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¿Cómo justifica el Parlamento que el matrimonio igualitario tenga su propio referéndum?

Activistas independientes en Cuba han criticado fuerte la decisión

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Un cafetería privado en La Habana el 14 de diciembre de 2018 indica su apoyo para el matrimonio entre parejas del mismo sexo en Cuba. (Foto del Washington Blade por Michael K. Lavers)

Nota del editor: Tremenda Nota, una revista electrónica independiente, es la pareja de los Blades en Cuba. Esta nota salió originalmente en su sitio web el 22 de diciembre.

LA HABANA — La decisión más polémica fue el anuncio de un segundo referéndum, no planteado hasta ahora, que tiene un plazo de dos años y parece inspirado por los opositores del matrimonio igualitario en Cuba.

El artículo 82, relativo al matrimonio, fue discutido este jueves en el Parlamento cubano, después que su predecesor, el 68, fuera borrado del Proyecto de Constitución en la última semana.

La Asamblea Nacional del Poder Popular lo informó con un tuit publicado en la tarde del martes: “La Comisión propone diferir el concepto del matrimonio, es decir, que salga del Proyecto de la Constitución, como forma de respetar todas las opiniones”.

El comunicado provocó la protesta de numerosos activistas LGBTI+ en las redes sociales.  

“Lanzó al ruedo lo que muchas personas están interpretando como un retroceso”, dijo Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y diputada, acerca del tuit del Parlamento.

En su cuenta de Facebook, la funcionaria aseveró que el borrador de la futura Carta Magna, incluso después de suprimir el artículo 68, “borra el binarismo de género y heteronormatividad con el que estaba definido el matrimonio en la Constitución de 1976”.

Luis Ángel Adán Roble, único diputado al Parlamento cubano que se asume también activista por los derechos LGBTI+, afirmó en la sesión de del Parlamento que el nuevo texto “no es un retroceso”. Sin embargo, se declaró en contra de realizar otro referéndum para aprobar el Código de Familia.

El artículo 82, según las versiones difundidas, parece menos específico y más denso que su predecesor.

“El matrimonio es una institución social y jurídica. Es una de las formas de organización de las familias. Se funda en el libre consentimiento y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges”, dice.

Más adelante reconoce “la unión estable y singular con aptitud legal, que forme de hecho un proyecto de vida en común, que bajo las condiciones y circunstancias que señale la ley, genera los derechos y obligaciones que esta disponga”.

Lo más polémico para el activismo ha sido admitir que deberán someter este derecho a referéndum cuando se discuta el nuevo Código de Familia, según instruyen las disposiciones transitorias del Proyecto de Constitución.

“Estamos poniendo derechos de personas y de grupos más vulnerables en una posición un poco crítica a la hora de llevarlos a un referendo popular”, dijo Adán Roble.

Recordó que el Código de Trabajo, en vigor desde 2014, también fue consultado con la ciudadanía, pero su aprobación correspondió exclusivamente al Parlamento.

“Estoy pidiendo que sea simplemente llevado a consulta y después seamos nosotros, los diputados a la Asamblea Nacional, quienes aprobemos el Código de Familia”, defendió el diputado.

Raúl Alejandro Palmero, miembro de la Comisión Redactora y Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), se declaró a favor de la facultad ciudadana de decidir los derechos de las minorías en su respuesta a Adán Roble.

“Si se decide que no, se decide que no. Si se decide que sí, se decide que sí. Pero va a ser el pueblo, en última instancia, quien tome la decisión”, replicó.

Palmero dijo que borrar el artículo 68 y postergar la decisión sobre el matrimonio igualitario fue “una solución bastante inteligente”, porque no convenía “crear de este aspecto el tema central de nuestro Proyecto de Constitución”.

“Pero manteniendo el referéndum para que la gente, digamos, un poco a lo cubano, no se sintiera tampoco ʻtrampeadaʼ en este sentido”, añadió.

El activista Alberto Roque, en carta abierta a Palmero, le reprochó “ignorar la alta probabilidad de que el Código de Familia no sea refrendado por el soberano”.

En el texto aparecido en su perfil de Facebook, Roque recordó las purgas de homosexuales que organizaciones estudiantiles llevaron a cabo en las primeras décadas de la Revolución cubana.

