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Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador busca dar refugio a personas LGBTQ
Comunidad Santa Marta es albergue


SAN SALVADOR, El Salvador ā La Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador (IAES) siempre se ha caracterizado por ser una iglesia inclusiva y de puertas abiertas, desde la creación del Ministerio de Diversidad Sexual en el aƱo 2009, el cual es una pastoral que reĆŗne tanto a personas LGBTQ como tambiĆ©n aliados de la misma comunidad, volviĆ©ndose un espacio en el que todas y todos pueden vivir su fe, libres de discriminación. Ahora la IAES comienza una nueva Pastoral de la Solidaridad, llamada Comunidad Santa Marta, la cual tiene como objetivo brindar refugio, acompaƱamiento personal y pastoral, a personas LGBTQ que han sido expulsadas de sus hogares o se han visto forzadas a realizar migración interna.
En su experiencia pastoral, la IAES ha conocido las realidades que enfrentan las personas LGBTQ, que por motivo de su orientación sexual, identidad y expresión de género son discriminadas en todos los Ômbitos de su vida, dando inicio a una cadena de exclusión desde sus hogares y afectando su desarrollo pleno. Es asà como desde la oficina diocesana Dignidad y Justicia, crean este proyecto; pues dicha oficina tiene como objetivo principal, generar condiciones de prevención de la exclusión social, para el acceso a los derechos humanos, disminuyendo la violencia social y migración de las familias en la creación de comunidades de fe con tejido social.
āTrabajar en un proyecto como ‘Santa Marta o Pastoral de solidaridad’, es responder a las necesidades humanas, especialmente cuando hay tanta injusticia, pobreza y desigualdadā, expresó al Washington Blade el obispo de la IAES, Rvdmo. Juan David Alvarado.
āQueremos dar una respuesta a las personas LGBT que han sido expulsadas de sus hogares o que se encuentran en peligro, ofreciĆ©ndoles un espacio temporal, mientras ellas buscan solución o desarrollan un plan de respuesta personalā, agrega el obispo. āEl nombre de Comunidad Santa Marta es recordar en el Evangelio cuando JesĆŗs va en camino y llega a la casa de Marta y MarĆa, hermanas y amigas de JesĆŗs, quienes dan acogida y acompaƱamientoā.
La IAES tiene muchas expectativas de este proyecto, pues siempre se han mostrado aliados de la sociedad civil y en sobre todo de las poblaciones históricamente excluidas y vulnerables, el coordinador de la oficina de Dignidad y Justicia dentro de la IAES, Edwin Guardado, expresa que la āilusiónā con este proyecto es que la iglesia sea un modelo de atención y acompaƱamiento pastoral en el tema de refugios a personas LGBTQ en condiciones de vulneración de derechos humanos.
āEl que la Iglesia cuente con la experiencia del Ministerio de Diversidad Sexual, es clave para el impulso de la Comunidad de acogida Santa Marta, que estarĆ” ubicada en el departamento de Santa Ana, en la Iglesia San Rafael ArcĆ”ngel, en donde el Rvdo. GermĆ”n López es su rectorā, menciona al Blade Guardado.
āLa IAES, al acoger en su misión pastoral, el trabajo con población LGBTI, no solo cumple con el bĆ”sico de nuestras sociedades contemporĆ”neas que es no discriminar, sino cumple con el mandato de nuestro seƱor Jesucristoā, expresó Guardado.
Se pretende que en este refugio, las personas se resguarden en las instalaciones hasta un mĆ”ximo de 15 dĆas, en los cuales se establecerĆ” una rutina de vida para ellas y ellos, se les proveerĆ” de alimentación y servicios bĆ”sicos durante ese tiempo. RecibirĆ”n el apoyo necesario para la bĆŗsqueda de reinstalación con sus redes de apoyo social o familiar.
āSe espera a mediano plazo, con el seguimiento que se le pueda dar, poder apoyarles ya sea a terminar estudios con alguna modalidad flexible del Ministerio de Educación, tambiĆ©n a desarrollar habilidad en tĆ©rminos de emprendimiento en alianzas con diferentes instituciones u organizaciones LGBTIā, declaró al Blade Cruz Torres, coordinador del Ministerio de Diversidad Sexual de la IAES.
Torres agrega que esperan que el Ministerio de Diversidad Sexual abra un capĆtulo con las personas que reciban en la Comunidad Santa Marta y ayudar tambiĆ©n con el acompaƱamiento pastoral de las mismas.
La IAES en una alianza con Cristosal, organización para la defensa de los derechos humanos, buscarĆ” la transferencia de conocimientos y experiencia en el tema de protocolos de atención psicosocial, jurĆdica, protocolos sobre estudio de casos, esto con el fin de capacitar al grupo diocesano que estarĆ” a cargo de las gestiones y planificaciones para la ejecución de la pastoral.
Con este proyecto la IAES deja de manifiesto el cumplimiento de su misión.
āNo comprendo a las iglesias que se llaman cristianas, con una posición muy cerrada sobre el tema de la población LGBTI, porque el Evangelio de JesĆŗs nos invita a anunciar la buena nueva, que es la instauración del Reino de JesĆŗs y ese Reino es justicia, paz, amor y verdadā, expresó Alvarado. āEn otras palabras el Evangelio es construir una humanidad mĆ”s justa, con equidad, donde los valores nos lleven a una paz integralā.
Finalmente, Alvarado externa que las iglesias que condenan a las personas LGBTQ no estĆ”n construyendo el Reino de Dios, āposiblemente estĆ”n construyendo su propio reinoā. Por lo que hace un llamado a que todas y todos deben formarse o educarse en el tema, para comenzar a fomentar el amor en lugar del odio.
