer. Pero a Sara sĆ­ se lo hicieron.

(Noticias TelemedellĆ­n)

Y mientras su rostro se convierte en bandera de resistencia, su muerte grita una verdad incómoda, en ciertos sectores: ser trans en Colombia sigue siendo una sentencia de muerte.

TOTAL REPUDIO

Desde OrgulloLGBT.co condenamos con total firmeza el atroz asesinato de Sara Millerey GonzĆ”lez y exigimos a las autoridades celeridad en las investigaciones, asĆ­ como la captura y judicialización de los responsables materiales e intelectuales de este crimen cargado de odio. Este acto de extrema violencia no solo enluta a la comunidad LGBTQ sino que interpela a toda la sociedad colombiana por su indiferencia e inhumanidad frente al dolor de quienes viven en la marginalidad y la exclusión. 

La dignidad de una vida no puede depender de la identidad de gƩnero, y este crimen nos obliga a preguntarnos quƩ clase de paƭs estamos construyendo si seguimos permitiendo que la diversidad se pague con la vida.

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Suspensión de fondos de USAID golpea con fuerza a grupos LGBTQ en El Salvador

La cancelación de financiamiento ha obligado a colectivos a suspender servicios esenciales

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Aspidh Arcoiris Trans en el pasado recibió fundos de Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

La reciente decisión de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) de suspender temporalmente su financiamiento a organizaciones que trabajan por los derechos humanos ha generado un profundo impacto en El Salvador, especialmente en aquellas que defienden a la población LGBTQ.

La medida ha afectado de forma directa a entidades que brindaban acompañamiento legal, atención en salud mental, asesoría para víctimas de violencia y promoción de iniciativas económicas comunitarias. Las consecuencias son palpables: despidos masivos, cierre de programas y debilitamiento de redes de apoyo.

Esta situación ocurre en un contexto político internacional tenso, tras la llegada de una nueva administración a la Casa Blanca que ha replanteado el enfoque de su cooperación exterior. Mientras tanto, en países como El Salvador, las organizaciones sociales enfrentan ahora una emergencia silenciosa que podría dejar sin protección a cientos de personas vulnerables.

Colectivos en crisis: sin fondos y con menos personal

Uno de los casos mĆ”s significativos es el de Colectivo AlejandrĆ­a, que perdió el 65 por ciento de su presupuesto anual tras la suspensión de los fondos. 

Su directora, Karla Guevara, relató que la organización se vio obligada a despedir a mÔs de la mitad del personal y a suspender varios programas esenciales, como la atención a sobrevivientes de violencia basada en género, servicios de salud mental, asesoría legal y proyectos de emprendimiento para personas LGBTQ.

Otro caso preocupante es el de Perlas de Oriente en San Miguel. 

Su directora general, Venus Nolasco, denunció que tuvieron que detener iniciativas clave de prevención del VIH, talleres de capacitación y actividades comunitarias. 

ā€œEs un gran retroceso para el fortalecimiento de la comunidad LGBTQ+ā€, afirmó. 

Nolasco también alertó que sin financiamiento externo se pierde la capacidad de incidir y sensibilizar a instituciones públicas en materia de derechos humanos.

En una situación similar se encuentra Aspidh Arcoiris Trans, donde gran parte del equipo sigue trabajando ad honorem para mantener en pie los servicios mínimos. Su directora, Mónica HernÔndez, indicó que continúan atendiendo casos de discriminación y ofreciendo asesorías, pero sin saber por cuÔnto tiempo podrÔn sostenerse en estas condiciones.

Las organizaciones de sociedad civil, aseguran que la población LGBTQ en El Salvador, sigue siendo criminalizada, pese a no querer hablar del tema en ninguna entidad del Gobierno, debido a la supuesta seguridad que hoy se vive, los derechos humanos de las personas con una orientación e identidad de género diversa, siguen siendo vulnerados.

Cierre de espacios seguros y afectación en salud

A las consecuencias presupuestarias se suma el reciente cierre de Casa Rosada, un espacio seguro para la comunidad LGBTQ ubicado en Antiguo CuscatlÔn. La alcaldía municipal ordenó el cese de sus operaciones el 1 de abril, argumentando inconformidad de vecinos y temas regulatorios de uso de suelo. Casa Rosada era un referente para la promoción de la salud mental, la formación y la integración comunitaria.

