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Adrián Pose, el pastor cubano que ‘cura’ la homosexualidad y recarga los celulares

‘He hecho par de liberaciones a homosexuales’

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“Hay muchos demonios en este país”, dice el pastor Adrián Pose. En un templo protestante de La Habana, Pose asegura que, gracias al Espírito Santo, él cura a los enfermos, regenera úteros infértiles y expulsa el demonio de la homosexualidad de los cuerpos. (Foto por Alejandro Trujillo Valdés/Tremenda Nota)

Nota del editor: Tremenda Nota es el medio colaborador del Washington Blade en Cuba. Esta nota salió en su sitio web el 22 de abril.

LA HABANA — Parados frente a sus butacas, unos 100 feligreses escuchan al pastor habanero Adrián Pose mientras agitan el cuerpo violentamente. Algunos jadean con los ojos cerrados, otros dan brincos, giran sobre sí mismos, y elevan las manos al cielo. Enérgico, el pastor grita desde el estrado “¡Fuego! ¡Fuego! Ahora mismo fuera de aquí, demonios” y el movimiento de los cristianos, sobre los bancos, se vuelve más intenso. Después de casi tres horas de culto, el calor adentro del templo Casa de Gloria, en Marianao, La Habana, se hace insoportable.

Los líderes del grupo evangélico, que van y vienen entre los fieles, portan unas sábanas blancas para envolver a “los poseídos”. Una vez que encuentran los cuerpos ocupados por el demonio, los cubren y conducen hasta la parte delantera. En una línea frente al estrado están formados un chico joven y delgado, una anciana con evidentes secuelas de la quimioterapia, y una mujer que anhela “curar” la discapacidad intelectual de su hija pequeña.

En el salón algunos fieles convulsionan, pero la más afectada parece ser una chica muy joven, de cabello recogido y ojos saltones, que acudió por primera vez a Casa de Gloria. Con la vista perdida, le tiembla el cuerpo entero.

La voz del pastor se escucha más fuerte cuando se acerca a la muchacha: “¡En nombre de Jesús yo te salvo ¡En el nombre de Jesús!”, le grita. El sudor empapa la cara de la chica mientras la pastora le pone la mano sobre el abdomen. La joven “poseída” se tira de rodillas al piso y da gritos de espanto, chillidos punzantes que retumban por toda la iglesia. Adrián se acerca: “Sal de ese cuerpo, demonio fornicador”, ordena, y de repente la chica se desploma.

Dos mujeres a Casa de Gloria en La Habana (Foto por Alejandro Trujillo Valdés/Tremenda Nota)

“En nuestros cultos la gente cae como muerta. Echan espuma por la boca, convulsionan. Es por la opresión y liberación de demonios –explica Pose–. Hay muchos en este país”.

Dice él que, por culpa de los abortos y la práctica de religiones afrocubanas, la Isla está “poseída”.

“Los demonios se alimentan de los fetos. Al permitir el asesinato de manera legal y gratuita estamos dándole más poder a estas criaturas del infierno. Los cristianos tenemos que luchar porque regulen el aborto en Cuba”.

Pose explica que hay tres niveles de influencia demoníaca: opresión, demonización y posesión. Para él y sus seguidores son estos seres quienes nos conducen a las tentaciones, enfermedades y adicciones. Por supuesto, también aseguran que los demonios vuelven homosexuales a las personas y las someten a la fornicación.

Y a los demonios, Adrián Pose los expulsa.

“He hecho par de liberaciones a homosexuales. Nosotros no los rechazamos en nuestro templo. Solo queremos introducirles el fuego de Dios y liberar sus ataduras, curarlos”.

Cuando el pastor menciona a un «par de homosexuales» se refiere al Faraón, un mulato de cejas finas y pelo teñido a quien exorcizó en su templo un tiempo atrás –el video aún circula en el paquete–. El otro chico gay “curado” es Alain Maykel, uno de los miembros más activos del culto.