El Salvador
El Salvador conmemora el 17M bajo un clima de miedo y retroceso en derechos LGBTQ
Activistas denunciaron al gobierno de Nayib Bukele

El 17 de mayo se conmemora a nivel mundial el DĆa Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, recordando la eliminación de la homosexualidad como enfermedad mental por parte de la Organización Mundial de la Salud en 1990. Sin embargo, esta fecha tambiĆ©n se ha convertido en un espacio de denuncia ante la violencia estructural e institucional que sigue afectando a la población LGBTQ en muchos paĆses, incluido El Salvador.
Este aƱo, la marcha conmemorativa del 17 de mayo en San Salvador fue mƔs reducida que en ocasiones anteriores. Decenas de personas se reunieron para alzar su voz a pesar del temor creciente entre quienes integran la diversidad sexual y de gƩnero.
Las amenazas no son nuevas, pero sà mÔs frecuentes en el contexto actual.
Activistas, colectivas y organizaciones de derechos humanos denuncian que el gobierno de Nayib Bukele ha profundizado un discurso y una prÔctica anti-derechos. Para muchas de estas personas, la visibilidad se ha vuelto sinónimo de riesgo.
Desde la Asociación ASPIDH, Valeria MejĆa, coordinadora de monitoreo y evaluación, expresó que āa inicios de 2025, el presidente Nayib Bukele y su gobierno oficializaron una postura anti-derechos, profundizando las amenazas estructurales contra los derechos humanos en El Salvadorā. Alegan que esto ha generado retrocesos concretos para la comunidad LGBTQ.
Mónica HernÔndez, directora ejecutiva de ASPIDH, ha sido enfÔtica en sus declaraciones.
āSe estĆ” silenciando a las organizaciones defensoras de derechos humanos a travĆ©s de amenazas o restricciones legalesā, afirmó. Y exigió al gobierno restituir los mecanismos que protegĆan a la población diversa.
Una de las luchas históricas aún sin respuesta es la aprobación de una ley de identidad de género. Actualmente, las personas trans no pueden modificar su nombre y género en sus documentos legales, lo que las expone a tratos humillantes en hospitales, centros educativos, juzgados y otras instituciones públicas.
La falta de una legislación que apoye a las personas trans sobre su identidad de género sigue siendo una afectación, por lo que sufren discriminación institucionalizada, en hospitales, centros educativos, juzgados, entre otros, donde suelen enfrentar trato discriminatorio o negación de servicios por no coincidir su identidad de género con sus documentos legales, mencionó una vocera de la Mesa por Una Ley de Identidad.
En la marcha de este año, las calles no se llenaron como en otras ocasiones. El miedo a la criminalización fue evidente.
āLos agentes del CAM me dijeron que con este rĆ©gimen me podĆan acusar de ser pandillera solo por ser trans y andar tatuadaā, declaró una participante, temblorosa, al Washington Blade.
A pesar del temor, hubo presencia. Algunas organizaciones de base y colectivos de clase trabajadora mostraron su solidaridad. Entre ellas, el Movimiento por la Defensa de los Derechos Humanos de la Clase Trabajadora, quienes acompaƱan el caso de Carolina Escobar, una mujer trans despedida injustamente del ISDEMU.
Escobar tambiƩn estuvo en la marcha.
āHay que permanecer unidas las minorĆas, yo estoy acĆ” a pesar de que he sufrido persecución por parte de la PolicĆa Nacional Civil, por dar seguimiento a los casos de despidos injustificados del ISDEMUā, comentó.
La analista polĆtica y activista Bessy RĆos de la organización De La Mano Contigo no se mostró optimista con el panorama.
āHay que prepararse para el peor de los escenarios y crear redes de apoyo entre nosotrosā, recalcó durante la jornada conmemorativa.
La colectiva feminista también acompañó la marcha y compartió con otros colectivos mensajes de unidad.
āEn tiempos difĆciles, es cuando debemos unirnos mĆ”sā, dijo una joven activista con una paƱoleta verde en su rostro.
La represión no solo se percibe en las calles. Desde hace meses, muchas organizaciones LGBTQ han denunciado bloqueos al financiamiento internacional que sostenĆa proyectos de apoyo, atención psicológica y asesorĆa legal. Sin esos fondos, la lucha se vuelve mĆ”s cuesta arriba.
AdemĆ”s, la anunciada Ley de Agentes Extranjeros ātodavĆa en discusiónā amenaza con imponer un impuesto del 30 por ciento a las donaciones provenientes del extranjero. Esto pondrĆa en jaque a decenas de ONG que trabajan directamente con poblaciones vulnerables, incluida la diversidad sexual.
La consigna en esta fecha ha sido clara: la lucha no se detiene. Incluso con menos recursos y bajo amenazas, quienes se organizaron para conmemorar el 17 de mayo lo hicieron con la firme convicción de que los derechos humanos no se negocian.
Desde las pancartas hasta las intervenciones pĆŗblicas, el mensaje fue contundente: el Estado salvadoreƱo debe cesar toda forma de discriminación hacia las personas LGBTQ y garantizar polĆticas inclusivas que aseguren su acceso a la salud, la educación, la justicia y el empleo.
En cada paso, se entretejĆa el recuerdo de quienes ya no estĆ”n, y el deseo ferviente de un futuro distinto.
āMarchamos por quienes no pudieron llegar hoy, por quienes tienen miedo, por quienes ya no estĆ”n. Seguiremos exigiendo respeto y dignidadā, expresó una activista.