El impacto también se extiende al Ômbito de la salud. Según un informe de ONUSIDA, el programa USAID PASMO, que implementaba la PrEP contra el VIH a través de clínicas privadas, fue suspendido. Aunque la terapia antirretroviral aún se mantiene, la cobertura ha disminuido, afectando a poblaciones clave como hombres gais, trabajadoras sexuales, personas usuarias de drogas y personas trans.

Educación en pausa: becas estudiantiles y formación juvenil detenidas

AdemÔs de los colectivos LGBTQ, la suspensión ha alcanzado a una serie de programas educativos clave para jóvenes de zonas rurales y urbanas marginadas. Organizaciones como Glasswing International, Fe y Alegría, y diversas iniciativas lideradas por universidades privadas reportan la cancelación o congelamiento de becas estudiantiles financiadas directa o indirectamente por USAID, en las cuales también habían jóvenes LGBTQ beneficiados.

ā€œMuchas de nuestras becas eran cofinanciadas por fondos de cooperación. Al cerrarse esta lĆ­nea, no podremos continuar con nuevos ingresos para el ciclo 2025ā€, explicó un vocero de una universidad privada del oriente del paĆ­s, que pidió anonimato.

Estos programas beneficiaban a jóvenes con alto rendimiento académico pero sin recursos para costearse una educación superior. También incluían formación técnica, pasantías y mentorías para preparar a los estudiantes para el mercado laboral o el emprendimiento.

Otro de los sectores afectados son los programas de apoyo a mujeres rurales, víctimas de violencia y madres solteras que recibían capacitación en liderazgo, gestión de pequeños negocios, acceso a microcréditos y formación técnica. Proyectos como Ciudad Mujer han reportado una disminución en los servicios brindados por falta de recursos provenientes de la cooperación internacional.

AdemÔs, muchas ONG que trabajaban en zonas como MorazÔn, AhuachapÔn y La Unión en temas de soberanía alimentaria, agricultura sostenible y empoderamiento comunitario, han tenido que suspender actividades por la pérdida de fondos de USAID. Esto afecta de manera directa a cientos de familias que dependían de estos proyectos para su sustento diario.

Una pausa que pone vidas en riesgo

La suspensión de los fondos de USAID no solo representa una pérdida económica. Para cientos de personas LGBTQ en El Salvador, significa menos acceso a servicios de salud, menos protección ante la violencia, y la pérdida de espacios seguros que les ofrecían dignidad y esperanza.

Activistas como Guevara, hacen un llamado a donantes de otros gobiernos, ā€œsigan apostĆ”ndole al trabajo que las organizaciones sociales LGBTIQ+ seguimos haciendo y vamos a continuar asĆ­ā€, haciendo un llamado a la solidaridad internacional.

En un país donde las brechas de discriminación aún son profundas, esta pausa en la cooperación internacional pone en evidencia la fragilidad del tejido comunitario y la urgente necesidad de crear mecanismos sostenibles de financiamiento y protección para las poblaciones vulnerables.

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El suicidio de Rick: bullying, homofobia y una madre que busca justicia

Rick, de 16 años, se suicidó en Ecuador el 1 de febrero

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Rick y Roxana Roxana siempre lo abraza en las fotografĆ­as. (Foto entregada por Roxana Ramos)

Edición Cientonce es el socio mediÔtico del Washington Blade en Ecuador. Esta nota salió en su sitio web el 11 de marzo.

En el dormitorio de Rick, sobre un escritorio de madera, aĆŗn reposa el folleto de la carrera de Cine de una universidad pĆŗblica, junto a un cuaderno de pasta azul que contrasta con otros dos en los que las cubiertas las acapara el colorido dibujo de una pelirroja adolescente sobre siluetas de flores.

Una solitaria vincha en la que sobresalen dos corazones blancos y un fragmento de lo que era un tercero reposa tambiĆ©n entre Ćŗtiles escolares.

El primer cajón del escritorio guarda lo que fueron sus tesoros para su cuidado personal: productos de “skincare”, una brocha de polvo y un cepillo para el cabello.

La madre de Rick, Roxana Ramos, conserva casi intacto ese escritorio, asĆ­ como la cama cuya cabecera estĆ” repleta de peluches, y el clóset con prendas ‘aesthetic’, como Ć©l las llamaba.