Hoy está casado con una mujer cristiana, trabaja como dulcero y acompaña a Pose cuando viaja a otras provincias a predicar. “Yo era jinetero –confiesa Alain Maykel– porque necesitaba el dinero y porque me gustaba darle placer a otros hombres. El pastor me salvó de todo esa perversión que había en mí. A él debo mi cambio y por eso lo sigo con los ojos cerrados”.

Alain Maykel (Foto por Alejandro Trujillo Valdés/Tremenda Nota)

¿Quién es Adrián Pose?

Al pastor Adrián Pose el Espíritu Santo se le apareció en 2017, cuenta él mismo. Le puso la mano sobre la cabeza, lo bañó en polvo de oro y le dijo que él traería el poder sobrenatural de Dios a este país. A partir de ahí Casa de Gloria, su templo, comenzó a expandirse y sus «milagros» a multiplicarse.

Impulsados por el misterio que a veces produce lo sobrenatural pero, sobre todo, por la desesperación, hasta él han llegado cientos de personas que buscan sanidad. Algunos solo hallaron un simple espejismo y no volvieron. Otros como Ayunay Vega y su esposo aseguran que Adrián curó las corneas de su hija y ahora ellos lo siguen con vehemencia. “Un día después de que el pastor oró por la niña, sus ojos tuvieron una secreción y luego sanaron”, relatan ambos padres, sentados en la primera fila del templo.

Como carta de presentación Pose recita una sorprendente lista de milagros: “Un cáncer terminal desaparece. Sordos comienzan a escuchar. Huesos deformes que sanan. Bebés en vientres infértiles. Ovarios que resurgen”.

Adrián Pose tiene 27 años, el cabello corto, los ojos oscuros y achinados, y el cuerpo fornido. Admira a Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, y sobre todo a Donald Trump, quien es –dice– precursor de los ideales cristianos. Podría, además, decirse que es un hombre atractivo y de lujoso vestir.

A sus servicios siempre llega con elegantes camisas de puños cerrados y zapatos en combinación. Una imagen perfectamente producida, aunque a ratos se le escapen ciertos ademanes y frases de hijo de barrio. Junto a él llega su esposa, Neylis Rojas, y sus dos hijos pequeños. Él asegura que se conocieron en una iglesia de Bauta adonde ambos asistían. Ella, en cambio, no recuerda el nombre de esa iglesia y espera la aprobación de su esposo antes de contestar cada pregunta. Él tiene en su teléfono un bloc de notas donde ha apuntado algunos versículos recurrentes en sus cultos, y los revisa para contestar varias veces. Ella apenas responde con monosílabos.

Adrián Pose y su esposa Neylis Rojas (Foto por Alejandro Trujillo Valdés)

Casa de Gloria es un movimiento protestante que no pertenece a ninguna denominación cristiana en particular. Entre las 57 denominaciones evangélicas reconocidas en el país, la que dirige el pastor no está legitimada. Podría decirse que es un movimiento autónomo que ha creado el propio Pose, aunque sus principios se asemejan a las prácticas pentecostales.

Adrián toma en sus prédicas dos principios de esta teología: el Espíritu Santo sana enfermedades del “alma, la mente y el cuerpo”, porque cualquier padecimiento es originado por un “mal espiritual”; y el éxito económico es el resultado de un vínculo con Dios. A sus seguidores el pastor promete “milagros, prodigios, prosperidad y expulsión de demonios”, un eslogan que aparentemente no agradó al gobierno cubano.

En 2017 el pastor fue condenado a arresto domiciliario por “realizar reuniones y cultos prohibidos”. Hoy aclara que esa medida ya le fue retirada y puede salir del país y moverse por la Isla libremente. Una semana atrás, por ejemplo, viajó hasta Oriente para predicar sus jornadas de milagros y curaciones. Dice que allí, un hombre sordo volvió a escuchar.

