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El cantante español que no renunció a la pluma ni a los kilos de más
Enrique Ramil ha iniciado una nueva etapa de su carrera en Miami
El día que Enrique Ramil conoció a Michelle Visage, cantante y jurado de “RuPaul’s Drag Race”, marcó un antes y un después en su vida. Él cantaba en una calle de Londres cuando ella se detuvo a escucharlo y lo evaluó con esa firmeza que la caracteriza. Antes de despedirse, le dio un consejo que sería definitivo para él: “permítete dar el siguiente paso”.
Y lo próximo fue el regreso a su tierra natal, España, luego de dos años como cantante callejero en la capital de Inglaterra, donde llevaba una vida bohemia. A su regreso participó como corista en “La Voz” y “La Voz Kids” hasta que decide presentarse a “Factor X” (España) donde llega hasta las semifinales.
Ramil era ya un veterano de los concursos musicales en televisión, pues había participado con antelación en “La Batalla de los Coros” (2009), “Tú Sí Que Vales” (2010) y “Operación Triunfo” (2011). Pero no es hasta 2020 que conquista la segunda edición del show “Tierra de Talento”, ganándose la admiración del jurado y de buena parte del público español.
Sin embargo, su recorrido por los estudios de televisión no estuvo exento de comentarios ni de actitudes homofóbicas.
“Por ejemplo en el segundo show en el que estuve en España no me dejaban ni pintarme las uñas, ni maquillarme”, cuenta Ramil en entrevista exclusiva con el Washington Blade vía Zoom. “Querían que yo fuera el ‘Michael Bublé hispano’, por así decirlo y solo en la última gala me dejaron pintarme las uñas de negro”.
Ramil soportó que le dijeran en vivo en televisión nacional que debía esconder su “feminidad” para llegar al gran público o que “no tenía que ser tan evidente”, en clara referencia a su condición gay.
Por momentos, se planteó meterse de nuevo en el clóset, pero esa solución pesaba demasiado cuando se ha salido del armario a los 12 años. Al final, Ramil jamás renunció a ser él mismo: un gay con sobrepeso que le encanta maquillarse, usar joyas extravagantes e interpretar con mucho drama a las divas de la canción española, aunque eso significó el cierre de muchas puertas en ese entonces.
“También me han criticado que debo bajar de peso, pero no considero que tenga que adelgazar para triunfar. Siempre he dicho que voy a triunfar con los kilos que tenga. Si no triunfo no va a ser por los kilos ni por la pluma”, reconoció.
Ramil consideró que no encajar nunca en ningún canon preestablecido le ha dado la libertad que disfruta ahora.
“Si se cierra una puerta porque ‘tengo pluma’ es porque no era mi puerta. Ahora me he dado cuenta que el premio a no haberme modificado para encajar en un patrón ha hecho que ahora esté donde estoy, porque buscaban un ser único. Vaya que soy como un perro verde. De repente con este físico, unido a mi discurso e imagen ya soy una declaración con patas, aunque no hable. Me ven llegar y ya saben lo que hay y eso a la larga me ha venido bien”, dijo.
Ramil, 36, ha dedicado 16 años de su vida a la música. A los 20 años salió de Ares, un pueblo de 5000 habitantes en La Coruña, hacia Madrid, donde estudió canto, danza y teatro musical para perder el miedo escénico que lo saboteaba cada vez que se subía a un escenario.
Además de la formación académica, alguien más lo ayudó a vencer sus temores: Coco Mandala, una drag queen a la cual le dio vida durante cinco años. Aseguró que dejaron de temblarle las piernas porque estaba detrás del personaje.
Ramil, Coco y Jazz Kidding, una banda que los acompañaba en vivo, llenaron teatros con un repertorio de boleros, jazz, tangos y muchos otros géneros.
“Fue muy divertido”, rememora. “De esa época tengo muy buenos recuerdos, pero llegó un momento que ya había aprendido todo sobre el personaje y tampoco me veía identificado al cien por cien. Yo quería ser recordado como yo mismo el día de mañana”.
Ramil “suicidó” a Coco en un teatro de La Coruña el 20 de noviembre de 2019. En la primera parte del espectáculo cantó Coco y en la segunda Ramil tomó el mando, para darle el adiós definitivo a su otra mitad.
