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‘Mi hijo es gay y yo tengo miedo de que me lo traten mal’

Madre de Yoan de la Cruz habla con Tremenda Nota en Cuba

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Yoan de la Cruz (Foto cortesía de Twitter)

Tremenda Nota es el socio mediático del Washington Blade en Cuba. Esta nota escrita por Mel Herrara salió en su sitio web el 13 de diciembre.

SAN ANTONIO DE LOS BAÑOS, Cuba — La voz al otro lado del teléfono se escucha decidida, aunque no tarda en desmoronarse apenas le mencioné a su hijo. Es la voz de quien tiene fe en que algo decisivo va a ocurrir. Se oye resuelta y sin muchos matices.

Es la voz de Maribel Cruz, la madre de Yoan de la Cruz, el joven que transmitió en vivo desde su celular la manifestación que dio inicio a las protestas del 11 de julio en el municipio de San Antonio de Los Baños, provincia de Artemisa, al oeste de La Habana.

“Para mí ha sido muy doloroso y duro”, dice. “Yo nunca imaginé a mi hijo preso. Un muchacho tan bueno. Todo San Antonio lo sabe”.

Maribel tiene 62 años y vive con su madre, de 83. Ambas están jubiladas. Y hasta hace casi cinco meses vivía también con Yoan, su único hijo, quien se encuentra en prisión a la espera de juicio.

No se adapta a no verlo en la casa. Confiesa que no hay noche que no se acueste y llore, ni momento del día en que no se pregunte cómo estará su hijo, si tendrá frío, hambre. Si lo están maltratando.

“Aunque él me dice que no”, aclara. “Pero no sé si lo dice para que yo no me preocupe”.

Yoan se encuentran en la prisión de Melena del Sur, una prisión de máximo rigor en la provincia Mayabeque, junto con otros cuatro manifestantes del 11 de julio. Permanecen separados del resto de los presos. Los guardias se encargan de llevarlos al patio, al comedor y al teléfono y no permiten que tengan contacto con los demás.

Cuenta Maribel que les llaman “Los Tirapiedras” y no sabe por qué. Asegura que al menos Yoan no tiró ninguna piedra.

Cerca de las 11 de la mañana del 11 de julio, Yoan despertó sin imaginar que en breve se haría viral en redes sociales y que sus días iban a dar un giro impensado. Se cruzó en la acera de su casa con Daniela, una vecina que venía de la tienda, quien le contó que algo se iba armar porque había gente aglomerada en un extremo del parque de la iglesia.

A Yoan no le costó darse cuenta de que, en efecto, algo ocurría. Su vivienda queda cerca del parque. Enseguida agarró el celular y salió a toda carrera, en chancletas, a ver de cerca lo que estaba pasando.

Al principio debió estar expectante y atónito como el resto de los jóvenes que nunca habían visto una manifestación no convocada por el gobierno. Poco después, al ver que el número de personas aumentaba y se hacían más frecuentes los gritos de libertad, empezó a transmitir en vivo desde su perfil de Facebook.

Cientos de personas pasaron por delante de su cámara en bicicletas, en motos, a pie. Algunos bailaban, reían. Otros lloraban. Gritaban “¡Libertad!”, “¡Patria y Vida!” y a Díaz Canel, el presidente, “¡Singao!” Pedían comida, medicinas, mejoras económicas y laborales. Había cuentapropistas, obreros, un pueblo descontento y a la vez perplejo. Yoan, emocionado también, animaba al mismo tiempo que filmaba: “¡Vamos, gente!”

La transmisión alcanzó más de 3.000 espectadores en vivo. Recorrería Cuba y medio mundo. Muy pronto las protestas se extenderían a todo el país. Yoan estaba eufórico y, a la vez, preocupado. Llegó a la casa y le contó a Maribel. Nunca había estado en una protesta de tal magnitud ni había alcanzado tantas vistas y seguidores.

–Yo creo que voy preso, mamá.

–Pero cómo te van a meter preso, mijo, si tú lo que hiciste fue filmar algo que estaba pasando por aquí mismo, por enfrente de la casa.

Yoan eliminó la directa, pero era demasiado tarde. En los días siguientes entraría varias veces a llorar al cuarto de su madre y a repetir que se lo iban a llevar preso.

A él lo acusan desde un principio por hacer la directa, pero después la abogada me dice que él no está solo por filmar, sino también por incitar a la gente a caminar y a seguir protestando.

Yo sé que a él lo que lo motivó principalmente no fue la política. Mi hijo tiene sus molestias con el gobierno como cualquiera, pero yo sé que lo que más lo motivó fueron las redes. A él le gustan mucho las redes, hacía Tik toks y siempre andaba buscando impresionar y ganarse seguidores. Cuando vio la cantidad de gente que estaba conectada en su directa y las veces compartidas, se volvió loco.