La Joven Cuba se publicó esta nota en su sitio web el 12 de mayo
Por NORGE ESPINOSA MENDOZA | En el calendario cubano, mayo es un mes cargado de fechas singulares y mĆŗltiples celebraciones. Desde su primer dĆa, marcado por el tradicional desfile que recuerda a los mĆ”rtires de Chicago como tributo a los trabajadores del mundo, pasando por el DĆa de las Madres, el DĆa Internacional de los Museos y el DĆa de Ćfrica, entre muchas otras fechas. Se trata de una agenda cargada de memorias, consignas, festejos pĆŗblicos o mĆ”s domĆ©sticos que se concentran en esas cinco semanas.
La incorporación a todo ello del reconocimiento en nuestro paĆs del 17 de mayo como DĆa Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia removió ese panorama, sobre todo porque se trata de la misma fecha en la que se celebra el DĆa del Campesino y la Reforma Agraria. Entre las diversas reacciones que desencadenó todo ello, sirva como ejemplo del estupor con el que parte de la población cubana reaccionó, este fragmento de las dĆ©cimas humorĆsticas creadas por Ćngel RĆ”miz, muy popular gracias a su personaje El Cabo Pantera:
«Que esto no es chisme ni brete
y me da genio, compay,
Ā”con tantos dĆas que hay
escoger el 17!
Quiero que se me respete,
se me dé una explicación:
ĀæEse dĆa mis amistades
me dicen felicidades
por guajiro o maricón?»
La elección de ese dĆa molestó, irritó, generó controversias, en las cuales algunos rememoraron que para el calendario nacional ese dĆa fue distinguido en favor del campesinado por conmemorarse en tal fecha el asesinato de Niceto PĆ©rez, en 1946. La supuesta contradicción entre la imagen del campesino viril, lĆder y sĆmbolo del trabajador agrĆcola, fue un detonante que no hallaba justificación ni siquiera en el hecho de que se trataba de resaltar desde nuestro paĆs algo fijado internacionalmente por la Organización Mundial de la Salud.
Como seƱala la nota que presenta en el Decimerón esos versos de Ćngel RĆ”miz, no faltó quien rebautizara al 17 de mayo, en tono despectivo pero tambiĆ©n desde los lĆmites de nuestro incontenible choteo, como DĆa del Maricón. Y mĆ”s allĆ” de esa anĆ©cdota, hacer memoria sobre este asunto nos permite recalibrar las tensiones que, entre consignas, mitos, Ć©pica y sexualidad, han marcado la aparición, visibilidad o invisibilidad de las llamadas minorĆas que tambiĆ©n componen el entramado social del paĆs, asĆ sea al borde o en los mĆ”rgenes de la historia oficial.
En esos territorios opacos, borrosos, ambiguos, a los que solo en fechas recientes se ha empezado a mirar y estudiar sin los prejuicios que sigue padeciendo la mirada de regla y cartabón de la narrativa oficial, aĆŗn perduran incomodidades, interrogantes y tabĆŗes, que cada vez que nos acercamos al 17 de mayo resucitan o recobran interĆ©s en las agendas y los debates acerca de polĆtica, historia, sexualidad y cuerpo nacional. Un cuerpo que ha aprendido a saberse diverso, no solo porque desde esas agendas se le brinde tal posibilidad, sino porque las condiciones extremas a las que ha sobrevivido le han permitido hallar sus propias armas y herramientas para tal hazaƱa.
La memoria de los cuerpos disidentes
La historia de los cuerpos sexuados ha ido emergiendo lentamente ante nosotros, gracias al empeƱo de investigadores, historiadores, activistas, artistas, y finalmente, gracias a la irrupción de esas voluntades y biografĆas en los espacios gubernamentales donde por aƱos se pensó Ćŗnicamente desde el prisma heteronormativo y patriarcal, que tambiĆ©n fue abrazado por la Revolución.
Las normativas y la preocupación por el deslinde de esos cuerpos, por las prĆ”cticas no re/productivas ni de ganancia inmediata para la nueva causa, estallaron desde el inicio. Es el elemento que dispara sus dardos lo mismo contra los cuerpos negros y mulatos que se divierten la madrugada del puerto habanero durante los pocos minutos del documental PMĀ (cuya censura en 1961 provocó lasĀ Palabras a los intelectuales), que contra los pasajes eróticos deĀ El mundo alucinante, la novela que presentó Reinaldo Arenas al concurso de la UNEAC en 1967, y que no solo no ganó al premio, sino que aĆŗn no ha sido publicada en Cuba. Ese recelo tambiĆ©n fue el que activó las redadas en la Rampa habanera, la Noche de las Tres P en 1961, o las expulsiones de las universidades y escuelas de arte de aquellos que vivĆan una sexualidad disidente en la misma dĆ©cada.
El I Congreso de Educación y Cultura formalizó ese rechazo, en 1971, y aseguró durante los aƱos 70 un periodo de oscurecimiento y pobreza en numerosos espacios de la vida nacional durante el decenio. Esos recelos volvieron a aflorar durante los dĆas del Mariel y la Embajada de PerĆŗ: declararse lesbiana u homosexual (el tĆ©rmino gay no era frecuente en el habla cubana de esos dĆas aĆŗn) era una especie de salvoconducto inmediato para quienes querĆan abandonar el paĆs rumbo a los Estados Unidos, a pesar de la amenaza de golpiza, o tener que avanzar a travĆ©s de una muchedumbre que gritaba ofensas homofóbicas con la misma intensidad con la que lanzaba huevos podridos contra esos Ā«desafectosĀ». La memoria tarda en sanar. La memoria del cuerpo tambiĆ©n tiene su propio canal de biografĆas.