Todos son artĆ­culos u objetos familiares para ella. Rick querĆ­a ser actor, era un sueƱo que le habĆ­a compartido y ya habĆ­an elegido una universidad; se maquillaba y usaba vinchas desde los 13 aƱos y ella nunca lo reprimió; ni lo rechazó cuando a los 11 le dijo ā€œsiento que soy gayā€.

Pero ese sueƱo por ser parte de una producción artĆ­stica se desvaneció y su dormitorio ya no es escenario de sus sesiones de “skincare”. El pasado 1 de febrero, Rick, de 16 aƱos, se suicidó, y su madre seƱala que el bullying homofóbico, la discriminación y la violencia de las que Rick fue vĆ­ctima en el colegio en que estudió lo mataron.

Mofas de estudiantes (incluso de otros cursos), una caĆ­da porque un compaƱero le puso el pie para que se tropiece, balonazos durante el recreo, y un baldazo de agua en pleno patio de la institución.

Son las situaciones que relata Roxana porque su hijo se las contó en las conversaciones diarias que mantenĆ­an; o porque, tras ese 1 de febrero en que rogó a los paramĆ©dicos que le salven la vida, ella ha accedido a los chats que Rick mantenĆ­a con sus amigas.

AdemĆ”s del bullying, Roxana apunta al hostigamiento de una profesora, quien -segĆŗn le contó una compaƱera de Rick tras su muerte- lo llamaba de manera despectiva ā€œel homosexualā€ en plena clase.

Roxana busca justicia para Rick, el segundo de sus cinco hijos, a quien cargó en brazos hasta los seis aƱos, su incondicional compaƱero para ver pelĆ­culas en casa, y quien la animaba a comprarse prendas de ropa o cambiarse de “look”.

ā€œYo perdĆ­ un hijo, no perdĆ­ un carro o una casa, y lo que estoy pidiendo es que se hagan responsablesā€, expresa Roxana en el comedor de su vivienda, en la ciudadela Alborada, en el norte de Guayaquil.

Para ella, los responsables son el colegio en el que Rick cursaba el segundo aƱo de Bachillerato en Contabilidad y la profesora de MatemĆ”ticas que -afirma- hostigó a su hijo. En su bĆŗsqueda de justicia, el pasado 12 de febrero, Roxana presentó ante el Ministerio de Educación una demanda por maltrato psicológico en contra de la docente. Exige que tanto la maestra como la institución educativa y sus representantes sean sancionados. 

A la vez, ha proporcionado información a la FiscalĆ­a en una investigación que inició de oficio por el suicidio de su hijo; la defensa legal de la familia considera que tras la muerte de Rick hay elementos que configuran en delito de odio, hostigamiento e instigación al suicidio.

La abogada de la familia, Soledad Angus, seƱala que hubo motivaciones explĆ­citas detrĆ”s de la muerte de Rick y la FiscalĆ­a debe investigar. ā€œNo puede quedarse como simplemente un suicidioā€, advierte.

***

Rick ingresó a estudiar al colegio que -segĆŗn Roxana- causó dolor en Ć©l, en mayo de 2024, un mes antes de cumplir 16 aƱos y celebrarlo comiendo pastel con su familia en casa. Ella conserva una foto de ese dĆ­a: Ɖl aparece sonriendo con sus tres hermanos menores.

Roxana cambió de colegio a su hijo (de uno particular a uno fiscal) el aƱo pasado. Tomó esa decisión por estar inconforme con la enseƱanza en la institución anterior. Pero el cambio le generaba temor; buscaba un lugar seguro para su hijo, donde no fuera violentado o discriminado por su orientación sexual.

– ā€œMamĆ”, yo me siento que soy gayā€.
– ā€œMi amor, yo te acepto como sea. TĆŗ eres mi hijoā€.

La conversación se dio cuando Rick tenĆ­a 11 aƱos. Pero incluso antes Roxana no reprimió las actividades o los juegos por los que su hijo se mostraba interesado. De pequeƱo, por ejemplo, cortaba las tiras de sus mochilas para hacerle pelucas a sus muƱecos.

ā€œNunca lo tratĆ”bamos como ā€˜eso no hagas’ o ā€˜eso estĆ” prohibido’, no, nunca. A Ć©l se le respetó bastante su niƱez. Ɖl era muy libre de hacer lo que querĆ­aā€, recuerda.

En su adolescencia, vivió la misma libertad. Compró en una ocasión una mochila rosada de Hello Kitty que usaba para ir al cine con amistades o en paseos familiares. Y lucĆ­a tambiĆ©n vinchas en su cabello.

