Noticias en Español
Hotel cubano rechaza a personas trans y otro quiere apoyar a la comunidad LGBTI
Activista afiliada al Cenesex publicó la regla en Facebook


El hotel Pernik, de la ciudad de Holguín, al oriente de Cuba, y en particular su sala de fiestas La Terraza, no admite a personas transgénero.
Esta posición es oficial y pública. Aparece en un manual impreso y acuñado que circuló este martes en las redes sociales después que fuera compartido por la activista Chirly Morenza Vázquez, coordinadora de la red TransCuba en el oriente del país, afiliada al Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
“En pleno 2019 y con todos los procesos que vivimos aún alguien se empeña en aplastar los derechos ciudadanos y constitucionales de nuestro país, Cuba”, dijo la activista en Facebook al momento de publicar el documento donde la administración del hotel niega los servicios a personas trans.
“Las compañeras y compañeros transexuales no se admiten en la Sala de fiestas en su carácter de transformen [sic]”, declara el manual de normas organizativas compartido por Morenza, que también es una de las delegadas del gobierno local de Caimanera, en la provincia de Guantánamo.
El hotel piensa que sus clientes trans “ocultan su verdadera identidad” porque no poseen documentos legales acordes a su apariencia.
Añade que “no hay condiciones para atenderlos adecuadamente en cuanto a los servicios de baños sanitarios”.
Estas normas, rechazadas por numerosos usuarios de las redes sociales que compartieron la publicación de la activista, se hicieron públicas la misma semana que la empresa catalana Axel Hotels anunció que gestionará un hotel en La Habana a partir de 2020.
Juan Juliá, fundador y presidente de la cadena, también es conocido por su defensa de la comunidad LGBTI+, cuyos miembros Axel Hotels asume también como clientes.
“Estamos muy contentos de traer nuestro apoyo a la comunidad de LGBTQ+ en Cuba”, dijo Juliá en Facebook, al pie de una foto donde posó frente al hotel Telégrafo, un emblemático establecimiento de La Habana Vieja, concedido ahora por el gobierno cubano a Axel Hotels en un contrato firmado recientemente.
El futuro Axel Hotel Telégrafo no es el primer proyecto de servicios hoteleros para turistas LGBTI+. Muthu Hotel & Resort anunció en 2018 su cooperación con la empresa cubana Gaviota para gestionar un hotel de esta clase al centro de la isla, en cayo Guillermo. Ya funciona con el nombre de Gran Muthu Rainbow.
La Asociación Internacional de Viajes para Gais y Lesbianas (IGTLA, por sus siglas en inglés), que ha tenido a Juan Juliá a la cabeza de su junta directiva, reconoció en 2017 el trabajo de Mariela Castro Espín, directora del Cenesex, por su promoción de los derechos LGBTI+.
Juliá se entrevistó entonces con la también diputada, cuyo trabajo ha contribuido al debate social sobre una comunidad particularmente violentada desde el comienzo de la Revolución Cubana. En la década de 1960, cientos de personas LGBTI+ fueron internadas en campos de trabajo forzado, un hecho que el discurso oficial ha querido silenciar pero que el propio Fidel Castro admitiría en declaraciones a la prensa.
Castro Espín también ha recibido críticas de una parte del activismo por la agenda política de su liderazgo basado en la condición de funcionaria. Apenas cuatro meses atrás la diputada descalificó una marcha LGBTI+ independiente que fue interceptada por la policía en La Habana y terminó con varios arrestos.
Empresas militares piden ayuda a Cenesex para conseguir ‘dinero rosa’
Cenesex se pronunció sobre la discriminación denunciada por Chirly Morenza y aseguró que “se encuentra dando seguimiento al tema con las autoridades competentes”.
La declaración fue publicada por Manuel Vázquez Seijido, el subdirector de la institución, quien avisó al Hotel Pernik que está violando uno de los artículos de la Constitución aprobada en diciembre pasado por el parlamento cubano.
El artículo citado por Seijido declara que “las personas son iguales ante la ley” y no pueden ser discriminadas por su identidad de género u orientación sexual, entre otras razones enumeradas en el texto constitucional.
Pero esta garantía no es suficiente para proteger de la discriminación, según varios juristas cubanos que asistieron a un congreso sobre acoso laboral auspiciado por el Cenesex y otras instituciones. “El ordenamiento jurídico nacional no contempla el acoso en el trabajo ni ofrece una protección diferenciada para su prevención y enfrentamiento”, había dicho Aymee Fernández Toledo, magistrada del Tribunal Supremo Popular.
“Eventos como este deben ser denunciados de modo oportuno”, escribió el funcionario sobre el incidente del Pernik. Sin embargo, poco después de hacer públicas las normas transfóbicas de la instalación hotelera, Chirly Morenza retiró sus posts, incluso uno donde reconocía el trabajo del Cenesex y en particular el de Seijido.
Casualmente, una semana antes el Cenesex había publicado una nota de gratitud del Grupo de Turismo Gaviota S.A., a cuyos especialistas la institución dirigida por Castro Espín ofreció el taller “Algunas consideraciones teóricas sobre las sexualidades para el trabajo con el segmento turístico LGBTIQ+”.
La nota aparece acompañada por una carta dirigida a Mariela Castro por los más altos ejecutivos de Gaviota, donde manifiestan que la empresa apuesta por «un proyecto inclusivo» en coherencia con “la voluntad política del país”.
Gaviota, la que apuesta por el llamado “dinero rosa”, e Islazul, la empresa que administra el Pernik con normas transfóbicas, tienen algo en común. Ambas pertenecen al conglomerado militar Gaesa.
Consultado por Diario de Cuba, el economista cubano Omar Everleny estimó que Gaesa controla el 50 por ciento de la actividad turística de la Isla.