La memoria tarda en sanar. La memoria del cuerpo tambiĆ©n tiene su propio canal de biografĆas.
Esas memorias han demorado en aƱadirse a la narrativa que repasa esos acontecimientos. Los libros y testimonios que en su mayorĆa dan fe de esos rechazos y traumas comenzaron a aparecer fuera de Cuba, ya en los 80, y la llegada de la generación de los marielitos a Estados Unidos de AmĆ©rica abrió una brecha de información que dio pie a volĆŗmenes y documentales (Improper Conduct, de 1984, sigue siendo el mĆ”s famoso y debatido), y que desde nuestro aparato partidista se leyó o denunció como una maniobra difamatoria contra la Revolución.
Ha sido un proceso arduo, doloroso, en el que las zonas de apertura o la desaparición de leyes que criminalizaban la homosexualidad y la existencia de Ā«seres extravagantesĀ», fluctuaba entre perĆodos de flexibilidad intermitentes y la insistencia en recordar que el cuerpo revolucionario de ese Hombre Nuevo imaginado por Ernesto ChĆ© Guevara era, sobre todo, un cuerpo impenetrable.
De la marginación al «activismo oficial»
A fines de esa dĆ©cada, en el albor mismo de los aƱos 90, una nueva generación de artistas habĆa empezado a quebrar esas nociones tan rĆgidas, y mediante el quehacer de poetas, narradores, teatristas y figuras de la plĆ”stica, el valor de lo ambiguo, de la duda, de la necesidad de saltar sobre vetos y censuras, asĆ como la posibilidad de que los cuerpos fueran celebrados mĆ”s allĆ” de las campaƱas de la zafra, las misiones internacionalistas, y otras imĆ”genes aprobadas por el discurso oficial, consiguió hacer mĆ”s respirable al paĆs para aquellas personas que habĆan tenido que reprimir palabras y gestos a fin de evitar la estigmatización que, en no pocos casos, incluĆa el no poder optar por determinadas carreras universitarias o puestos de trabajo.
En 1989 se crea, precisamente, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), derivado del Grupo Nacional de Trabajo de Educación Sexual, fundado a instancias de la Federación de Mujeres Cubanas, en 1974. Durante esos Ćŗltimos aƱos de la dĆ©cada, el rostro del doctor Celestino Lajonchere y de la doctora alemana Monika Krause se habĆan ido abriendo paso en programas televisivos y en otros medios, como principales voceros de la campaƱa de educación sexual que en sus primeros momentos estaba mĆ”s enfocada en la instrucción acerca del uso de mĆ©todos anticonceptivos o la prevención del embarazo en edad adolescente, hasta llegar al gran tema tabĆŗ que era el homosexualismo.
La publicación de libros como En defensa del amor y ĀæPiensas ya en el amor? convirtieron a esos tĆtulos en best-sellers, confirmando la necesidad de una variante menos anticuada, pacata y moralizante de la sexualidad, que vino acompaƱada por otros materiales y pelĆculas (como Siete pecas, el filme de Hermann Zschoche sobre el amor juvenil que incluĆa una feliz escena de desnudos de la pareja protagónica, producido en la RepĆŗblica DemocrĆ”tica Alemana en 1978) que apuntaban a un relajamiento y mejor comprensión de estos asuntos en nuestra cotidianidad. Los aƱos 90 fueron de dureza inimaginada hasta entonces, tras la caĆda del Socialismo del Este. En ese nuevo Ć”mbito de carencias, Cuba se tuvo que reinventar. Y sus cuerpos tambiĆ©n lo hicieron.
Los aƱos 90 fueron de dureza inimaginada hasta entonces, tras la caĆda del Socialismo del Este. En ese nuevo Ć”mbito de carencias, Cuba se tuvo que reinventar.
En mayo de 2008, el CENESEX sale definitivamente del clóset. La institución, ya bajo la dirección de Mariela Castro EspĆn, lanza ese aƱo su segunda celebración del DĆa Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, con una campaƱa de alcance nacional que va mĆ”s allĆ” de los muros de su sede en el Vedado, e inunda la Rampa y el Pabellón Cuba en un acontecimiento sin precedentes.
Las reacciones fueron también diversas y apasionadas, incluidas esas que pensaron que se le arrebataba al campesinado su fecha mÔs importante. Pero se comenzó ahà a naturalizar un concepto que sin dudas relocalizó al homosexual, a la lesbiana, a las personas trans, a los pacientes de VIH/Sida y a todo ese conjunto de cuerpos diversos en el imaginario nacional.
Lo que habĆan logrado poco a poco los artistas y creadores, desde los primero cuentos y poemas sobre el asunto y luego Senel Paz con Ā«El lobo, el bosque y el hombre nuevoĀ» y su versión cinematogrĆ”fica: Fresa y chocolate, hasta los atrevimientos de Ramón Silverio y su Centro Cultural El Mejunje (en Santa Clara), obtenĆa otro nivel de legitimidad otorgado por el peso polĆtico del linaje de la directora del CENESEX, y el apoyo logrado por ella de diversas entidades e instituciones para gestar lo que en aquel 17 de mayo apareció en los titulares no solo de Cuba, sino en numerosas partes del mundo.
De ese paso de avance, podĆa esperarse mĆ”s. Y en cierta medida, con discusiones, aperturas, tibiezas y desafĆos, eso fue lo que la comunidad cubana LGBTIQ del paĆs vivió, dentro y fuera de los mĆ”rgenes del CENESEX, hasta mayo de 2019, cuando lo conseguido y lo aĆŗn por lograr se estremeció, se detuvo, y desde mi perspectiva, no ha logrado conciliar sus extremos tras lo ocurrido aquel 11 de mayo.
