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Noticias en Español

El coronavirus es una amenaza letal en Venezuela

Personas VIH+ son más vulnerables que nunca

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(Photo by ruurmo via Flickr)

CARACAS, Venezuela — El coronavirus golpea con fuerza a Venezuela en medio de una emergencia humanitaria y política que se extiende hace años en un país donde la mayoría de las personas y principalmente la población LGBTQ es vulnerable.

“Nuestra situación de por sí es complicada, nos encuentra con un sistema de salud en malas condiciones, con una migración de médicos algo escandalosa, los hospitales están en muy malas condiciones, los médicos y las enfermeras se quejan constantemente de que no hay insumos”, alertó al Washington Blade, Quiteira Franco, coordinadora general de Unión Afirmativa de Venezuela, una institución LGBTQ de ese país latinoamericano.

“El sistema de salud está totalmente desmantelado”, afirmó también al Blade, Tamara Adrián, una diputada trans de la Asamblea Nacional de Venezuela.

La congresista contó al Blade que “no hay medicamentos para enfermedades crónicas hace años en Venezuela proveídos por el Estado”.

A través de una llamada telefónica advirtió que “el vicepresidente de la dictadura afirmó que existían alrededor de 34.000 camas disponibles en Venezuela para la epidemia, cuando en realidad solamente existen alrededor de 85 camas de terapia intensiva con acceso permanente de oxígeno que se requiere para atender lo casos de coronavirus. Eso nos pone en una situación de altísima vulnerabilidad”.

“En estos días la dictadura también se ha encargado de poner presos a médicos y enfermeras que denunciaban la ausencia de instrumentos de bioseguridad como mascarillas, guantes y otros instrumentos en la mayoría de los hospitales de Venezuela, la respuesta de la dictadura ha sido que se los ha llevado presos y los ha llevado ante tribunales con cargos de traición a la patria”, dijo Adrián.

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Tamara Adrián es miembro de la Asamblea Nacional de Venezuela. (Foto cortesía de Tamara Adrián)

En Venezuela la mayoría de la población trabaja en el sector informal de la economía y frente a la cuarentena para evitar el contagio del coronavirus sus opciones de ingreso disminuyen.

“Aquí día a día se las ingenian para ganar dinero para el otro día, esto afecta al menos al 60 por ciento de la población, y eso nos preocupa mucho desde el punto de vista de que puede suceder con ellos en cinco, 10, 15 o 20 días cuando falten los productos y eventualmente el dinero que tenían se les agote. Esto es altamente preocupante porque estamos en un estado de vulnerabilidad”, lamentó la congresista.

“No están las condiciones de afrontar el coronavirus. La situación en el país es grave, muy grave. La población está pasando hambre”, subrayó Franco.

Similar preocupación comparte Giovanni Piermattei, presidente de Venezuela Igualitaria, otra institución de defensa LGBTQ.

“Venezuela como ningún país del mundo está preparada para una pandemia de estas magnitudes. Vemos cómo países llamados del primer mundo cómo Italia y España están a la cabeza en muertes y en toma de decisiones desafortunadas”, explicó Piermattei.

“El temor es el inevitable número de muertes que superaría de seguro a cualquier país de Europa y que se masifique la enfermedad a dimensiones devastadoras”, remató.

LGBTQ están vulnerables

En Venezuela las personas LGBTQ carecen de legislación y políticas públicas en todo ámbito.

“El coronavirus no discrimina y cualquiera puede contagiarse, sin embargo hay realidades que suman niveles adicionales de dificultad. La sociedad venezolana en su mayoría es altamente homofóbica, muchas personas LGBTQ+ al ser visibles hemos sido expulsadas de nuestros hogares. Tristemente es algo que sigue ocurriendo en el país y ante la pandemia del COVID-19 permanecer en casa es la única forma de garantizar que no se propague o se adquiera la enfermedad”, señaló al Blade Daniel Arzola, un “artivista” LGBTQ venezolano.