“En ese momento me di cuenta que estaba separando dos mundos que me gustaría que estuvieran juntos”, cuenta al Blade. “Ahí empezó mi investigación con el maquillaje, con la ropa no tan marcadamente masculina. Yo tenía la idea de que los hombres gordos tenían que vestirse como para ser invisibles, nos venden mucho eso; que no podemos usar flores, colorines o rayas, y no es real”.
Desde entonces, Ramil no es indiferente para nadie cuando se sube a un escenario y no solo por su aspecto andrógino. Sus cualidades vocales lo hacen imposible de encasillar en algún género o vertiente musical.
“Yo bebo del gospel, del jazz, del soul, del flamenco, que se nota en mi forma de cantar”, dijo. “Entonces, al final creo que se trata un poco de eso: de mezclar sin prejuicios”.
Ramil ha grabado cuatro álbumes discográficos, más de 15 videos musicales y puso su voz para la banda sonora del orgullo gay de Barcelona en 2012 con el tema believe in love (“cree en el amor”).
‘Un niño de 36 años que cumple sus sueños’
Tras su éxito en España, Ramil decide conquistar otros mercados. Como parte de un contrato con AGTE Live Entertaiment, se desplaza a Miami, donde actualmente se encuentra grabando nuevas canciones y videos.
Durante su estancia en EEUU ha colaborado con Erika Ender, Yasmil Marrufo, Ángel Pututi, Johan Morales, Juan Mari Montes, Julio César Rodríguez, Linda Briceño y Mario Cáceres, artistas que han recibido Grammys Latinos.
“Me parece una verdadera fantasía estar trabajando con toda esta gente”, dijo. “El único que no tiene Grammy soy yo. Ahora mismo soy como un niño de 36 años que ha tenido la suerte de estar cumpliendo los sueños que tenía cuando era aún más niño”.
Como parte de la internacionalización de su carrera, ha tenido un acercamiento con la cantante boricua Olga Tañón y algunas reuniones con el colombiano Juanes.
“Pronto habrán más sorpresas”, adelantó.
En esta nueva etapa de su carrera, ha estrenado los sencillos “Mentira” y “Prefiero Ser la Otra”, este último con más de dos millones de reproducciones desde su estreno en YouTube el primero de abril de este año.
Sobre este tema, que ha sido considerado por la crítica como su canción más atrevida, Ramil comentó que le pareció muy interesante ponerse en el lugar de una ama de casa, de una mujer a la cual están engañando. No quiso cambiar ni un ápice de la letra, pues su “masculinidad no es tan frágil como para estropear una obra de arte”.
La canción es un tema de señora de telenovela y eso a mí me encanta”, señaló.
De momento, el público ha recibido con agrado estas nuevas propuestas. Según declaró al Blade, pretende recopilar en un disco todos los nuevos singles que irá lanzando a medida que los proyectos por venir y las colaboraciones se materialicen.
“Estamos buscando que todo tenga el mismo concepto. Quiero que el sonido Ramil sea consistente y que el mensaje tenga una lógica, que no sean temas simplemente aislados y que lo único en común no sea que yo los cante, que haya más cosas”.
Ramil quiere en un futuro no muy lejano grabar en inglés para acercar su música al público anglosajón. Además, concentra sus esfuerzos en hacer realidad tres de sus metas profesionales: un dúo con Lady Gaga, al menos un Grammy y un concierto en un escenario gigantesco con una banda y un coro acompañándolo.
“Yo conocí a Lady Gaga cuando estaba en Londres cantando en la calle”. dijo. “Me dijo que todos éramos iguales y que si ella lo había conseguido, que era posible, que ella era tan humana como yo, que mi admiración por ella no me hiciera pensar que yo no era capaz. Todavía me emociono cuando recuerdo eso”.
De aquellos encuentros londinenses con Gaga y Visage, Ramil sacó la determinación para crecerse, pero también recuerda con picardía alguna que otra proposición “indecente” que le hicieron.
“Cuando ponía la foto con Michelle en las aplicaciones de ligar unos se mostraban admirados porque la había conocido, mientras otros me preguntaban si éramos una pareja buscando sexo juntos”, ríe. “Tuve que quitarla porque me escribía gente rara”.
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Activista trans denuncia al Estado salvadoreño ante la CIDH
Karla Guevara dice el país ha violado sus derechos
Karla Guevara, una reconocida activista por los derechos de las personas trans en El Salvador, comunicó su denuncia ante organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.