Pero el aƱo pasado, Rick experimentó desde un inicio rechazo y violencia en el colegio. En los primeros dĆ­as de clase, estudiantes de otros cursos lo abordaron y le preguntaron si era gay. 

Rick no le contó a su mamÔ sobre este hecho. Se lo había contado a una amiga, quien -tras la muerte de él- lo compartió con Roxana y le envió la captura de pantalla de un chat.

“Y pues le pregunto q por quĆ© me dice eso”.
“Y pues medice que es que todos de mi curso y otros cursos anda hablando sobre ti”.
“Y yo what”.

(Nota de Redacción: Los mensajes estÔn transcritos tal cual los redactó Rick).

Pero sĆ­ le comentó de otros, como cuando un compaƱero, de manera intencional, le puso el pie y, por supuesto, tropezó. O cuando estaba en el recreo sentado con sus amigas y de repente sentĆ­a en su cara o espalda el golpe de un balón de fĆŗtbol. Nunca pudo identificar a los responsables, pero escuchaba risas burlescas grupales tras recibir esos balonazos.

ā€œĆ‰l se iba a quejar con la tutora y no sabĆ­an quiĆ©n era porque se tapaban entre ellosā€, asegura Roxana.

Las burlas y agresiones que sufrió Rick entran en el denominado bullying homofóbico. Edgar Zúñiga, coordinador general de la Red Ecuatoriana de PsicologĆ­a por la Diversidad LGBTI, explica que en el bullying homofóbico el detonante de una violencia reiterativa entre pares es la percepción por parte de los agresores de que una persona pertenece a las diversidades sexogenĆ©ricas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) precisa, en el informeĀ “Abiertamente, Respuesta del sector de educación a la violencia basada en la orientación sexual y la identidad/expresión de gĆ©nero”,Ā que los estudiantes LGBTQĀ tienen mayores probabilidades de sufrir violenciaĀ que sus pares que no lo son.

La violencia homofóbica y transfóbica, indica el documento, se basa en el miedo, la incomodidad, la intolerancia y el odio hacia la homosexualidad y hacia las personas sexualmente diversas.

ā€œEsta violencia persistente se combina con todos los procesos internos de descubrimiento, de aceptación, de reconocimiento de su identidad, y eso puede provocar un impacto muy negativo en la vida de las personas, llegando incluso a intentos de suicidioā€, indica Zúñiga.

En Ecuador, el suicidio es la tercera causa de muerte de infancias y adolescencias, segĆŗn del Instituto Nacional de EstadĆ­sticas y Censos. No hay datos especĆ­ficos de suicidios de infancias y adolescencias LGBTQ en el paĆ­s, pero Zúñiga seƱala que -segĆŗn estimaciones- las personas de las diversidades tienen hasta ocho veces mĆ”s riesgo de ideación suicida que sus pares heterosexuales o cisgĆ©nero.

En Ecuador, la violencia por motivos de orientación sexual o identidad de gĆ©nero en escuelas y colegios estĆ” contemplada en el documento “Protocolos de actuación frente a situaciones de violencia detectadas o cometidas en el sistema educativo“, que establece directrices obligatorias para el abordaje de estos casos para instituciones pĆŗblicas y privadas.

En la “GuĆ­a de orientaciones tĆ©cnicas para prevenir y combatir la discriminación por diversidad sexual e identidad de gĆ©nero en el sistema educativo nacional” tambiĆ©n se hace referencia a ese tĆ©rmino y se seƱala que es deber de toda la comunidad educativa actuar para prevenir y abordar situaciones de violencia. En el documento, se recomienda que en estos casos el DECE (Departamento de ConsejerĆ­a Estudiantil, responsable del acompaƱamiento y seguimiento psicosocial de estudiantes) o tutor de curso actĆŗen inmediatamente si se recibe una denuncia.

AdemĆ”s de las burlas y agresiones de sus compaƱeros, Rick se sentĆ­a incómodo en las clases de MatemĆ”ticas. Aunque no le contó a su madre los tĆ©rminos despectivos que ella hoy conoce por una compaƱera de Ć©l, sĆ­ le comentó que la profesora se negaba a despejar sus dudas, revisar sus tareas y lo excluĆ­a de trabajos grupales. 