A él nadie le pagó. Es un buen muchacho. Cualquiera aquí te lo puede decir. Es muy querido, hace sus cositas, tiene un contrato con Etecsa y vende tarjetas de recarga de celulares. Antes tenía una mesita donde vendía bisutería y esas cosas. Una vida tranquila.

Yo a veces no me creo que estemos viviendo esto. Yo jamás me lo hubiera imaginado, la verdad. Unas antiguas compañeras de cuando yo trabajaba en Etecsa, me resolvieron una consulta con una psicóloga, porque la verdad, esto es muy fuerte para mí.

La gente me pregunta qué dice la abogada. Ella no me dice nada. Ahora mismo yo vengo de su casa. Nunca está o me dicen que está acostada. El lunes que viene ya es el juicio y no se ha comunicado conmigo, ni con Yoan. Y Yoan quiere hablar con ella.

A ver, ella me habló claro. Me dijo que era del Partido (Comunista de Cuba), que iba a defender a Yoan hasta donde pudiera, pero que su caso era complicado, porque dicen que incitó a la gente. Pero, ¿tú viste la directa, verdad? Tú viste que él solo incitaba a caminar, no a romper tiendas, ni a tirar piedra, ni a la violencia. No se fresqueó con ningún policía.

Pero esa abogada, nada. Voy a su casa a hablar con ella, pero por gusto. Nunca está. Le dejé dos cajas de cigarro y lo puse todo en manos de Dios. Yo le pido a Dios. Yo no sé si tú tienes fe o si crees en algo, pero yo sí, y le pido a ese Señor que me lo proteja y salga bien de todo esto. Yo sé que absuelto no va a salir. Para qué me voy a engañar. Ninguno de los que han esperado juicio en prisión ha salido absuelto.

A Maribel nunca le informaron por qué los juicios de los 17 manifestantes de San Antonio, originalmente fijados para el 7, 8 y 9 de diciembre, fueron aplazados para el 13, 14 y 15. Lo único que sabe es que se realizarán en un tribunal de la prisión de Guanajay, por lo que tendrá que alquilar un carro para trasladarse hasta allí y estar el día entero.

“Y dicen que en diez días le dan la sentencia, pero eso es mentira”, considera.  “A los de Artemisa y los de Alquízar les hicieron juicio hace más de 15 días y todavía no les han dicho”.

El expediente de los 17 viajó desde Guanajay hasta la fiscalía de Artemisa, de ahí a la Fiscalía General de la República, luego volvió a Artemisa y poco después a San Antonio de Los Baños, donde Maribel pudo revisarlo y leer lo que había declarado Yoan. Fue así también que supo que a su hijo le piden 8 años por desacato y desorden público. Se horrorizó.

 “¿Tú crees que eso es justo?”, me pregunta. “Eso es inhumano”, se responde ella misma y me confiesa que el día que arrestaron a Yoan ella pensó que le pondrían una multa o le harían una advertencia.

A eso de las 5 de tarde del 23 de julio, 12 días después de las protestas, la patrulla 151 se detuvo frente a la vivienda. Los policías preguntaron por Yoan. “Coge tu celular y monta”, dijo uno de ellos.

Yoan no se resistió al arresto ni entró en careo alguno. Desde el mismo 11 de julio y en los días sucesivos, al ver a cuántos jóvenes que también participaron habían sido arrestados, se convenció de que en algún momento irían por él.

En lo que se despedía de su madre, afligida, le pidió que le tomara una foto mientras se lo llevaban. Maribel alcanzó a tomar una foto nublada que más tarde publicaría en redes sociales.

El primer destino de Yoan fue el Técnico de Guanajay donde permaneció alrededor de 20 días. Maribel rememora, con la voz quebrada, las primeras visitas que le hizo a su hijo en ese lugar. Fue un jueves cuando le avisaron para que fuera a verlo y luego las visitas empezaron a ser los martes. Cuenta que tenía que ponerse fuerte, porque Yoan lloraba como un niño pequeño.

“No dejaban ni que nos abrazáramos, por la covid”, recuerda.  

A Maribel tampoco le avisaron cuando trasladaron a Yoan para Melena del Sur. Al tercer martes que fue al Técnico de Guanajay, le dijeron que ya él no se encontraba allí y que no sabían a dónde lo habían llevado.

Maribel, desesperada, se puso a hacer averiguaciones a través de conocidos, familiares y amigos de otros manifestantes detenidos. Se presentó a varios centros de reclusión hasta que al final, en la prisión de Melena del Sur, le informaron que Yoan estaba allí.

No dejaban verlo, por la dichosa covid, pero cuando la cosa mejoró autorizaron visitas cada 15 días. Ya hemos tenido 2 desde que está en Melena. La próxima debe ser el día 21 de este mes.