En su petición presentada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, solicita que se declare la responsabilidad internacional del Estado salvadoreño por violaciones a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención de Belém do Pará. La activista señala que estas vulneraciones han ocurrido en perjuicio de su persona, particularmente en el marco de su lucha por el reconocimiento de su identidad de género.
Desde 2019, Guevara ha enfrentado un complejo y prolongado proceso judicial para obtener el cambio de nombre y género en sus documentos oficiales, debido a la inexistencia de una ley de identidad de género en El Salvador. Actualmente, las personas trans solo pueden recurrir a los juzgados de familia para solicitar dicho reconocimiento, un camino que, como señala la activista, está plagado de obstáculos y revictimización.
“Como la primera mujer trans en El Salvador en acceder a cambiar de nombre y género en mis documentos de identidad, he luchado desde mi activismo por una Ley de Identidad de Género”, expresó Guevara en una entrevista con Washington Blade.
El proceso iniciado en el Juzgado Primero de Familia de San Salvador en diciembre de 2019 fue inicialmente declarado improponible en enero de 2020. Sin embargo, tras apelar dos veces a la Cámara de Familia, Guevara obtuvo una sentencia favorable en agosto de 2022. La resolución ordenaba el cambio de nombre y género en sus documentos de identidad y la marginación de su partida de nacimiento, pero la Alcaldía Municipal de San Salvador interpuso un amparo que ha impedido la ejecución de esta decisión durante los últimos dos años, alargando a cinco años su búsqueda de reconocimiento oficial.
Tratos discriminatorios y violencia psicológica
Durante este extenso proceso, Guevara denunció ser víctima de tratos discriminatorios y revictimizantes que han afectado su salud mental y vulnerado su integridad personal. Entre estos tratos destacan la patologización y genitalización de su identidad, el escrutinio judicial e inspección física de su cuerpo y el escepticismo constante de las autoridades sobre su femineidad y motivaciones.
“El Estado salvadoreño ha impedido y sigue impidiendo que mi persona cuente con documentos de identidad acordes con mi identidad de género, pese a que existe una sentencia firme que me reconoce este derecho”, declaró Guevara.
Estas experiencias, según la denuncia, constituyen violaciones a su integridad psíquica y violencia psicológica según la Convención de Belém do Pará. Además, Guevara argumenta que el Estado salvadoreño ha vulnerado derechos fundamentales reconocidos en la Convención Americana, como la integridad personal, la protección de la vida privada, la libertad personal, la igualdad ante la ley y las garantías judiciales, entre otros.
Acompañamiento de organizaciones sociales
La denuncia de Guevara cuenta con el respaldo de organizaciones como la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local y Synergia, quienes han apoyado su caso ante la CIDH. Estas organizaciones destacan que la falta de una Ley de Identidad de Género en El Salvador perpetúa la discriminación estructural hacia las personas trans. Además, recalcan la importancia de visibilizar casos como el de Guevara para impulsar reformas legales que garanticen el reconocimiento y la protección de los derechos de la población LGBTQ.
“Consideramos que llevar el caso a esta instancia, es la forma más eficiente y efectiva para tener este reconocimiento de las violaciones que el Estado de El Salvador cometió hacia Karla”, expresó Mirta Moragas de Synergía – IHR – Initiatives for Human Rights.
Para Alejandra Burgos de Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, es importante mostrar el apoyo a Guevara desde la Red Feminista.
“También mostramos nuestro apoyo con todas las personas trans que no tienen acceso a ser reconocidas con su nombre en este país”, agregó.
Ambas organizaciones reconocen la valentía de Guevara, como también la de muchas organizaciones en El Salvador, que han luchado contra la impunidad ante los crímenes de odio en el país.
Impacto del discurso de odio en El Salvador
El contexto nacional en materia de derechos de la población LGBTQ es preocupante, con un aumento de discursos de odio promovidos por funcionarios públicos, incluyendo al presidente, así como diputados y otras figuras políticas. Este clima hostil, según varios activistas de El Salvador, ha generado retrocesos significativos en materia de derechos humanos. Aseguran que estos discursos no solo perpetúan la violencia y la discriminación, sino que también afectan la capacidad del Estado para cumplir con sus obligaciones internacionales.