En cuatro ocasiones, Roxana acudió al colegio para presentar sus quejas a la docente. De esos cuatro encuentros, en uno participó una funcionaria del DECE y en dos la tutora de curso. AdemĆ”s, en una reunión de padres y madres de familia, expuso el caso de su hijo y, cuenta, otros representantes comentaron situaciones similares, pero la tutora respondió ā€œlos chicos exageranā€.

En la demanda presentada por Roxana al Ministerio de Educación, se detallan estos hechos como ā€œprĆ”cticas de hostigamientoā€ y que responden a sesgos discriminatorios de una profesora que usaba tĆ©rminos despectivos para referirse a la orientación sexual de Rick en plena clase.

ā€œSi bien pudo haber, y seguramente hubo, violencia entre pares, esto fue incitado por alguien que tenĆ­a una posición de autoridad ante ellos, que es la docente. Entonces, si una docente le dice ā€˜el homosexual’ a un niƱo en clases, es mĆ­nimamente esperable que eso vaya a detonar violencia entre paresā€, explica Soledad Angus, abogada de la familia.

Edgar Zúñiga, de la Red Ecuatoriana de PsicologĆ­a por la Diversidad LGBTI, coincide con ella: ā€œMuchas veces el bullying es auspiciado, de forma tĆ”cita o no, por los adultos, por los docentes, incluso los psicólogos de las unidades educativasā€.

Zúñiga tambiĆ©n explica que el aislamiento, la marginación y un trato discriminatorio son formas tĆ”citas de violencia, pero -agrega- son situaciones que, lamentablemente, no son comprobables.

ā€œAhora serĆ­a impensable que alguien no te acepte en una unidad educativa porque eres diverso. No lo van a decir asĆ­, van a decir ā€˜no tenemos espacio fĆ­sico’ o ā€˜no tenemos cupo’. Hay esta forma sutil de generar esta violencia y es una de las formas mĆ”s perversas de violenciaā€, observa.

Uno de los pedidos de la defensa al Ministerio de Educación fue la suspensión de la docente porque se considera que hay un riesgo de que ejerza presión en los estudiantes durante las investigaciones. En la demanda, se adjuntó un CD con un vĆ­deo en el que la profesora se dirige a un curso para -precisa el documento- amenazar a los alumnos con la intención de que no hablen de ella en el caso.

El video no muestra a la docente porque fue grabado sigilosamente por un estudiante. La mayor parte del tiempo se ve la espalda de quien estĆ” sentado en un pupitre en un aula de clases. Entre el natural bullicio de un colegio (hasta se puede escuchar a una persona tomando asistencia) se cuela la voz de una mujer que se dirige a estudiantes con frases como ā€œno pueden difamar a una personaā€, ā€œsi hago una contrademandaā€ o ā€œtengo abogadosā€.

El Ministerio de Educación, en respuesta a un pedido de entrevista de edición cientonce, indicó que la docente se encuentra alejada de la institución educativa como parte de las medidas de protección mientras se lleva a cabo la investigación.

La cartera de Estado aclaró, ademĆ”s, que se trata de una investigación en curso y que se estĆ”n tomando todas las medidas necesarias para esclarecer los hechos.

Dentro de este proceso, el colegio reportó que Roxana no habĆ­a informado sobre el acoso escolar que sufrĆ­a su hijo y el DECE no cuenta con ningĆŗn reporte, sostiene el ministerio en una de sus respuestas a este medio, pese a que Roxana acudió en cinco ocasiones a la unidad educativa.

ā€œElla fue a manifestar que era una profesora que lo trataba mal, a quien correspondĆ­a y quien tenĆ­a la obligación legal de activar protocolos era al colegio. No pueden exonerarse en que Roxana no puso una denuncia porque finalmente ella es un usuario que no tiene que conocer los protocolos, ellos sĆ­ā€, seƱala Angus.

***

El Ćŗltimo encuentro que Roxana mantuvo con la profesora de MatemĆ”ticas y la tutora del curso fue el 31 de enero, un dĆ­a antes de la muerte de Rick. Habló con ellas porque una compaƱera de su hijo le habĆ­a comentado que lo trataba mal.

Esto se menciona en la denuncia, pero en el comedor de su casa Roxana cuenta mÔs detalles sobre las motivaciones de esa reunión.

Aproximadamente una semana antes, ella pasó por Rick al colegio. No acostumbraba a recogerlo después de clases por sus otras ocupaciones, pero ese día pudo hacerlo.