“El matrimonio igualitario acabará con la especie cubana”

El templo Casa de Gloria se encuentra en el municipio habanero de Marianao. Es un viejo teatro desahuciado por la Central de Trabajadores de Cuba que el pastor alquiló porque “cada día tenía más seguidores y necesitaba un espacio más amplio”. El teatro es un hueco oscuro que huele a cerrado y a polvo. Las paredes están cubiertas de pedazos de madera y cartones húmedos. Las sillas rotas por todos lados dan un aspecto desastroso al lugar.

Cada domingo sobre las 10:00 de la mañana Adrián ofrece su servicio a los fieles de Casa de Gloria. Después del proceso de reforma constitucional –que inicialmente abría de manera rotunda el camino a la aprobación del matrimonio igualitario en la Isla–, la ideología de género y la unión entre personas del mismo sexo se convirtieron en los temas que más exorbitan los ánimos de los feligreses.

“A mis hijos en la escuela no pueden enseñarles la idiotología de degeneración” –dice el pastor para referirse a la ideología de género.

Sus interlocutores, anonadados, exclaman “Amén”. “¿Cómo a un niño varón le van a decir que está bien sentirse hembra? Asquerosos”, dice exaltado mientras su público asiente enardecido. Una mujer que carga a su bebé dibuja en su rostro una mueca de repugnancia y agrega: “Horrible”.

Adrián Pose con los fieles a Casa de Gloria (Foto por Alejandro Trujillo Valdés)

Durante el culto pueden oírse frases del pastor como: “Y ahora quieren casar a los homosexuales. ¿Qué diría Fidel de esto? Porque cuando él estaba vivo nunca permitió tal degeneración”. Luego agrega con un dejo lapidario: “No saben todas las consecuencias que tendrá eso”.

De la primera fila se levanta un señor, se voltea al público y en una ráfaga de palabras suelta, a su juicio, las posibles consecuencias: “Si los dejan casarse va a disminuir la natalidad. ¡Y eso es muy serio y peligroso! Por culpa de los gais que no quieren tener hijos se tuvo que aumentar la edad de retiro laboral en Cuba”.

Por insólito que pueda sonar, otros líderes religiosos han sostenido declaraciones semejantes. El exarzobispo de Guadalajara, sacerdote Juan Sandoval Íñiguez, en una entrevista publicada en la revista Gatopardo declaró que la homosexualidad era un “arma estratégica del primer mundo” para “reducir la población” y evitar que se consumieran “los recursos de la Tierra”. En Casa de Gloria también se enarbolan argumentos semejantes; solo que los cristianos no responsabilizan al primer mundo, sino a Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) e hija del exmandatario Raúl Castro Ruz. Según ellos, la diputada quiere presentar esas “perversiones” como “normales” y transmitirlas a los niños y niñas.

El debate en el templo no cesa. Ahora una mujer rubia y pequeña agrega que también se dispararán las infecciones de transmisión sexual (ITS) y los suicidios “porque esa gente es muy trágica”, acota Adrián. “La mayoría fueron abusados en la infancia y tienen trastornos. No son normales”, insiste él.

El señor que había alertado sobre el peligro que representan los gais para la tasa de natalidad vuelve a ponerse de pie, ahora más categórico: “Van a provocar que desaparezca la especia cubana. Yo creo que a quienes promueven el matrimonio homosexual hay que acusarlos de atentar contra la seguridad nacional”, suelta él con una certeza que asombra. Luego ya nadie agrega nada más sobre el tema. El hombre preocupado por la preservación de los cubanos es el padre de Adrián.

En su familia hoy todos son cristianos: su esposa, su hermano, su cuñada, sus padres. Algunos, incluso, trabajan con él en el templo y reciben ayudas monetarias derivadas de las donaciones de los creyentes. La mayoría de ellos siempre profesaron alguna fe, pero no siempre fueron cristianos.

Durante la mayor parte de su vida el padre de Adrián fue palero y su madre espiritista. En la casa donde viven se hacían ritos para “bajar santos” y se anunciaba el futuro a los creyentes. El propio Adrián también profesó las religiones afrocubanas hasta que con 17 años, según cuenta, aceptó a Cristo y comenzó a predicar de manera independiente. En 2016 abrió su templo tras enderezar la costilla de un niño con solo poner la mano en su abdomen y orar por él.