El caso de Guevara se suma a una creciente lista de denuncias contra el Estado salvadoreño por violaciones a los derechos humanos de la población LGBTQ. Organismos internacionales, como la CIDH, están llamados a evaluar esta denuncia y emitir recomendaciones que impulsen cambios estructurales en el país.
Colectivo Alejandría y otras organizaciones han instado a la comunidad internacional a presionar al gobierno salvadoreño para que adopte medidas concretas que garanticen el reconocimiento de los derechos de las personas trans, porque las evidencias de un mal proceder son claras.
“Este es un ejemplo claro de todos los desacatos del Estado salvadoreño, con órdenes judiciales estrictas y específicas”, expresa Aranza Santos de Colectivo Alejandría.
Un camino hacia la justicia
El proceso de Guevara es un recordatorio de la urgente necesidad de una legislación inclusiva en El Salvador. Su lucha es un símbolo de resistencia y esperanza para la población trans, que enfrenta diariamente barreras legales y sociales para vivir con dignidad. Con el apoyo de organizaciones diversas organizaciones que luchas por los derechos de la población LGBTQ, Guevara continúa su batalla no solo por su reconocimiento personal, sino por el derecho de toda una comunidad a ser vista, escuchada y respetada.
En un contexto marcado por retrocesos en derechos humanos, el caso de Guevara resalta la importancia de construir un país más inclusivo y justo, donde todas las personas puedan vivir libres de violencia y discriminación.
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Estudiantes de la Universidad de El Salvador reclaman respeto para la comunidad LGBTQ
23.7 por ciento de estudiantes queer de la UES han experimentado discriminación
A finales de octubre en la Universidad de El Salvador, AMATE El Salvador llevó a cabo un foro que buscaba marcar un hito en la historia de la única institución pública de educación superior en el país. Este espacio, orientado hacia la inclusión de la diversidad sexual y de género, presentó una propuesta que podría transformar el ambiente académico, eliminando barreras de discriminación y promoviendo una convivencia más justa.
El foro: “Hacia una universidad más inclusiva: Propuestas para la inclusión LGBTI+ en la UES”, tuvo como base un estudio realizado por AMATE El Salvador en 2023, titulado “Orgullo en la UES: Desafíos para la inclusión LGBT+ en la Universidad de El Salvador”. Según los hallazgos, el 23.7 por ciento de los estudiantes LGBTQ de la UES han experimentado algún tipo de discriminación. Lo preocupante es que el 72.2 por ciento de estos casos señalan a los docentes como principales perpetradores, seguidos por compañeros de estudio y personal administrativo.
Este panorama refleja una problemática sistémica que trasciende las aulas y afecta a toda la comunidad universitaria.
“Los estudiantes LGBT+ no se sienten seguros en la universidad. Creen que construir una política de inclusión sería un paso hacia la transformación”, expresó Gonzalo Montano, sociólogo y miembro de la Fundación AMATE, en una entrevista con el Washington Blade.
Otro dato relevante del estudio muestra que el 63.9 por ciento de los encuestados reportaron haber escuchado a docentes utilizar argumentos religiosos para atacar a personas de la diversidad sexual en clases. Este dato pone de manifiesto cómo las creencias personales pueden interferir en el respeto a los derechos humanos en un espacio que debería ser neutral e inclusivo.
La propuesta de AMATE El Salvador
La propuesta presentada en el foro se fundamenta en un trabajo de investigación con datos cualitativos y cuantitativos, recolectados mediante entrevistas y encuestas a estudiantes, docentes y personal administrativo de la UES.
“Es un esfuerzo construido desde las experiencias y necesidades de la comunidad universitaria”, explicó Idalia Zepeda, consultora de AMATE.
La propuesta plantea crear espacios para denunciar y atender casos de discriminación y violencia, además de prevenir crímenes de odio. También busca cambios administrativos que incluyan sensibilización y talleres formativos en temas de diversidad sexual.
“Esto ayudaría a naturalizar investigaciones sobre derechos e inclusión en el ámbito académico”, añadió Zepeda.
El desafío de implementar esta política de inclusión en la UES no puede entenderse sin considerar el contexto más amplio de El Salvador y la región.
“Hay un fuerte discurso en contra del reconocimiento de los derechos de grupos vulnerables, especialmente hacia mujeres y población LGBTI”, advirtió Montano.