Ambas empresas hoteleras, Gaviota e Islazul, se encuentran entre las entidades económicas cubanas sancionadas por el gobierno de Estados Unidos con el propósito de provocar reformas políticas y debilitar la influencia que tiene La Habana sobre Venezuela.
Según el sitio Entre Diversidades ―una plataforma sobre “sexualidades, juventudes y prevención de las ITS/VIH/Sida” cercana al Cenesex― Rafael Llera Céspedes, un organizador de fiestas en la ciudad de Santiago de Cuba, pidió explicaciones sobre los hechos al perfil institucional del hotel en Facebook y recibió la presunta respuesta de Francisco Suárez Fernández, director de la instalación.
En la captura de pantalla publicada por Entre Diversidades, el director del hotel afirma que la foto del documento colgado por Chirly Morenza Vázquez en su perfil de Facebook forma parte del manual que las personas trans no pueden acceder a la instalación. La nota también asegura que otras personas LGBTI+ han usado otros servicios de la instalación incluso en “eventos de carácter nacional”.
Por su parte, Morenza Vázquez no ofreció declaraciones para Tremenda Nota, pero dijo a la revista Q de Cuir que hace alrededor de un año se impide a las mujeres trans el acceso a la sala de fiestas.
“Ya hace unos días vuelve a ir una trans y no la dejan entrar, ella se lo dice a su coordinadora y la misma va con el gerente y él le explica y enseña ese reglamento”, contó Morenza.
La activista se dirigió al subdirector del Cenesex, Manuel Vázquez Seijido, quien aseguró que el Servicio de Orientación Jurídica (SOJ) de su institución “se encuentra dando seguimiento al tema con las autoridades competentes”. El funcionario, consultado este martes por Tremenda Nota, no respondió ninguna pregunta acerca del caso denunciado por Morenza.
El pasado 10 de septiembre, apenas una semana antes del incidente en el Pernik, el Cenesex inauguró en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, un servicio de asesoría jurídica para atender las denuncias de la ciudadanía LGBTI+. Seijido comentó en redes sociales sobre la descentralización de este servicio, que se había ofrecido solo en la capital y ahora llegará también a otras provincias del país con apoyo de la Unión de Juristas, el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el reino de los Países Bajos.
El activista Arturo Ochoa Poveda, sin embargo, prefirió quejarse directamente ante la empresa acusada de transfobia y este miércoles publicó la respuesta en Entre Diversidades.
Doralis Velázquez Silega, en nombre de la presidencia de Islazul, confirmó el hecho denunciado por Morenza Vázquez y aseguró que ya se indicó eliminar la prohibición de acceso a personas trans que aparece en el reglamento del hotel.
Velázquez dijo que la polémica norma fue una “decisión unilateral del Director de la instalación” y que Islazul “reitera su respaldo permanente a la Carta Magna”, además del “apoyo y defensa total a los derechos de la comunidad LGBTI”.
El Salvador
La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador
Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

SAN SALVADOR, El Salvador — El reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.
Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes.
“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.
A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.
A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.
Visibilidad como resistencia
La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.
Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.
La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.
Arte, fe y rebeldía
Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote.
“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.
Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual.
“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.
La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

Una lucha que persiste
Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos.
“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.
Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”
El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.
“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”
Rumbo al futuro
Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.
Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.
La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.
Colombia
Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans
Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.
La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.
Detractores hablan de ‘imposición ideológica
Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.
El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.
¿Qué sigue para que sea ley?
La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.
Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.
Noticias en Español
¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?
El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?
En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.
Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.
Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.
En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.
Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.
¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?
¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?
No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.
Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).
Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.
También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?
La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.
Como dijo el apóstol Pablo:
“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).
Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.
Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.