Rick salió enojado, cuenta Roxana. Le preguntó quĆ© le sucedĆ­a y respondió ā€œnada, nadaā€. ā€œEntonces, se acerca una compaƱera y me dice ā€˜seƱora, la profesora de matemĆ”ticas se le carga muchoā€™ā€.

Tras despedirse de ella, preguntó a Rick por quĆ© no le habĆ­a contado, pero Ć©l dijo que su compaƱera estaba exagerando. Roxana decidió igual hablar con la profesora. Incluso el mismo dĆ­a de la reunión, antes de salir de casa, su hijo le pidió que no acuda al colegio. 

Rick ya no le estaba contando a su mamĆ” las situaciones hostiles que vivĆ­a en el colegio. Roxana se ha enterado de otras mĆ”s por chats que le han facilitado las compaƱeras de su hijo.

En una nota de voz de casi 20 segundos por Instagram, Ć©l le cuenta a una amiga que en una ocasión le echaron un balde de agua. ā€œYo ya querĆ­a llorar, esta vez sĆ­ me enojĆ© porque fueron muy bruscos conmigoā€, le confiesa Rick a su amiga.

Roxana recuerda que ese dĆ­a hubo una fiesta de espuma por el Ćŗltimo dĆ­a de clases de tercer bachillerato, en el mismo mes de enero. Llegó mojado y golpeado, recuerda.

Cuando le preguntó por quĆ© llegaba asĆ­, Rick no le contó lo que precisó a su amiga en la breve nota de voz. Le dijo que no habĆ­a visto quiĆ©n lo golpeó y que todos habĆ­an salido asĆ­. ā€œLo minimizaba, decĆ­a que hasta una compaƱera tambiĆ©n salió golpeadaā€, lamenta Roxana.

En diciembre, hubo otro evento estudiantil sobre el que Rick tampoco le contó a su mamĆ”. Roxana se enteró el mes pasado por redes sociales. En la cuenta de Instagram del colegio, hay un reel que fue subido el pasado 24 de diciembre, con el mensaje ā€œFeliz Navidad y Feliz AƱo Nuevoā€, en que aparecen fotografĆ­as de estudiantes varones con globos bajo sus camisetas y pantalones con los que buscan adquirir una silueta femenina exagerada. En una de ellas, afirma Roxana, aparecen compaƱeros de curso de Rick.

ā€œMi hijo ese dĆ­a (del evento) vino un poco molestoā€, seƱala. Solo le dijo que la fiesta estuvo ā€œaburridaā€. Roxana comenta que incluso dĆ­as antes Rick habĆ­a expresado su deseo de no acudir el dĆ­a de la fiesta, pero luego no tuvo opción porque debĆ­a participar en una actividad obligatoria.

Rick no dijo nada mÔs. No contó a Roxana sobre esa actividad que el mismo colegio posteó. Sí le llevó un poco de comida de la fiesta, como solía hacer cuando había festejos en la unidad educativa o cuando salía con sus amigas.

Estas parodias, asociadas a la costumbre de ā€œlas viudasā€ en el paĆ­s, pueden ser tomadas como un agravio por un adolescente homosexual, considera Edgar Zúñiga, de la Red Ecuatoriana de PsicologĆ­a por la Diversidad LGBTI.

ā€œEs una cosa muy comĆŗn en fin de aƱo todo el tema de las viudas, todo el tema de la sĆ”tira a la figura femenina, a las identidades feminizadas, y es lógico que aquellas personas que estĆ”n en una proceso de exploración vean eso como una burlaā€, explica.

Aunque aclara que el video es reflejo de un problema estructural, considera que el colegio estĆ” incumpliendo con ofrecer espacios seguros para estudiantes de las diversidades sexogenĆ©ricas.

ā€œSi alguien posteó eso y lo estĆ” poniendo como algo que representa a la unidad educativa, significa que hay una cero conciencia de la violencia LGBTIfóbica en ese espacioā€.

La “GuĆ­a de orientaciones tĆ©cnicas para prevenir y combatir la discriminación por diversidad sexual e identidad de gĆ©nero en el sistema educativo” recomienda que en las instituciones se desarrollen actividades de sensibilización sobre la discriminación y violencias contra personas LGBTQ. 