Este discurso no solo proviene de sectores conservadores de la sociedad, sino también de funcionarios públicos y representantes gubernamentales, quienes han impulsado narrativas de odio y desinformación. Estas posturas afectan no solo a las comunidades LGBTQ, sino también a la capacidad de instituciones como la UES para responder de manera inclusiva.
La respuesta de la UES: avances insuficientes
Aunque recientemente la UES cuenta con un reglamento contra la violencia de género, en el que incluye a la población LGBTQ como grupo vulnerable, esta medida es percibida por AMATE como un avance insuficiente.
“Un reglamento no sustituye la necesidad de una política clara y firme sobre inclusión”, enfatizó Montano.
Por ello, la organización hace un llamado a seguir dialogando con las autoridades universitarias, así como con estudiantes y docentes. Es crucial que la UES adopte una postura contundente frente a la discriminación, manteniendo su autonomía frente a posibles influencias del gobierno actual.
El rol del Centro de Estudios de Género y la proyección social
Durante el proceso de elaboración de la propuesta, el Centro de Estudios de Género de la UES jugó un papel clave. Esta unidad ha sido un espacio que ayudó a facilitar temas relacionados con la diversidad sexual y de género, ofreciendo talleres y formación para personal docente y personal administrativo.
La Dirección de Proyección Social también fue fundamental en la recolección de datos y contactos con autoridades de alto nivel. Estas alianzas internas reflejan que hay áreas dentro de la universidad comprometidas con la inclusión, aunque aún persisten resistencias significativas.
Impacto de los discursos religiosos y conservadores
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la implementación de esta política es la influencia de valores tradicionales y discursos religiosos en el entorno universitario. Según AMATE, la falta de laicidad del Estado salvadoreño amplifica estos prejuicios.
“No se trata solo de desconocimiento, sino de una socialización de valores que dificultan la aceptación de la inclusión como un principio básico”, señaló Montano.
El foro concluyó con un llamado a la reflexión colectiva sobre el papel que debe desempeñar la UES en la promoción de los derechos humanos. AMATE enfatizó que la universidad tiene una responsabilidad ética de liderar este cambio, convirtiéndose en un espacio seguro para todos, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
AMATE y otras organizaciones seguirán trabajando para que la UES no solo adopte la política de inclusión, sino que también implemente mecanismos concretos para garantizar su efectividad. La esperanza es que este esfuerzo inspire a otras instituciones académicas en el país y la región a seguir el mismo camino.
Este foro no solo fue un espacio de denuncia, sino también de esperanza. En un país donde los derechos de las personas LGBTQ son constantemente vulnerados, la lucha por la igualdad en la educación superior representa un rayo de luz que podría transformar realidades. La inclusión no es solo un valor, es una necesidad imperativa para el progreso social.
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Victoria de Trump provoca inquietudes en población LGBTQ en El Salvador
Hay temor sobre las posibles repercusiones en la vida de migrantes
SAN SALVADOR, El Salvador — Con la reelección de Donald Trump como presidente de EEUU, han surgido preocupaciones en El Salvador sobre las posibles repercusiones en la vida de miles de migrantes salvadoreños, en particular aquellos que forman parte de la comunidad LGBTQ. El endurecimiento de las políticas migratorias y la postura conservadora de Trump en temas de derechos humanos y diversidad sexual durante su mandato anterior despiertan temores respecto a un incremento en las deportaciones y una reducción en los programas de cooperación internacional que promueven la inclusión y protección de los derechos de la población LGBTQ en El Salvador.
Esta incertidumbre también se extiende a otros ámbitos: los recortes de fondos para programas de desarrollo social y el posible cambio en las prioridades de cooperación de EEUU, que podrían afectar directamente la asistencia y apoyo en temas de derechos humanos, un área donde el país norteamericano ha jugado un rol importante en El Salvador. Líderes de organizaciones de derechos humanos, activistas y ciudadanos salvadoreños están a la expectativa de cómo el gobierno del presidente Nayib Bukele reaccionará ante estos cambios y adaptará sus políticas para no poner en riesgo la cooperación internacional que sostiene programas esenciales para las poblaciones más vulnerables del país.