“La garantía de los derechos humanos de las personas que por su orientación sexual e identidad de género se sitúan en estratos desventajosos de subordinación hacia una mayoría heterosexual prejuiciada es un acto de justicia en el cual usted tiene una responsabilidad ética y política”, exigió Roque a Palmero por su condición de presidente de la FEU.

“Esto fue un tema que le llegó de brusco al pueblo, fue algo chocante”, opinó por su parte Yulianne Babastro Marrón, diputada por Santiago de Cuba, durante la sesión del Parlamento del pasado jueves. Su colega Melvis Canales, de Holguín, consideró que “la Comisión no hizo más que escuchar el criterio del pueblo”.

“Esto es un derecho de minorías y el Estado ciertamente es el que tiene que defenderlo”, reconoció Yumil Rodríguez Fernández, otro miembro de la Comisión Redactora. El diputado recordó que, de haber estado sujeto a la mayoría, los derechos de afrodescendientes y mujeres tampoco habrían sido aprobados en el pasado.

No obstante, para este caso, consideró que el referéndum es la mejor opción.

“Ya la población votó, ya oímos el criterio de la población”, argumentó. “Sería como desconocer todo ese amplio proceso de consulta”.

Rodríguez Fernández admitió que la decisión de suprimir la primera versión del artículo no fue unánime, pero “ya hay que olvidarse que no hay artículo 68, ahora es el artículo 82”.

Para el diputado, la consulta popular “es reflejo de la entereza de nuestra sociedad (…) porque es cierto que el 24 por ciento estaba en contra del matrimonio”.

De las 783 mil 174 propuestas realizadas por la ciudadanía al Proyecto de Constitución, el 24.57 por ciento se refirieron al matrimonio igualitario, informó al Parlamento Homero Acosta, Secretario del Consejo de Estado, durante la sesión plenaria que clausuró la cita legislativa.

“Casi 160 mil participantes propusieron “sustituir dos personas por un hombre y una mujer”. Más de 18 mil pidieron mantener el contenido de la Constitución vigente, mientras que más de seis mil quisieron eliminar el párrafo y otros cinco mil manifestaron preocupación ante las posibilidades de la adopción y la reproducción asistida por parte de las familias homoparentales.

Acosta admitió que la metodología de la consulta deja incertidumbre porque “no se votaba a favor o no de un artículo”.

“Nunca se pidió a las personas que dieran aprobación sobre lo que estaba en el texto, por tanto siempre hay una zona de duda”, reconoció.

La falta de consenso entre los partidarios y oponentes del matrimonio igualitario, en opinión del diputado, no deja más opción que el segundo referéndum.

“Es la única fórmula democrática”, dijo. “Hay que respetar, y nosotros hemos respetado, todas las opiniones: a los que están a favor del futuro matrimonio igualitario y también a los que están en contra”.

Sin embargo, ninguno de los otros temas que generaron más comentarios durante el proceso de consulta popular será sometido a un referéndum posterior.

Teresa Amarelle Boué, Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), rebatió que la mayoría de los consultados se declarara contra el matrimonio igualitario.

“Un 24 por ciento no es mayoría, si eso fuera en un informe de funcionamiento diríamos ‘solo el 24 por ciento’”, razonó.

Amarelle Boué, al final del debate parlamentario, estableció que el ejercicio de los derechos LGBTI+, de ser reconocidos en algún momento, dependerán del actual sistema político cubano y de su estabilidad.

“Lo que si no lo podemos permitir a nadie — amenazó — es que bajo este artículo, estar o no estar de acuerdo, hagamos labor subversiva o hagamos labor en contra de la obra más justa, porque si hoy estamos abordando esto aquí es porque hace sesenta años hubo una Revolución en Cuba”.

Una de las críticas más frecuentes al Gobierno cubano ha sido su política de aislamiento y acoso a las minorías sexuales y religiosas. Esa actitud prosperó en las décadas de 1960 y 1970, cuando se crearon campos de trabajo forzado para miles de personas.

Todavía el gobierno no ha indemnizado a las víctimas ni ha pedido disculpas, a pesar de las declaraciones de Fidel Castro en 2010 al periódico La Jornada, cuando admitió no haber prestado “suficiente atención” a esas violaciones de derechos humanos.

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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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