Este medio consultó al Ministerio de Educación si en el colegio se implementan las recomendaciones del documento, pero la institución no lo precisó. Su respuesta fue: ā€œEl Ministerio de Educación se encuentra analizando y levantando información sobre este caso y las acciones de prevención y abordaje que ha realizado la institución educativaā€.

Una respuesta evasiva en un contexto en que la ministra de Educación, AlegrĆ­a Crespo, ha mostrado su abierta oposición a temas de gĆ©nero y diversidades en las instituciones educativas.

En un vĆ­deo, publicado semanas atrĆ”s, anunció que el ministerio ha iniciado un proceso de revisión y fortalecimiento de los protocolos para prevenir y abordar vulneraciones de derechos en las aulas, pero a la vez seƱaló que no se implementarĆ” ā€œninguna acción basada en ideologĆ­as de gĆ©neroā€ ni habrĆ” ā€œimposición de agendas ideológicasā€.

Estos tĆ©rminos son usados de manera despectiva por sectores antiderechos para oponerse al reconocimiento de derechos de mujeres y personas LGBTQ.

Este anuncio se dio tras la sentencia de la Corte Constitucional que dispone al Ministerio de Eduación elaborar un protocolo para acompaƱar los procesos de transición de gĆ©nero en escuelas y colegios.

El caso que estudió la Corte fue el de una niƱa trans cuya escuela no tomó las medidas para respetar su identidad de gĆ©nero. En el desarrollo de la sentencia, entre otros puntos, precisa que ā€œla finalidad de la educación no se reduce a garantizar Ćŗnicamente la adquisición de conocimientos, sino tambiĆ©n se orienta al pleno desarrollo de la personalidad, y al ejercicio de otros derechos humanosā€.

*** 

La Ćŗltima conversación que Rick tuvo con su mamĆ” sobre temas del colegio fue un dĆ­a antes de su muerte. Le comentó que tenĆ­a que presentar el siguiente lunes un proyecto en la materia de MatemĆ”ticas y el cuaderno de FilosofĆ­a. Roxana lo sabĆ­a, pues habĆ­a hablado con los profesores de ambas materias. 

Hablaron cuando Rick regresó del colegio, en las conversaciones diarias que mantenĆ­an y en las que tambiĆ©n hacĆ­an bromas, o hablaban de su gata Meche.

Ese dĆ­a, por la mente de Roxana ya pasó cambiar a su hijo a otra institución educativa para cursar el tercer aƱo de Bachillerato. Le faltaba solo un aƱo para terminar sus estudios secundarios y perseguir su sueƱo de ser actor.

Pero al dĆ­a siguiente, el sĆ”bado 1 de febrero, Rick se suicidó en su dormitorio, aproximadamente a las 16:00. No dejó ninguna nota, pero su madre asegura que el bullying mató a su hijo.

A la media hora de su deceso, en un grupo de WhatsApp del curso de Rick, Roxana cuenta que llegaron mensajes como ā€œĀæYa estĆ” muerto Rick?ā€, ā€œjajajajaā€, ā€œque conteste aunque estĆ© muertoā€ā€¦ En ese momento, ella tenĆ­a su telĆ©fono, que estĆ” ahora en manos de FiscalĆ­a.

En otro grupo de WhastApp de otro curso al que tuvo acceso Roxana, en un chat al dĆ­a siguiente del fallecimiento de Rick, se lee la pregunta ā€œcomo que un pelado de segundo murió ??ā€. La primera respuesta fue: ā€œSi. El marinconcitoā€.

El dĆ­a de la velación de su hijo, acudieron la rectora, inspectora y tutora del colegio, cuenta Roxana. ā€œAhĆ­ les dije que nunca me ayudaron y que voy a hacer justiciaā€.

Hasta el momento, ademĆ”s de la investigación en el colegio por parte del Ministerio de Educación, el Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos instaló una mesa interinstitucional para el seguimiento del caso, mientras que FiscalĆ­a ha ordenado versiones, pericias y requerimientos de información, precisa la defensa de la familia.

Roxana busca justicia por el hijo a quien en cada cumpleaƱos le compraba una torta para celebrar en casa. A quien abrazaba en las fotografĆ­as que se tomaban juntos. A quien en una ocasión descubrió que, de la mesada que le entregaba, destinaba dinero para comprarle dulces.

ā€œSe me fue mi hijo, se me fue todo. Me quedĆ© sin mi compaƱero que me daba alientoā€.

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