La situación de los migrantes LGBTQ: entre el temor y la vulnerabilidad
Uno de los sectores más afectados por el endurecimiento de políticas migratorias durante la administración de Trump en 2016 fue el de los migrantes centroamericanos, incluyendo un importante número de salvadoreños que buscan llegar a EEUU huyendo de la violencia y discriminación por su orientación sexual o identidad de género. En El Salvador, la población LGBTQ enfrenta serios riesgos y discriminación en diversas áreas de la vida cotidiana, desde el ámbito laboral hasta la convivencia comunitaria, lo cual ha impulsado a muchos a buscar una nueva vida en el exterior.
Con la reelección de Trump, quien en su primer mandato impulsó la detención y deportación de migrantes indocumentados, el futuro para aquellos salvadoreños que pertenecen a la comunidad LGBTQ parece incierto. De acuerdo con datos recolectados por Mixed Migration Center (2024) de México, el 62 por ciento de las personas LGBTQ encuestadas que realizaron transito migratorio hacia EEUU, provenía del Triángulo Norte de Centroamérica es decir Guatemala, El Salvador y Honduras.
En 2018 también se registró un alto porcentaje de población LGBTQ migrante, huyeron de su país debido a la persecución que sufrían en sus comunidades. La política de “tolerancia cero” de Trump se tradujo en un aumento en las deportaciones y, para los migrantes LGBTQ, significó regresar a una realidad marcada por la exclusión y el temor de sufrir ataques.
Esto sin olvidar los procesos de visado y renovación de visa, a los cuales pueden enfrentarse en una proximidad activistas y personas LGBTQ en general, ante ello Mónica Hernández de ASPIDH Arcoiris Trans, muestra su inquietud.
“Trump ha mostrado en el pasado un enfoque más estricto respecto a la migración, lo cual podría endurecer los requisitos para visas y renovaciones, sobre todo en temas como la inmigración legal y programas como el TPS. Esto podría afectar también a la comunidad LGBTIQ+ y activistas, ya que su administración ha adoptado posturas conservadoras que no necesariamente priorizan la protección de estos grupos vulnerables”, menciona Hernández. “Aunque aún no es seguro, muchos temen que bajo su liderazgo se incremente el escrutinio y se limiten las oportunidades para obtener o renovar visas”.
Otros activistas, mencionaron que el temor se extiende también a las familias de migrantes LGBTQ, que dependen de las remesas que envían desde EEUU para subsistir y enfrentar sus propios retos en El Salvador. Muchos mencionaron que el gobierno de Bukele debe considerar establecer políticas de respaldo para estas familias y facilitar su acceso a programas de ayuda si el panorama se complica.
Cooperación en derechos humanos en riesgo: el impacto en las organizaciones LGBTQ
Más allá de las implicaciones migratorias, la reelección de Trump podría afectar la cooperación internacional que sostiene programas de derechos humanos en El Salvador, incluyendo aquellos que apoyan a la población LGBTQ.
Durante su primer mandato, Trump recortó fondos para organizaciones internacionales que abogan por los derechos de género y diversidad sexual. Según informes de Human Rights Watch, los EEUU bajo Trump se retiraron de varias iniciativas de apoyo a organizaciones internacionales que velan por la seguridad y derechos de poblaciones LGBTQ en América Latina.
EEUU ha sido un socio clave en la cooperación para la defensa de derechos humanos en El Salvador, proporcionando apoyo a diversas organizaciones locales y proyectos que promueven la inclusión y la no discriminación. Sin embargo, la continuación de estos programas está en duda, lo cual genera inquietud entre activistas salvadoreños y analistas políticos.
“Esa primera conversación que tiene el presidente Nayib con Trump, diciendo que dejen de estar apadrinando a través de USAID y otras agencias, a las ONGs acá en El Salvador”, Bessy Ríos, directora de De la Mano Contigo, de familiares y amigos de personas LGBTQ, señaló. “Creo que eso sí, va a tomar cartas en eso y es probable que veamos una reducción en la cooperación. A lo mejor no rápido, pero si de una manera pausada en los próximos cuatro años”.
Para muchos activistas, el ideal sería que el gobierno salvadoreño asumiera un papel más proactivo y proteger los programas en curso mediante acuerdos bilaterales de cooperación en derechos humanos. Esto sería un paso importante, pero en el imaginario que tiene el gobierno actual en que el trabajo de las ONGs solo buscan desestabilizar sus acciones, el apoyo a las mismas es algo que se ve muy lejos.
La postura de Bukele: entre la diplomacia y la necesidad de cooperación
Hasta el momento, Bukele ha mantenido una postura diplomática respecto al triunfo de Trump.