Yo le llevo de todo: maní, tostadas, mayonesa, guayaba, galletas, dulces que le hago. Mucha chuchería que es lo que le gusta a él. Dice que la comida está de madre, que es un sancocho. Por suerte, nos dejan entrar carne. Entonces yo le hago varios bistecitos y se los cubro de bastante manteca para que se conserve, y le dan como para cuatro días. Imagínate, allá dentro no tienen como freír.

Ya en estas visitas podemos abrazarnos, besarnos. Yo no sé ahora cuando sepa de él, cómo viene el juicio y eso. No sé qué pasará. Yo imagino que él me llame hoy. A veces me llama contento diciéndome que no esté triste, que todo va a salir bien, pero otros días lo siento decaído. Yo le digo que no se desespere, que tenga fe y que cuando los saquen al patio haga ejercicio. Tengo que levantarle el ánimo de alguna manera, aunque yo tenga el mío por el piso.

Cuando me hablan de Yoan, lloro. Lo extraño mucho. Cando cae la noche, así como ahora, o cuando llega la hora de la comida es cuando me pongo peor. Lo único que digo es «ay, dios mío», y mi mamá me dice no empieces. Es lo único que digo. Ella sabe que cuando digo «ay, Dios mío» es que tengo a Yoan en la cabeza

Me preocupan tantas cosas. Son ocho años. Ocho años. ¿Usted se imagina? Lo otro es que mi hijo es gay, no sé si usted sabe, y yo tengo miedo de que me lo traten mal. Los guardias son los primeros faltos de respetos y homofóbicos.

Cuando Yoan todavía se encontraba recluido en el Técnico de Guanajay, Daniela, la vecina, fue citada a un supuesto careo con él, porque había declarado que fue por ella que supo que el 11 de julio pasaba algo en el parque. Nunca hubo tal careo. En el Técnico, Daniela ni siquiera vio a Yoan. Lo que hicieron fue interrogarla.

Al oficial que la llevó a su oficina para el interrogatorio, le contó que ella estaba esa mañana en la tienda, porque habían sacado café, y estando allí se dio cuenta de que la gente se estaba tirando para la calle. Aseguró que lo único que hizo fue llegar a la casa y comentarle a Yoan.

De pronto, un segundo oficial irrumpió en la oficina sin advertir la presencia de Daniela.

–Dame acá el teléfono del maricón –le pidió a su colega.

–¿El de Yoan? –precisó el primero, probablemente en aprietos por cómo el otro se había referido a Yoan delante de Daniela.

Cuando Maribel se enteró, llamó a la Política del Técnico de Guanajay. No iba a permitir que nadie ofendiera o humillara a su hijo por su orientación sexual.

–¿No sabe quién fue? Pues yo voy a llamar a Mariela Castro –amenazó Maribel, pero muy pronto desistió. Este no es el único incidente homofóbico que se han reportado en relación con los detenidos del 11J

“Vayas a donde vayas, es por gusto”, explica. “Se tapan unos a otros”.

El celular de Yoan permanece incautado. Cuando Maribel preguntó cuándo podía recogerlo, el instructor le respondió que hay un 99 por ciento de probabilidad de que sea decomisado. No obstante, ella está dispuesta a reclamarlo. “Fue un celular que costó muchísimo”, le dijo.

–Nadie lo mandó a grabar –concluyó el instructor.

Maribel dice que el 11 de julio le cambió la vida al país entero. Desde entonces hay boinas negras y policías en el parque todos los días. Llegan desde temprano en un camión y algunos hasta se quedan de guardia de noche.

Cuenta que este 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos, eran bastantes. Se rumora que en el camión hay palos por si se arma alguna revuelta, pero dice que ella no puede asegurarlo porque no los ha visto.

“Nosotros no tenemos tranquilidad, pero ellos tampoco”, dice.

Recientemente le contaron que en los juicios de los muchachos de Artemisa hubo falsos testigos que mintieron, y está preocupada. No sabe a quiénes llevarán de testigos de Yoan. Daniela ha dicho que ese día testificará lo mismo que en el Técnico de Guanajay.

Maribel en todo este tiempo no ha perdido la fe, pese a que, como explica, se ha denunciado muchísimo sobre las detenciones del 11 de julio “y no pasa nada”.

“No es posible el sufrimiento de tantas familias”, dice. Está segura de que eso es peor para ellos, porque eso “hace que la gente le coja más roña” al sistema.

Lo que hizo su hijo, explica calmada, “no es peor que lo que hizo Díaz Canel”, que salió por televisión a dar orden de combate e incitó a pelear al pueblo contra el pueblo. Por eso tiene fe. “Algo tiene que pasar y mi hijo va a salir bien”, dice. “Algo grande tiene que pasar en este país. ¿Tú no crees?”

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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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