Noticias en Español
Mujer trans salvadoreña publica su primer libro
Amalia Leiva escribió ‘Corona para los condenados’

SAN SALVADOR, El Salvador — El 26 de julio en se dio la clausura del Proceso Soy Autor, Soy Autora; un proceso que se dio dentro del Proyecto Derechos y Dignidad, en el cual Counterpart International, Partners El Salvador y ConTextos llevaron esta iniciativa de cooperación cuyo objetivo principal es fortalecer los sistemas de protección de los derechos humanos, dando como resultado un El Salvador cada vez más tolerante, justo y equitativo.
Esta iniciativa del apoyo a nuevos escritores fue liderada en su mayoría por la creatividad del equipo de ConTextos, en el cual se dio el espacio a juventudes de diferentes municipios del país, que principalmente trabajaran el tema de defensa de derechos humanos.
“El objetivo era poder visibilizar sus historias, las historias de sus barrios, las historias de sus familias y de sus municipios”, comentó Florentín Meléndez, director técnico del Proyecto Derechos y Dignidad, en el acto de clausura de este proceso.
Además, con este ejercicio se promovieron espacio de diálogo con los participantes, conociendo entre ellos y ellas sus realidades. Participantes entre los cuales, destacó Amalia Leiva, una mujer trans activista, que retrató su realidad en “Corona para los condenados”.
Dicho libro es una memoria ilustrada de su vida, “desde los 14 años que llegué a las calles, hasta que salí de ellas había una serie de patrones que se repetían; todas las personas tenemos nuestra propia lucha”, expresó Leiva.
Leiva durante una entrevista con el Washington Blade explica que narra de acuerdo con sus vivencias, que todo ser humano está expuesto de alguna manera a un tipo de violencia, esto sin importar quienes seamos, por ello el título de su primer libro hace referencia a aquellas personas que la pasan aún peor que cada uno de nosotros.
“’Corona para los condenados’ habla de que todas las personas estamos condenados a una rutina que repetimos y que puede seamos incapaces de romper”, asegura Leiva.