“Felicitaciones al presidente electo de los Estados Unidos de América, @realDonaldTrump”, mencionó Bukele de una manera sencilla en su cuenta de X, agregando: “Que Dios le bendiga y lo guíe”.
Para ambos mandatarios sería su segundo mandato en un país, y con respecto a la relación entre ambas naciones, muchos analistas políticos mencionan que el futuro de esta relación dependerá que la nación salvadoreña no se oponga al plan del presidente electo estadounidense sobre migración.
El analista político salvadoreño Luis Aguilar comenta que la postura de Bukele podría estar motivada por su deseo de mantener el flujo de cooperación económica de EEUU hacia El Salvador.
“Es comprensible que el presidente quiera mantener una buena relación con Trump, pues en este momento la economía salvadoreña depende en gran medida de las remesas y de la cooperación internacional. Sin embargo, no puede ignorar que existen sectores vulnerables que dependen de la ayuda internacional en temas de derechos humanos y que están preocupados por el impacto que estos cambios puedan tener en sus vidas”, explica Aguilar.
“El gobierno salvadoreño y la administración Trump probablemente tengan intereses en común en temas de seguridad y control migratorio”, expresa Hernández. “Sin embargo, puede ser una relación desafiante en términos de derechos humanos, dado que la agenda conservadora de Trump podría alinearse solo parcialmente con las prioridades del gobierno salvadoreño. Sectores de defensa y seguridad pueden beneficiarse, pero las áreas de derechos humanos, democracia y apoyo a minorías podrían no ser prioridad para ambas administraciones, lo que podría limitar la colaboración en esos ámbitos”.
Bukele ha expresado su intención de priorizar la creación de empleo y mantener la seguridad en su administración. Sin embargo, no ha abordado en profundidad las implicaciones que la administración de Trump podría tener poblaciones vulnerables como LGBTQ o los migrantes. Aunque ha dejado clara su falta de interés a tocar temas que tengan que ver con personas de orientación e identidad de género diversa. Varios líderes de la sociedad civil se mantienen atentos a que el presidente se pronuncie y demuestre su compromiso al menos en temas que tengan que ver con la migración, que afecta mucho sector de la población salvadoreña.
¿Qué sigue para los derechos LGBTQ en El Salvador?
La reelección de Trump y la posible disminución en la cooperación internacional para temas de derechos humanos representan un desafío para la comunidad LGBTQ en El Salvador. Activistas y organizaciones locales temen que, sin el apoyo de EEUU, se reduzcan los recursos para programas educativos, de salud y empleo que ayudan a mejorar las condiciones de vida de las personas LGBTQ en el país.
Además, algunos expertos advierten que el contexto político actual podría incentivar a ciertos sectores de la sociedad salvadoreña a ser menos tolerantes hacia las poblaciones minoritarias, debido a la falta de un respaldo internacional claro en temas de inclusión y derechos humanos. Esto representa un riesgo para los avances logrados en los últimos años, que aún son frágiles y se ven amenazados por la discriminación y la falta de políticas públicas específicas.
“Las organizaciones de sociedad civil debemos mantenernos vigentes y en constante denuncia, informar cualquier irregularidad que esté ocurriendo tanto con nuestra población en el país, como con población LGBTQ+ que tenemos en Estados Unidos”, menciona Ríos.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, sería vital que las organizaciones internacionales continúen ejerciendo presión para que EEUU mantenga su compromiso con el apoyo a programas en América Latina, especialmente aquellos que abordan la discriminación y violencia contra la población LGBTQ.
El triunfo de Trump ha generado incertidumbre en El Salvador, donde tanto migrantes LGBTQ como defensores de los derechos humanos temen que las políticas migratorias y de cooperación se endurezcan. La situación de los salvadoreños que buscan asilo en Estados Unidos por razones de discriminación de género o violencia se enfrenta a nuevos desafíos, y la comunidad LGBTQ en El Salvador observa con inquietud el posible recorte de fondos y recursos para programas esenciales.
De acuerdo con organizaciones de sociedad civil salvadoreña, muchos de sus contactos de personas LGBTQ con estatus irregular en el país norteamericano, “temen ser deportadas porque nunca arreglaron papeles”, lo que ha puesto a agilizar los trabajos para obtener asilo o refugio antes que Trump regrese al poder.