Connect with us

Noticias en Español

Un californiano conquista las cocinas de MasterChef España   

Michael Salazar es el primer participante estadounidense del reality show

Published

on

Michael Salazar (Foto cortesía de RTVE)

Un escalofrío atravesó el cuerpo de Michael Salazar cuando, a la temprana edad de 16 años, su madre le preguntó, sin el menor pudor, si era maricón; no gay ni homosexual: maricón, con toda la carga despectiva que esa palabra puede encerrar. La interrogante lo tomó por sorpresa y sintió que moría de vergüenza y miedo. 

“Me quedé helado”, cuenta Michael al Washington Blade, 35 años luego del suceso. “No sé de dónde saqué valor y le contesté que sí. Fue entonces cuando me dijo que me tenía que ir de la casa, ¡y ya! Ella no quería tener ningún maricón bajo su techo”.   

Esta amarga anécdota, que no por lejana deja de ser dolorosa para él, la escucharon por primera vez quienes siguen la versión española de MasterChef, un reality show de habilidades culinarias, que en este 2020 ya acumula ocho temporadas. Michael, uno de sus concursantes, es el primer estadounidense que se presenta en la competencia, que se emite cada lunes por Televisión Española. 

Michael, 51 años, nació en Costa Rica y a los siete años se trasladó con su familia a los Estados Unidos. Creció en Long Beach, California, lugar que él denomina su “pueblo natal”. 

“Cuando alguien me pregunta que de dónde soy, mi respuesta es siempre la misma, aunque también viví en Victorville unos años, antes de venirme para España, donde conservo buenos amigos”, dice.

Profesor de Inglés y aficionado al arte culinario, decidió probar suerte en uno de los certámenes televisivos más populares de España, donde reside desde hace ocho años. Vive actualmente en Barcelona, muy cerca del mar, junto a su esposo Fernando. En exclusiva conversamos con él sobre su pasado, repleto de eventos discriminatorios y su presente, en el que se ha convertido en una especie de celebrity, que motiva a muchos jóvenes LGBTQ cada vez que aparece en pantalla.

¿Cómo recuerda la vida con su familia en Estados Unidos?

“Mi vida en familia, si se puede llamar así, no era muy amorosa. A veces, trato de recordar algo divertido o eso que me haga sentir nostálgico y solo me viene a la mente cuando llegó la selección de Costa Rica a Los Ángeles, para jugar un partido de fútbol. Mi madre hizo una fiesta con sus amigos para celebrarlo, pero no me acuerdo si ganó ni contra quién jugó. 

Yo de pequeño me imaginaba que era adoptado y que algún día vendrían mis verdaderos padres a llevarme. Veía a las familias de mis amigos como si fueran las de la tele, tanto amor y cariñitos, y me daban ganas de quedarme a vivir con ellos. En aquellos años, no le gustaba a mi madre que fuera un niño tan afeminado.

Era una cuestión ‘cultural y religiosa’ de la época. Una vez me dijo que yo era el ‘desprestigio de la familia’. No supe en ese momento lo que significaba la frase, pero sabía que no era bueno. Tenía como 8 o 9 años, pero se me quedó grabado”.

¿Qué sucedió después de ese episodio donde su mamá lo expulsó del hogar por ser homosexual?

“Empezaré por recordarte que en los años 80 estábamos en plena epidemia del VIH-Sida y toda la comunidad gay estaba en pánico. Se empezaron a organizar muy rápido, haciendo pruebas de Sida, dando ayuda psicológica y ofreciendo albergues para aquellos que habían sido echados de sus casas. Los jóvenes gays y latinos sufrimos más discriminación, porque nuestras familias eran muy religiosas y tradicionales. Unos amigos y yo nos unimos a un grupo de apoyo que organizó la MCC (Metropolitan Community Church) en Long Beach y ayudábamos a recaudar fondos para la gente que lo había perdido todo por el Sida. 

Enviaron a mi casa un boleto con una invitación para una fiesta y mi mamá la leyó. Cuando llegué del instituto, ella me dijo que había una iglesia cristiana que convertía a ‘maricones y tortilleras’ en gente ‘normal’, y que me habían enviado una carta. Me preguntó el porqué. En ese momento yo no entendí muy bien qué pasaba y ni siquiera lo asocié con la MCC. Un escalofrío atravesó mi cuerpo. Me sentí morir de vergüenza y de miedo, porque no sabía por dónde iba la cosa. 

