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Dos hombres y un niño también son familia en México

Alan, Dani y Emiliano conforman 1era familia homoparental de Guanajuato

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Alan Daniel Alcántar Velázquez, izquierda, con su hijo de 4 años, Emiliano, y su esposo, Leonardo Daniel Vela Soria. (Foto cortesía de Alan Alcántar)

Desde que Alan Daniel Alcántar Velázquez y Leonardo Daniel Vela Soria contrajeron matrimonio, tres años y seis meses atrás, supieron que querían crecer, no solo como pareja, sino también como familia. Deseaban darle la oportunidad a un niño de vivir fuera de una casa hogar y anhelaban darse ellos mismos la oportunidad de probarse como padres. 

Sin embargo, el proceso para la adopción de parejas gays en México, especialmente en el estado sureño de Guanajuato, donde residen, es un derecho aún por conquistar, como mismo sucede con el matrimonio igualitario. En ese punto de la geografía mexicana las parejas del mismo sexo pueden unirse en matrimonio civil gracias a un amparo. En estos casos, la Suprema Corte da el visto bueno y ordena al Registro Civil a que lleve a cabo el casamiento.  

En referencia a la adopción, en enero del 2017, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió la tesis jurisprudencial 08/2017 titulada “Derecho a la vida familiar de las parejas del mismo sexo”. Esta respalda el derecho de las parejas LGBTQ no solo de casarse, sino también de procrear, adoptar y criar niñas y niños. 

Relativamente, todos aquellos estados que ya hayan aprobado leyes a favor del matrimonio igualitario también deberían respetar el derecho de estas parejas a adoptar. No obstante, todavía hay autoridades que le niegan estos derechos a la comunidad LGBTQ, respaldándose en los Códigos Civiles estatales.

Eso lo saben muy bien Alcántar y Vela porque lo vivieron en carne propia. Luego de dos años finalmente pudieron abrazar a Emiliano, un pequeño de cuatro años de edad que les fue dado en adopción, tras un proceso que por momentos les quitó el aliento, pero nunca la esperanza. 

El Washington Blade conversó en exclusiva con esta joven pareja, que se convirtió en la primera familia homoparental de Guanajuato.

WASHINGTON BLADE: ¿Por que se deciden a formar una familia?

ALCÁNTAR Y VELA: Desde que nos casamos teníamos la inquietud de agrandar nuestra familia y vimos la opción de adoptar. Decidimos hacerlo para darle la oportunidad a un menor de tener una familia y que tenga más oportunidades en la vida para crecer en todo los ámbitos, y para poder darnos la oportunidad de criar a un menor.

BLADE: ¿Como fue el proceso para la adopción de Emiliano?

ALCÁNTAR Y VELA: Todos los trámites los hicimos en la oficina del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Guanajuato capital. Comenzamos el proceso en febrero de 2018 y en septiembre de ese mismo año nos citaron para entregarnos un certificado de idoneidad, que afirma nuestra aptitud para adoptar hasta un par de hermanos de sexo indistinto, de cero a siete años. Estábamos súper felices con la respuesta y ahí nos dijeron que podíamos seguir el trámite de adopción.

Entregamos nuestros papeles el mismo septiembre de 2018 y nos comentaron que estaríamos en una lista de espera. En enero de 2019 nos hablan de DIF León y nos dicen que nuestro perfil empata con el de un menor. Nos propusieron conocerlo y dijimos que sí. Nos platican un poco de Emiliano y nos dan una fotografía. Nos dicen que vayamos preparando su recamara, que le compremos ropa y que tengamos todo lo que él necesita porque en abril lo conoceríamos. Un día antes de conocerlo llamamos al DIF para ponernos de acuerdo en la hora y el lugar y ahí es cuando nos dicen que la casa hogar se está portando un poco mal con ellos, que nos tenemos que esperar …

BLADE: ¿Qué sucedió exactamente?

ALCÁNTAR Y VELA: A los dos días nos dieron una cita con el DIF de León y el personal del área de adopciones nos explica que se va a detener todo el proceso, que lamentablemente somos una familia homoparental y que todas las personas se les van a venir encima y que qué les van a decir a las demás familias. Al salir hablamos con nuestros abogados y les platicamos lo que estaba pasando. Ellos se empezaron a mover legalmente aportando todas las pruebas que teníamos de que nos estaban discriminando por ser una familia homoparental. 