 Del templo al paquete (con polvo de ángel)

―Filma aquí –indica Pose a su hermano, que va acercándose con una tableta hacia una niña en el salón del culto. “Que se vea como le brillan las manos”, especifica él.

Cada domingo en su servicio, después de alabar a Dios, las personas encienden las linternas de sus celulares y se iluminan unas a otras buscando partículas brillantes sobre la piel. “Revísense y busquen el polvo de oro y piedras preciosas que lanzan los ángeles”, se le oye a Pose desde el estrado. Según él, algunos de sus fieles han llegado al templo con empastes ordinarios y han salido con oro en sus dientes.

Luego, cualquier destello sobre los cuerpos será filmado con varias cámaras. Cada acción que transcurre en el templo es grabada, editada y más tarde compartida en la sección de religión del paquete semanal. Su carpeta se llama momentos wao.

“Tuve la luz de ponerme en el paquete. Mucha gente que viene hoy al culto nos vio por ahí”.

Una mujer a Casa de Gloria (Foto por Alejandro Trujillo Valdés)

Pose disfruta sentirse conocido y mide empíricamente su rating. Cada vez que llega alguien nuevo al templo la primera pregunta del pastor será: ¿Cómo supo de la existencia de Casa de Gloria? ¿Fue por el paquete? Aunque pueda resultar inusual, Pose es un líder religioso hambriento de fama. E, incluso, no se limita al paquete semanal.

Con la creación de zonas wifi y la posibilidad de conectarse a la red de redes desde los teléfonos móviles, el acceso de los cubanos a Internet creció notablemente. Y, con ello, las redes sociales se convirtieron en una nueva plataforma de divulgación que permite traspasar los límites del templo y llegar a una mayor comunidad evangélica. Consciente de los beneficios de la tecnología Pose se creó un perfil personal en Facebook y una fan page para él y otra para Casa de Gloria. También tiene dos canales de YouTube, una cuenta en Instagram, y se encarga de repartir entre sus fieles DVDs con “milagros, señales y maravillas”.

Su presencia en las redes sociales no ha pasado inadvertida por los constantes mensajes que divulga contra el derecho al aborto, el matrimonio igualitario y la ideología de género. Sus publicaciones generan una eterna confrontación entre creyentes y “mundanos”.

Para Pose la gran crisis de moralidad que hoy golpea a Cuba pronto podría colmar la paciencia de Dios (“ya está dando señales”), y Él podría convertirnos en una nación aún más pobre e infortunada. Quizás como Haití, reflexiona él. El Pastor cree que los idólatras, las políticas que han desplazado a Dios, los homosexuales y las mujeres que abortan, son culpables del tornado que atravesó La Habana el 27 de enero de 2019, las recurrentes inundaciones costeras y el meteorito que cayó en Viñales.

Casi al final del servicio el pastor Adrián Pose pide a sus feligreses que compartan los milagros que han vivido durante la semana.

El primero en levantarse es un hombre gordo, con un pulóver a rayas y gorra sobre la cabeza, que agradece porque finalmente pudo arreglar su refrigerador. A su lado, una señora de pelo rizado cuenta que su sobrino aprobó un examen en la escuela. Luego otra mujer agradece que su dolor de columna desapareció. Y así la lista de “prodigios” se hace infinita.

Como colofón, el pastor toma el micrófono y empieza a pedir a Dios curaciones y milagros financieros. Si dice la Biblia que Jesús multiplicó panes y peces, Adrián Pose hoy pretende multiplicar acceso a “Internet, saldo y dinero”.

―Y sus celulares serán recargados. Y vendrá la prosperidad económica a sus hogares –exclama–. Podrán navegar por Internet sin dinero en la cuenta Nauta. Revisen el saldo de sus tarjetas bancarias cuando salgan, que el señor lo aumentará.

A quien no tenga cuenta, especifica Adrián, “Dios le creerá una”.

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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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