Los silencios del presente
A seis aƱos de aquella marcha convocada por los activistas LGBTIQ de Cuba como respuesta a la suspensión de la Conga por la Diversidad āversión reducida del Gay Pride que el CENESEX desde el 2008 habĆa implantado como un pequeƱo desfile a lo largo de varias cuadras de la Rampaā estoy leyendo el libro que el investigador y activista puertorriqueƱo Wilfred Labiosa publicó en 2024 bajo el tĆtulo La Revolución LGBT en Cuba, aparecido por el sello Deletrea en Estados Unidos de AmĆ©rica.
Ese dĆa, el 11 de mayo de 2019, no existe en tal volumen, a pesar de que su autor reconoce en su epĆlogo que lo culminó Ā«sentado junto a la ventana de uno de los nuevos hoteles de La HabanaĀ», en mayo de 2022. En el prólogo, firmado por Camilo GarcĆa López-Trigo y Alberto Roque, ligados en un determinado momento al CENESEX, tampoco puede localizarse esa fecha.
Pareciera que, como afirmĆ© hace un par de aƱos, ese dĆa nunca existió, a la manera en que Dulce MarĆa Loynaz hablaba de otra fecha en uno de sus poemas. Pero sĆ existió, sucedió. Y curiosamente, la ausencia en un libro como este, que se supone una guĆa para quien quiera conocer el devenir de las personas LGBTIQ en la historia de Cuba, lo hace mucho mĆ”s visible.
Pareciera que, como afirmĆ© hace un par de aƱos, ese dĆa nunca existió, a la manera en que Dulce MarĆa Loynaz hablaba de otra fecha en uno de sus poemas.
El volumen de Labiosa, quien ha visitado nuestro paĆs con el auspicio y beneplĆ”cito del CENESEX, es su carta de agradecimiento a esta institución. Desde la propia narrativa de blanqueamiento a conveniencia de ciertos aspectos de esa lĆnea histórica que pretende abordar, anula la existencia de libros previos e investigaciones que lo preceden para evitar enumerar conflictos y tensiones que sĆ han evidenciado otros estudios sobre el tema como los realizados por VĆctor Fowler, JesĆŗs J. Barquet, Alberto Abreu, JesĆŗs Jambrina, Francisco MorĆ”n, Yoandy Cabrera, Mabel Cuesta, y otros investigadores como JosĆ© Quiroga, Carlos Espinosa, RubĆ©n RĆos Ćvila o Daniel Balderston.
El tĆtulo se trata de una elección cuidadosa y suspicaz que elimina referentes, se ahorra citar ciertos autores y anĆ©cdotas, y asĆ como se extiende en tratar de explicar quĆ© fueron las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, adelantĆ”ndole al CENESEX la investigación prometida sobre esos campos de trabajo forzado en los que fueron recluidos entre 1965 y 1968 homosexuales, disidentes polĆticos y religiosos.
Lo esbozado se limita a un mapa que incluye no pocos agujeros negros, a fin de que otras probabilidades de activismos gestados fuera de esa institución sean al menos mencionados en este libro: una visión edulcorada y suavizante que recuerda la del documental En marcha con Mariela Castro, producido por HBO durante el breve idilio entre Cuba y Estados Unidos durante la administración Obama.
No hay aquĆ mención, digamos, de lo que revelaron los nĆŗmeros de la revista Mariel, de la cual fue parte Reinaldo Arenas, o de un libro como Gays under Cuban Revolution, publicado por Young Allen en 1981 y que cuenta con traducción al espaƱol de 1984. Asegura no haber encontrado libros sobre las UMAPS, aunque existan varios sobre el tema: desde la novela Un ciervo herido, de FĆ©lix Luis Viera o La mueca de la paloma negra, de Jorge Ronet, hasta otros como La UMAP. El gulag castrista, de Enrique Ros (2004), o por supuesto, El cuerpo nunca olvida, de Abel Sierra Madero, el estudio mĆ”s amplio sobre ese doloroso asunto, aparecido en 2022 por el sello Rialta Ediciones. Del mismo autor, Labiosa cita un artĆculo, pero no Del otro lado del espejo, ganador del Premio Casa de las AmĆ©ricas en 2006, que cubre zonas de las que asegura tampoco halló referencias.
A partir de ello, Labiosa asegura que su libro Ā«es Ćŗnico, en la medida en que se enfoca Ćŗnicamente en la comunidad LGBT viviendo en Cuba desde su fundación, durante la Revolución y bajo el liderato de los hermanos CastroĀ». Asegura de inmediato que Ā«muchos (tal vez todos) los libros y proyectos anteriores han tratado la homosexualidad como datos secundarios en entrevistas, o con aquellos que huyeron de Cuba y viven en EspaƱa o en los Estados Unidos, especĆficamente en Nueva Jersey o la FloridaĀ». Al parecer no se detuvo, en la redacción de este libro que es parte de su investigación acadĆ©mica, en lo que como testimonio directo de su experiencia en la Isla apuntó, por ejemplo, Ernesto Cardenal sobre estos asuntos en las pĆ”ginas de su muy conocido libro En Cuba, fechado en 1974.