Por otro lado, Adrián denunció al Blade que “la población LGBTI en Venezuela escasea de todo derecho a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los países de la región, hoy cuando vemos que México, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Brasil, Uruguay, Argentina, Bolivia, Chile, entre otros, han de alguna manera han acogido, con diferencias sin embargo, el tema de los derechos iguales; en Venezuela no existe ningún tipo de reconocimiento de derechos para la población LGBTI”.

“Un estudio que realicé y publiqué en diciembre del año pasado es la encuesta comparativa con 300 personas LGBTI viviendo en Venezuela y 300 personas LGBTI viviendo en el extranjero. 10 por ciento de ellos son personas trans en cada uno de los dos grupos, 60 por ciento de gais, alrededor de un 35 por ciento de lesbianas y saldo se trata de personas bisexuales”, reveló.

La encuesta arrojó que los niveles de discriminación y violencia hacia las personas queer que viven en Venezuela, en promedio alcanzan un 75 por ciento. Siendo las personas trans las más afectadas.  

La diputada detalló que “en el tema de salud, la mayoría no tiene un seguro de salud, en promedio cerca del 65 al 70 por ciento carece de un seguro. Esto llega a un 100 por ciento en el caso de las personas trans y baja en el caso de los hombres gais al 48 por ciento, la cifra es elevadísima y alarmante ya que no tendrían en el caso de ser contagiados por el coronavirus acceso o cobertura en la desastrosa situación que hay en el sistema de salud en el país”.

Piermanetti explicó que “particularmente la población LGBTI vive una exclusión social histórica que no se compara con otros grupos, ya que sufrimos el rechazo y la discriminación en primera instancia en el seno de nuestros propios hogares”.

“La desigualdad y la discriminación no permiten que figuremos en políticas públicas con perspectiva de género y de diversidad sexual. Los prejuicios son un obstáculo en ese contexto”, añadió el activista.

“El peso de este estigma reposa en una vida cargada de culpa, miedo y vergüenza a ser y a existir en libertad plena”, concluyó Piermanetti.

También están en situación de vulnerabilidad, los niños, niñas y adolescentes LGBTQ. La mayoría de ellos “está acompañado de ese adulto mayor que es la abuela o el abuelo, con el cual viven y que dependen de las transferencias bancarias que eventualmente envían sus padres que están trabajando en el extranjero”, dijo Adrián.

“Probablemente con estas circunstancias esos padres no puedan seguir enviando a Venezuela recursos económicos porque la mayoría de los países se están paralizando y esos abuelos se encuentran dentro de los grupos de riesgo”, remató.

VIH+ sin tratamiento

El Blade ha reportado en distintas oportunidades que las personas VIH+ que viven en Venezuela están muriendo al no tener acceso a tratamiento de antiretroviral.

La crisis económica y política en Venezuela ha provocado a muchas personas VIH+ de salir del país. AIDS Healthcare Foundation el año pasado abrió una clínica en Cúcuta, una ciudad colombiana cerca de la frontera venezolana, para servir a personas VIH+.

Hace año no tenemos tratamiento de antiretroviral y se han atendido algunos casos individuales a través de ONG internacionales, pero el Estado venezolano no cumple con su función de distribuir sus antiretroviral y cuando lo hace, lo hace con antiretroviral provenientes de dudosa”, señaló Adrián al Blade.

Mientras que Arzola recalcó que “existe un gran desabastecimiento de medicamentos en Venezuela”.

“Según la ONG Acción Solidaria más de 79.000 personas dejaron de recibir antirretrovirales por lo que las muertes asociadas al SIDA han sido de casi 5.000 personas por año, por tanto miles de personas que viven con VIH están bajo niveles adicionales de estrés y depresión por miedo a lo que el COVID-19 pueda causarles ya que es sabido que los pacientes crónicos son población en riesgo” advirtió preocupado Arzola desde Minnesota, Estados Unidos.

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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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