Noticias en Español
Jancel Moreno, el pájaro ‘most wanted’ de Matanzas
La Seguridad del Estado ha apuntado al influencer matancero


MATANZAS, Cuba — Jancel Moreno, con sus pantalones cortos, los muslos al aire, su cara de niño que va a la escuela y se porta bien, es el pájaro más buscado por la policía de Matanzas, una ciudad empastillada de somníferos en el occidente de Cuba. Jancelito no es matancero, no está dormido. Es un influencer.
“Todo comenzó con mis transmisiones para ADN Cuba desde la ciudad, he pasado casi todo el año aquí”, explica. “Mi presencia fue algo nuevo para la Seguridad matancera”.
El periódico donde trabaja Jancel se edita en la Florida y ha centrado su producción en los audiovisuales. Él se levanta en Versalles, un barrio de Matanzas con un nombre muy camp, a la altura de Jancel, y prepara sus transmisiones en vivo. Revisa las redes sociales, lee noticias y toma apuntes para sus guiones. También lava, cocina, friega, porque vive con su marido, que trabaja fuera de la casa y es un tipo desgraciadamente matancero, según la policía de allí. Por culpa de Wilfredo, piensan los oficiales, Jancel salió con una mochila de Alamar, en La Habana, y la colgó en Matanzas hasta hoy.
“Mi marido es mi principal respaldo, cuando llega una citación o cualquier amenaza él está ahí”, dice Jancel. Este 14 de octubre, Wilfredo estuvo sentado en un banco fuera de la unidad de policía que queda en La Playa, un barrio al otro lado de la bahía. Llegaron en taxi desde Versalles. Jancel entró al edificio, “muy sucio, de arquitectura posrevolucionaria”, dice, y Wilfredo lo esperó por 7 horas.
Hace un mes, a mediados de septiembre, ya habían estado aquí. La Seguridad del Estado citó a Jancel para advertirle que si seguía transmitiendo desde Matanzas tendría que descolgar la mochila y pasar tres o cuatro años en la cárcel, no hay certeza de cuántos, años más, años menos, y le enseñaron las pruebas en su contra. Abrieron una carpeta con muchísimos posts que copiaron de su perfil de Facebook, en los que llama “Machi” al presidente Miguel Díaz-Canel, como si fuera su marido, en lugar de Wilfredo, o mejor, para que la escena sea creíble, su sugar daddy. Jancel tiene 21 años, Miguel tiene 60.
“El oficial que me cuidó durante las 7 horas detenido, realmente no sabía ni a quién estaba cuidando, me preguntaba que de qué yo vivía, como hacía para comer”, cuenta Jancel.
Jancel ha engordado en los últimos años. Sus seguidores lo notan, se lo dicen. El propio Jancel hace alguna selfie cada rato para que vean cuánto ha engordado y prometer que no parará en barril, que va a comer lechuga cuando la encuentre. Él come bien. El policía no comprende de dónde saca tantas calorías que, de seguro, no se merece y probablemente sean indebidas, malversadas y hasta subversivas. Engordaste sin autorización. Ese cuerpo no es el tuyo, explícate.
“Ahí le dije que tenía un canal de YouTube y cuando le mencioné eso abrió los ojos como quien veía en estos momentos cinco paquetes de pechuga juntos”, dice Jancel que le dijo, y que el oficial no entendía qué cosa es un canal de esos.
“Tuve entonces que contarle que hasta él mismo se puede abrir un canal y cuando llegue a los 1000 suscriptores y 4000 horas de reproducción podría cobrar por sus videos”.
El policía se molestó mucho. Estaba de civil, como acostumbran a vestirse los que trabajan para la Seguridad del Estado, con pulóver a rayas. Un tipo cincuentón y chiquito como Jancel. Más gordo que Jancel. “Un barrigón con cara de militar”, dice.
“Él no entendía que los contenidos de YouTube son libres, YouTube viene siendo para él algo como lo que les enseñan a ellos que es la NED”, se burla.
NED (Fondo Nacional para la Democracia por sus siglas en inglés) es, para los policías de pueblo, algo como una agencia de noticias o un sindicato de periodistas. A veces, si se ven obligados a pensar mucho qué es, creen que debe ser el castillo perverso de un cuento, que se ha llenado de pájaros últimamente, cuervos saca ojos criados por la Revolución, como este mismo Jancelito.
A la Seguridad del Estado no le gustan los pájaros. El 10 de octubre, unos días antes de que citaran a Jancel, un policía que dijo llamarse Darío, le gritó a Alfredo Martínez “¡De pinga la pájara esta!”. Lo soltó con despecho, porque Alfredo, uno de los veinte arrestados ese día cuando iban a un concierto convocado por un grupo de artistas independientes, no quiso oírle una charla incómoda y aburridísima, previsible, que Darío quería echarle por atrevido.
Este Darío debe ser uno de los principales oficiales a cargo de vigilar a la comunidad LGBTI+ y es, por lo que contó Alfredo, un capitán antipájaro. El 11 de mayo de 2019 estuvo flanqueando la marcha gay, lesbiana y trans que fue sofocada por la policía en el Prado de La Habana. En febrero de este año, cuando los activistas convocaron una protesta frente a la televisión cubana, Darío también asistió con su pelotón disuasorio. Se paró en la entrada del edificio a mirar a los pájaros y las tuercas que se acercaron a hacer una foto de grupo con unas banderitas del arcoíris. Ahí Darío estaba pensando que esos pájaros, incansables, qué manera de joder tienen.
El oficial que entrevista a Jancel debe pensar que no va a dejarse arrebatar este pájaro por esa organización estadounidense llamada YouTube. Entonces lo citó y le hizo compañía ese día, para que no se metiera en una reunión de influencers pagada por una universidad colombiana al servicio de esa misma entidad subversiva, YouTube. Hasta lo invitaron a almorzar “un arroz amarillo con pedacitos de jamón y dos malangas hervidas”, detalla Jancel, que miró el plato pero no quiso comer, “para que no se hicieran los buenos”.
Cuando lo soltaron, Jancel recogió a Wilfredo y se fueron a Versalles. Iba con su adicción a las calorías torturándolo. Tremenda hambre tenía como para ponerse a cocinar. “No me dejaron tiempo para hacer mucho en los fogones”, y dice también que recalentó un poco de arroz, un par de cucharones de frijoles y puso a freír cuatro croquetas.
El Salvador
La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador
Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

SAN SALVADOR, El Salvador — El reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.
Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes.
“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.
A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.
A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.
Visibilidad como resistencia
La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.
Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.
La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.
Arte, fe y rebeldía
Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote.
“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.
Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual.
“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.
La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

Una lucha que persiste
Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos.
“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.
Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”
El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.
“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”
Rumbo al futuro
Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.
Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.
La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.
Colombia
Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans
Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.
La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.
Detractores hablan de ‘imposición ideológica
Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.
El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.
¿Qué sigue para que sea ley?
La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.
Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.
Noticias en Español
¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?
El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?
En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.
Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.
Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.
En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.
Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.
¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?
¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?
No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.
Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).
Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.
También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?
La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.
Como dijo el apóstol Pablo:
“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).
Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.
Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.
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