Tal afirmación hubiera sido creĆble a mediados o fines de los 80. Ya no. De entonces a acĆ” han aparecido testimonios, libros, artĆculos y documentales que amplĆan ese circuito de referencias, que Labiosa desconoce o prefiere eludir. Habla de Fresa y chocolate, y de documentales como Mariposas en el andamio y Gay Cuba, pero ignora otros documentales previos, como No porque lo diga Fidel Castro (1988), el primero acerca de estos asuntos que produjo la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los BaƱos, o En busca de un espacio, estrenado en 1993, o los de Lizette Vila en ese periodo.
El encomiable trabajo de Ramón Silverio en El Mejunje ocupa aquĆ todo un capĆtulo, pero mĆ”s allĆ” de las simpatĆas de ese gestor cultural y comunitario, otros espacios y creadores tambiĆ©n han hecho su obra, contra viento y marea, para incluir esas temĆ”ticas y discusiones, no pocas veces enfrentado censura y recelos que culminaron empujĆ”ndolos al exilio, no simplemente Ā«huyendoĀ» de Cuba.
Labiosa desconoce o prefiere no comprometerse, y Ā«olvidaĀ» eventos, exposiciones, proyectos, obras teatrales, la rehabilitación de autores como Lezama o PiƱera y Arrufat, poemas, cuentos, antologĆas ya imprescindibles en este tipo de repaso. Habla de la aparición en Cuba del VIH Sida y de la reclusión a la que fueron sometidos sus primeros pacientes, pero no da referencia acerca de los soldados internacionalistas que trajeron de regreso el virus, historia revelada en obras como el filme El acompaƱante (Pavel Giroud, 2015) o en libros de Miguel Ćngel Fraga.
Labiosa desconoce o prefiere no comprometerse, y Ā«olvidaĀ» eventos, exposiciones, proyectos, obras teatrales, la rehabilitación de autores como Lezama o PiƱera y Arrufat, poemas, cuentos, antologĆas ya imprescindibles en este tipo de repaso.
Varias de sus afirmaciones no vienen de pruebas documentales o referencias precisas, acerca de la cĆ©lebre canción Ā«SiboneyĀ», asegura, por ejemplo: Ā«compuesta por Ernesto Lecuona se considera como una de las primeras sobre amor gayĀ», aƱadiendo que esa fue la Ā«canción principalĀ» de Esther Borja, como si Ā«Damisela encantadoraĀ» jamĆ”s hubiese existido en el repertorio de dicha cantante, en el que fue su imborrable carta de presentación. Menciona ademĆ”s a Pablo MilanĆ©s por su canción Ā«El pecado originalĀ», a Amaury PĆ©rez y a Silvio RodrĆguez pero no a iconos como Bola de Nieve, Luis Carbonell, Sara GonzĆ”lez o Teresita FernĆ”ndez.
Alineado a la narrativa del CENESEX, el libro de Labiosa, participante frecuente en las Jornadas de esa entidad, elude hablar del 11 de mayo de 2019, pero menciona de paso las manifestaciones de julio de 2021: Ā«Curiosamente, miembros de la comunidad LGBT participaron en las protestas contra el gobierno cubano liderado por Miguel DĆaz-Canel, en el verano de 2021, donde fueron encarceladas cientos de personas, muchas de las cuales siguen en prisiónĀ». Y se apresura en aclarar: Ā«Las manifestaciones, que se llevaron a cabo en Estados Unidos, Europa y Cuba, fueron organizadas y subvencionadas por personas que residen fuera de Cuba. Los participantes ondearon banderas del orgullo LGBT y varios lĆderes llamaron la atención de noticieros de todo el mundo, pero no representan la totalidad y complejidad del movimiento LGBT en la patriaĀ».
Labiosa, a quien conocĆ en La Habana durante una de esas visitas, trata de simplificar la dimensión de lo ocurrido en 2021 mediante una comparación poco feliz con las protestas y represalias sufridas por quienes salieron a las calles durante los dĆas del Black Lives Matter. El asunto es mucho mĆ”s complicado y exige ir mĆ”s allĆ” en su anĆ”lisis, tal y como dije a quienes intentaron etiquetar a lo sucedido en mayo del 2019 como un Ā«Stonewall a la cubanaĀ».
El asunto es mucho mÔs complicado y exige ir mÔs allÔ en su anÔlisis, tal y como dije a quienes intentaron etiquetar a lo sucedido en mayo del 2019 como un «Stonewall a la cubana».
Haciendo algunos ajustes mĆnimos, Labiosa apela a la misma narrativa que ante las cĆ”maras de la Mesa Redonda del 13 de mayo de 2019 empleó Mariela Castro, junto a otros representantes del CENESEX para inferiorizar y demeritar a quienes bajaron desde el Parque Central hasta Malecón, movilizados por el simple anhelo de no perder el espacio pĆŗblico, el de la calle, tan simbólico en nuestro paĆs, y que el propio CENESEX habĆa ganado en su salida del clóset.
La intervención de la policĆa, la violencia de ese momento, la detención de varios activistas a los que ni siquiera se les permitió llegar a ese punto de convocatoria (el mismo en el cual, el 1 de mayo de 1995, marchamos algunos con la Rainbow Flag junto a activistas norteamericanos, para total sorpresa de los dirigentes que no nos esperaban en tal acto), y la salida posterior del paĆs de algunos a los cuales ese cerco los llevó a esa decisión tan dolorosa, es parte de un momento que no puede invisibilizarse porque sĆ[9].
A seis aƱos de ese 11 de mayo, sigo sintiendo que algo se quebró ahĆ que no ha podido resolverse en diĆ”logos posteriores, ni siquiera con la aprobación del matrimonio igualitario en Cuba. Bastó ese momento, frente al malecón, para desencadenar varios sĆntomas: la comunidad LGBTIQ, tan preterida y silenciada, podĆa organizarse en una aparición de ese tipo sin la anuencia oficial; el espacio de la calle podĆa, de pronto, ser un canal de otras demandas y sĆmbolos.