Explicó además que la portada del libro, que son dos reyes de ajedrez luchando, hace referencia a una frase de Sor Juana Inés de Cruz, que habla sobre como “los opuestos contrarios siempre resaltan más, sobre todo si el negro se pone junto al blanco”, pues afirma que siempre habrá una persona que se sienta superior a nosotros y querrá pasar por encima.
La historia del libro se basa en sus vivencias desde el año 2010 al año 2019, alegó que fue un trabajo difícil, pues a las mujeres trans se les dice que son “putas, burras, tontas, callejeras, pinta cabellos, estilistas, pone uñas, pero jamás escritoras”, palabras que habían causado un hartazgo en Leiva, por eso decidió escribir este libro.
“Estaba un tantito encabronada… y hoy puedo ser todo eso que la sociedad dice, pero también escribo y con eso me doy por servida”, aseguró Leiva.
También expresó que su libro no es apto para enamorados, pues tiende a romper muchos corazones; esto lo dejó claro en la frase “la vida no es para los cobardes y si algo aprendí en esos inicios, es que a muchos ciegos no nos gustan los sordos”.
Esa frase de acuerdo con Leiva, hace alegoría que muchas veces el ser humano a lo largo de la vida es ciego y sordo ante algunas situaciones, todo como un mecanismo de supervivencia se ignora lo que pasa alrededor.
Agregó que el momento de la escritura del libro, fue una experiencia similar a los gatos cuando se ven en un espejo… “asustada y a la defensiva”, pues asegura que peleó con ella misma. Esto debido a que no estaba acostumbrada a hablar de ella, siempre ha prestado su voz para hablar por muchos.
‘Oficialmente soy escritora… fui censurada’
La obra representó todo un conflicto para la nueva escritora, pero de acuerdo con sus palabras, esto mismo le permitió derribar estructuras en ella misma. Fue escrito por ella misma pero revisado por ConTexto.
“Oficialmente puedo decir que soy escritora, porque fui censurada, hubo una parte en la obra donde hacía una crítica social a la iglesia evangélica y me dijeron que no se podía poner eso”, comentó Leiva.
Para solventar la censura, la escritora añadió que tuve que hacer una metáfora para poder hacer comentario al respecto, como el libro es con ilustraciones, decidió también añadir imágenes de víboras para hacer referencia a lo que se quería referir.
“El principal reto es el miedo a que te lean, como también esa sensación de renegar y no querer hablar de ti”, comenta Leiva.
A través de “Corona para los condenados”, Leiva quiso expresar a las nuevas generaciones que la población de mujeres trans ya no solo se encuentra en las calles, ahora también estarán en libros.
La novela completa de 58 páginas espera pueda ser publicada más adelante, pues esta versión compartida con el proceso de Soy Autor, Soy Autora; de acuerdo con Leiva es solo un pequeño acercamiento en una memoria ilustrada, pues se sabe que las personas conectan bastante con las imágenes y por ello se trabajó esta primicia de 30 páginas.
En dichas páginas se espera encontrar plasmada la vida de una activista y defensora trans, que representa a toda una generación que tuve que salir de casa y sobrevivir en las calles.
“Estamos felices por permitirnos acompañar este proceso y por la confianza, de estos procesos también nos llevamos mensajes significativos”, expresó Daysie Díaz, facilitadora de ConTextos.
Un espacio seguro para escribir
Entre los 11 autores y autoras también estaba Fátima Peñate del Colectivo Espacios Seguros, que presentó su libro, “Vida en Libertad”, trata sobre el proceso de aceptación de mi pansexualidad y lo importante que es reconocernos tal y como somos; quizás muchas veces tenemos muchas dudas y no está mal, pues es parte del proceso”, comenta Peñate.
De la misma manera expresó que el título es lo más positivo del libro, pues el mismo es un poco triste, a pesar de ello no le costó expresarse y como algunas cosas la han hecho sentir, por las mismas libertades que ha experimentado dentro de su colectivo. “Lo más difícil fue lograr que se entendiera para otras personas”, agrega Peñate.

Por su parte Leiva siempre tuvo la inquietud de escribir, pues expresa que comenzó escribiendo poemas, por lo cual en la novela que se ha lanzado, decidió incluir un homenaje a todas las personas que ha perdido a lo largo de su vida y las ha plasmado dentro de la novela, este poema se titula “Tormenta de Neptuno”.
“Luego de todo esto viene ‘El Suchitlan’, una colección de 37 poemas, que son homenaje a mis raíces en Suchitoto y también como un rescate a la memoria histórica, pues habla sobre todo de las raíces”, cuenta de manera inédita Leiva.
Además, agrega que dicha colección se destacará por la variedad de escritos que incluirá, pues estos estarán dedicados tanto para un árbol, como también a una ruptura amorosa. “No quiero en un futuro me pase lo que le pasó a Claudia Lars, la sociedad debe tener memoria y apreciar el arte, por eso la quiero reivindicar de alguna manera”, finaliza Leiva.
El Salvador
La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador
Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

SAN SALVADOR, El Salvador — El reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.
Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes.
“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.
A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.
A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.
Visibilidad como resistencia
La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.
Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.
La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.
Arte, fe y rebeldía
Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote.
“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.
Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual.
“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.
La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

Una lucha que persiste
Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos.
“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.
Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”
El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.
“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”
Rumbo al futuro
Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.
Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.
La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.
Colombia
Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans
Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.
La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.
Detractores hablan de ‘imposición ideológica
Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.
El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.
¿Qué sigue para que sea ley?
La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.
Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.
Noticias en Español
¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?
El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?
En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.
Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.
Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.
En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.
Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.
¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?
¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?
No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.
Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).
Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.
También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?
La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.
Como dijo el apóstol Pablo:
“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).
Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.
Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.