Esta pelea legal duró siete meses hasta que el juez dio la resolución a favor de nosotros y le dice a DIF que no tienen por qué detener el proceso, que sigamos con todo lo que ya se había hecho. Entonces se reanudó todo y nos dieron cita para ya poder conocer a Emiliano. Un día antes de conocerlo nos hablan de DIF Guanajuato, para decirnos que nos tenemos que esperar porque la casa hogar no nos quería recibir para conocer a Emiliano por ser una familia homoparental. Entonces, movieron a nuestro hijo a otra casa hogar. En noviembre de 2019 por fin lo pudimos conocer y en diciembre ya se pudo ir a nuestra casa definitivamente. En marzo de 2020 nos dieron la adopción plena, donde ya legalmente es nuestro hijo, y en abril nos entregan su acta de nacimiento ya con nuestros apellidos.

BLADE: ¿Cómo recuerdan ese primer encuentro con su hijo?

ALCÁNTAR Y VELA: El primer día que llegamos a la casa hogar estábamos nerviosos porque no sabíamos cómo iba a reaccionar. Lo llevaban cargado y en cuanto nos vio le dio un poco de risa y estaba todo avergonzado. Después estuvimos en un cuarto donde estaban los psicólogos, y comenzamos a jugar. Desde ese momento todo cambió. Parecía que nos conocíamos de hace mucho tiempo. Se desenvolvió súper bien. En los días siguientes empezó a cantar y los psicólogos estaban muy asombrados, pues nos comentaron que casi no hablaba, que esto demostraba que se sentía muy bien con nosotros.

BLADE: ¿Qué les enamoró de Emiliano?

ALCÁNTAR Y VELA: Todo. Desde el primer día que lo vimos en la foto se veía tan pequeñito y con esos ojos tan hermosos que tiene. Cuando lo vimos físicamente es indescriptible lo que sentimos. Todo en él es muy lindo. Es súper amoroso. Le gusta jugar muchísimo. Tiene un ángel muy grande, que te roba con solo verlo.

BLADE: ¿Cuanto les ha cambiado la vida luego de que viven con su hijo?

ALCÁNTAR Y VELA: Totalmente. Andamos todo el día corriendo de un lado a otro. Nos despertamos más temprano. Nuestra alimentación es más balanceada y ahora sí somos más estrictos en los tiempos de comida. En la mañana lo cuida mi esposo (Dani) y en las tardes yo, porque también los dos trabajamos. Ha sido un cambio radical, pero vale la pena. Estamos muy felices.

BLADE: ¿Qué satisfacciones e insatisfacciones les ha traído ser la primera pareja homoparental en adoptar en Guanajuato?

ALCÁNTAR Y VELA: Mucha satisfacción al ver que tanta gente nos mande mensajes diciéndonos que también quieren adoptar, que tenían miedo, pero que nosotros les damos mucha esperanza y también que te digan que somos una inspiración, que se animaron a salir del closet porque quieren tener un vida llena de alegrías, es de verdad muy hermoso. 

De insatisfacción en realidad no porque a donde hemos ido y donde nos desenvolvemos nos han felicitado por lo que hemos logrado. Probablemente sí también hay muchos mensajes de odio y que no comparten nuestra alegría, simplemente no los tomamos en cuenta. Nosotros sabemos que estamos haciendo las cosas bien, como debe ser. Sabemos quiénes somos, qué queremos, y sabemos hacia dónde vamos, y con eso nos quedamos: con todo lo bonito que estamos viviendo.

BLADE: ¿Cuales han sido los momentos más difíciles que han tenido que superar?

ALCÁNTAR Y VELA: Definitivamente la discriminación porque jamás nos había pasado algo similar. En todo nuestro entorno, en nuestro trabajo, en nuestra familia, siempre nos hemos dado a respetar y siempre hemos recibido ese respeto. Otro momento duro fue cuando sentíamos la angustia de que tal vez no podríamos ver a nuestro hijo solo por ser una familia homosexual y que el prejuicio de las personas pudiera más que lo que marca la ley.

BLADE: ¿Qué le recomendarían a las parejas que como uds desean formar una familia?

ALCÁNTAR Y VELA: Que no se dejen guiar por los prejuicios de las demás personas, que cumplan todo lo que anhelan, que si les nace del corazón hacerlo, vale muchísimo la pena. La recompensa de tener a un hijo es muy grande, que te diga papá te quiero mucho, que te diga somos una familia y nos queremos mucho, eso te llena la vida de alegría y te hace seguir adelante, para seguir luchando por nuestros sueños.

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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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