En el libro de Labiosa, que intenta incluso reducir a un diagrama de power point el complejo proceso de lo que han vivido las personas LGBTIQ de Cuba, agradezco la aparición de algunos testimonios, porque insisto en creer que eso es lo que mĆ”s necesitamos: reconocer las voces de los otros, de las otras personas que han vivido en su biografĆa estos aƱos de un modo Ćntimo, con su dosis individual de Ć©pica, a despecho de quienes no les consideran parte de un modelo de vida donde la ideologĆa y la moral pretenden limitar los derechos del cuerpo y el deseo.
Ello no aparece en su libro, donde hay testimonios de quienes se reconozcan como parte de ese nĆŗcleo de personas, pero no de quienes trabajan y crean fuera de los lĆmites de la institución a la que Ć©l halaga sin recatos. Fiel al tĆtulo de su libro, como si parafraseara al vuelo las cĆ©lebres Palabras a los intelectuales, este es un repaso en tono generalmente didĆ”ctico a la idea de Ā«Dentro de la Revolución LGBT en Cuba todo, fuera de la Revolución LGBT en Cuba, nadaĀ». Aunque ya sabemos que la frase literal pronunciada en la Biblioteca Nacional, no es exactamente esa.
En una lĆnea, su autor afirma algo con lo cual, al menos, estoy de acuerdo: Ā«El futuro de la comunidad LGBT en Cuba es inciertoĀ». Pero podemos decir eso acerca de muchas otras zonas de la sociedad cubana. Por encima de la disidencia o la normatividad del deseo, la pregunta que Cuba tiene ahora mismo ante sĆ y toda su sociedad incluye esa incertidumbre. Las loas a la directiva del Cenesex, escritas desde la comodidad del nuevo hotel donde se hospeda el autor, no logran disimular esas tensiones que hoy nos acompaƱan.
Recordar este dĆa no es insistir en la herida abierta, en el momento incómodo, ni en la maniobra de hacerle el trabajo a ninguno de los extremos aquĆ enfrentados. La memoria dicta su propia noción de historia y sobrevivencia, y genera su propio activismo de cuerpos y recuerdos. En mi calendario personal, el 11 de mayo contiene numerosos significados y sobre todo, muchos nombres. Los de quienes me han acompaƱado en el activismo desde que aparecieron mis primeros textos y desde esa comunidad me hicieron sentir menos solo, hasta los de quienes, mĆ”s allĆ” de acuerdos y disensos, han jugado roles importantes en el rostro mĆŗltiple que ahora somos, y que tras ese 2019, el 2021, la pandemia y tantas nociones de la crisis interna y externa, multiplican estos ecos en las Cubas del mundo. En esa incertidumbre, recuerdo y vivo. Esa es la batalla. De la memoria, la del presente. Y la de nuestro futuro.
Norge Espinosa Mendoza es poeta, crĆtico y dramaturgo. Asesor teatral de la compaƱĆa El PĆŗblico desde hace 20 aƱos. Editor de las memorias del coreógrafo Ramiro Guerra y coautor del volumen dedicado a los Premios Nacionales de Teatro, que aĆŗn esperan por papel y tinta para ver la luz.
El Salvador
Artistas drag marchan por derechos laborales, visibilidad LGBTQ en El Salvador
Lady Drag y Wila la Icónica participaron en el desfile del 1 de mayo

Dos artistas drag desfilaron este 1 de mayo por las principales calles de San Salvador como parte del recorrido de la marcha del DĆa Internacional del Trabajo, visibilizando realidades en la vulneración de los derechos humanos. La presencia de Lady Drag y Wila la Icónica destacó en medio de una movilización que, si bien contó con diversos sectores sindicales y sociales, registró escasa participación de organizaciones LGBTQ.
Con vestuarios llamativos y maquillaje escénico, las artistas se integraron a la marcha junto a otras expresiones ciudadanas. Durante todo el recorrido, desde el Parque CuscatlÔn hasta el Monumento al Divino Salvador del Mundo, ambas realizaron un performance que buscó denunciar el desempleo, la precarización laboral y la exclusión de las diversidades sexuales y de género en el Ômbito laboral.
āEl Salvador necesita reformas no solamente en el código de trabajo, sino que tambiĆ©n reformas en el sistema educativoā, expresó Lady Drag. āO sea, que nuestras autoridades tambiĆ©n velen porque se nos respetenā, agregó refiriĆ©ndose a la población LGBTQ.
El performance incluyó desplazamientos performativos en donde el artista Wila la Icónica, rompió una constitución de la RepĆŗblica de El Salvador. La representación culminó en El Salvador del Mundo, donde las artistas realizaron una pose simbólica frente al monumento, emulando una escena inspirada en āLa Piedadā, como acto de denuncia y resistencia.
La participación de ambas artistas se produjo en un contexto de creciente precarización laboral para las personas LGBTQ en El Salvador, tambiĆ©n en memoria de los detenidos injustamente por el rĆ©gimen de excepción y como sus madres sufren por las negligencias del sistema. TambiĆ©n mencionaron ser una pronunciación por los aumentos a las AFP y a la canasta bĆ”sica ya que se avecina el aumento al salario mĆnimo.
De acuerdo con informes de organizaciones de derechos humanos, el sector LGBTQ enfrenta barreras estructurales para el acceso a empleos dignos, asà como altos niveles de discriminación y violencia.
āSiempre hay ataques de intimidación, yo he sido vĆctima de ataques de intimidación de este gobierno, ataques de amenaza por hacer lo que hago y, sin embargo, no me han logrado doblegar y no me van a lograr doblegarā, concluyó Lady Drag.
Pocas propuestas, mucha propaganda: crĆticas al gobierno marcan la jornada
La marcha del 1 de mayo no solo fue escenario de demandas laborales, sino tambiĆ©n de fuertes crĆticas al gobierno del presidente Nayib Bukele.
Diversos sectores denunciaron la falta de propuestas efectivas para atender el desempleo, la informalidad y la precarización del trabajo en El Salvador, especialmente en sectores vulnerables. Al igual que los despidos masivos que se han realizado en entidades gubernamentales.
Aunque el paĆs ha registrado una aparente estabilidad macroeconómica, organizaciones sociales aseguran que esta no se traduce en mejoras reales para la mayorĆa de la población.
āEl gobierno presume crecimiento, pero en las comunidades la gente sigue sin empleo, sin acceso a salud y sin garantĆas laborales. Lo que hay es mĆ”s propaganda que solucionesā, manifestó activista de Resistencia Popular.
SegĆŗn datos del Banco Central de Reserva, mĆ”s del 60 por ciento de la población económicamente activa se encuentra en el sector informal, una cifra que ha variado poco en los Ćŗltimos aƱos. Activistas seƱalan que, en vez de generar polĆticas de empleo inclusivo, el Ejecutivo ha priorizado megaproyectos como Bitcoin City o la promoción del turismo, sin garantizar condiciones laborales dignas en esos sectores.
La ausencia de una propuesta concreta para atender las desigualdades laborales fue uno de los puntos mƔs seƱalados durante la marcha.
āEl gobierno habla de seguridad, pero guarda silencio ante el hambre, la migración forzada por falta de empleo y la discriminación laboralā, reclamó un representante sindical del sector docente.
Asimismo, existieron muchas crĆticas sobre las medidas estatales que continĆŗan ignorando las violencias estructurales que enfrentan las mujeres y las personas de la diversidad sexual, muchas de las cuales sobreviven en economĆas informales, trabajos de cuidado no remunerados o el arte callejero como Ćŗltimo recurso.
Visibilidad fragmentada: la diversidad sexual marchó sin acompañamiento colectivo
A diferencia de aƱos anteriores, la presencia organizada de personas LGBTQ fue escasa en la marcha del DĆa del Trabajo de 2025. Aunque la representación artĆstica de āLa Piedadā logró captar la atención de centenares de personas durante el recorrido, no hubo una participación masiva de colectivos LGBTQ como bloque articulado.
Nicola ChÔvez, parte del equipo de AMATE El Salvador, mencionó que participar en esta marcha para AMATE implica poner temas de la población LGBTQ sobre la palestra de discusiones sobre condiciones laborales en El Salvador.
āNuestra población generalmente tiene trabajos sumamente precarizados, sufren de bajos niveles de escolaridadā, comentó.

ChÔvez también asegura que para las personas que tienen expresiones de género diferentes a la norma u orientaciones sexuales diferente a la norma, es urgente que existan leyes de protección laboral y asà las pocas personas que puedan entrar a un empleo mÔs formal, no tengan que pasar por estas experiencias de no ser contratadas por su expresión de género o ser despedidas por lo mismo.
El decreto 56, fue un decreto emblemĆ”tico que es mencionado siempre por activistas LGBTQ, ya que fue la primera vez que se tuvo la oportunidad de tener algĆŗn respaldo jurĆdico contra la discriminación en el Ć”mbito laboral que lastimosamente solo tenĆa cobertura en el sector pĆŗblico, con empleados de gobierno.
Por su parte, una activista independiente de la diversidad sexual, que prefirió no revelar su nombre por razones de seguridad, lamentó la fragmentación actual del movimiento LGBTQ en El Salvador.
āEstamos en un contexto polĆtico donde las organizaciones tienen miedo o estĆ”n cooptadas. Hay silencio, no hay propuestas, no hay diĆ”logo. La comunidad diversa estĆ” siendo relegada tambiĆ©n desde dentroā, seƱaló.
Ambas voces coinciden en que, hay mucho trabajo pendiente por hacer en favor de una población históricamente excluida, preocupa la situación en un paĆs donde los discursos oficialistas y religiosos aĆŗn promueven la discriminación y la invisibilidad de las realidades LGBTQ en las agendas pĆŗblicas.
La marcha del 1 de mayo volvió a ser un espacio donde convergieron mĆŗltiples voces, cuerpos y luchas. Desde sindicatos históricos hasta organizaciones estudiantiles, pasando por expresiones artĆsticas y personas independientes, la movilización dejó claro que las calles siguen siendo un escenario vital para demandar justicia social.
Aunque marcada por ausencias, como la escasa participación visible de colectivos LGBTQ, la marcha demostró que existen ganas de seguir alzando la voz, aunque sea desde distintas formas de expresión. Ya sea a través de pancartas, consignas o performances, las y los participantes coincidieron en una demanda central: respeto a los derechos laborales, condiciones dignas de trabajo y una vida libre de explotación.
En un contexto donde se criminaliza la protesta, se debilita la negociación colectiva y se precariza el empleo, el DĆa Internacional de las y los Trabajadores no fue solo una conmemoración, sino una reafirmación de que la lucha continĆŗa. Una lucha plural, creativa y persistente que no se detendrĆ” hasta que cada persona trabajadora, sin importar su identidad o condición, pueda vivir con dignidad.