Yo le contesté que no sabía nada de eso y fue cuando ella me preguntó que si yo era ‘maricón’. Me quedé helado, pero no sé de dónde saqué valor y le contesté que sí. Fue entonces cuando me dijo que me tenía que ir de la casa, ¡y ya! Ella no quería tener ningún maricón bajo su techo. 

Entonces, le pedí permiso para llamar a mi hermana para ver si me dejaba quedarme en su casa. Me dijo que sí, que la llamara, pero rápido. Mi hermana me dijo que me fuera a su casa y que me podía quedar el tiempo que fuera necesario, pero … en unos días ella se iba a Costa Rica a visitar unos parientes y no sabía cuánto tiempo iba a quedarse. Yo le prometí que tan pronto encontrase un sitio dónde quedarme, me iría”.

¿Cómo incidió en Ud. el sentirse discriminado por su propia familia? 

“Durante muchos años me sentí culpable y no debía confesar que era gay. Pero conocí gente tan buena que me ayudaron a entender que no era mi culpa y me enseñaron a quererme. Hoy en día, soy un hombre felizmente casado y veo la vida con optimismo. Sé que hay cosas que no podré cambiar, pero yo pongo de mi parte para ser una persona mejor todos los días”.

¿Cuánto cambió su vida a partir de ese entonces? 

“Haber pasado por esa situación me ha hecho tener más sensibilidad hacia otras personas que se encuentran en cualquier forma de discriminación. Como profesor, inculco en mis alumnos el respeto y el hacerse respetar. Entiendo que hay situaciones que no podemos cambiar, pero lo que sí podemos hacer es tener una visión de las cosas más optimista. 

Yo soy un vivo ejemplo de que todo puede mejorar en la vida si le das una oportunidad. Deseo que ninguna otra persona pase por lo que yo pasé, pero, a la vez, reconozco que no es tan fácil. Hoy en día, por medio de Instagram, me contactan muchos jovencitos diciéndome que se identifican con mi historia y eso me da mucha pena, porque sé lo mal que lo están pasando. 

Trato de darles ánimos y que tengan paciencia, ¡todo mejorará! También me hablan muchos padres que me preguntan cómo pueden ayudar a sus hijos que les han confesado su orientación. Siempre les digo que hay grupos de apoyo, tanto en persona como online, y les animo a que se pongan en contacto con ellos. Yo solo les puedo aconsejar desde mis vivencias, sin embargo, en esas asociaciones tienen grupos de expertos cualificados que les ayudarán mejor que yo”.

¿Ud. contó que cuando su madre lo echó de la casa el gobierno de California lo reubicó con un padre gay. ¿Qué tan diferente fue todo a partir de ahí? 

“El departamento de servicios humanos junto con el Gay and Lesbian Center de Los Ángeles formaron un grupo llamado Pink Project, que se basaba en asignar niños gays o lesbianas de la calle a padres gay-lésbico, ya que otras familias casi nunca nos entendían. A mí me tocó vivir en Burbank, California. Quien me acogió fue uno de esos ‘ángeles’ en mi vida, que me trató con mucho respeto y cariño, y aunque solo estuve en su casa unos meses, dejó una huella en mi vida tan positiva que me atrevo a decir que soy quien soy gracias a él”.

¿Se ha sentido discriminado alguna otra vez? 

“Desgraciadamente, ¡sí!  En mi caso me han discriminado en multitud de ocasiones por triple motivo: por ser hispano, gay y oscuro (todo lo que los racistas odian). Al principio me ponía muy triste, porque sentía que era la historia de nunca acabar. Ya después me hice una piel más dura y no dejé que me afectara tanto. Yo soy feliz como soy y tengo gente que me ama igual”.

¿Y cómo terminó viviendo en España? 

“Estuve trabajando para una gran compañía de teléfono en Victorville, California. Ganaba mucho dinero, pero a la vez era muy duro y tenía mucho estrés. No tenía vida, no estaba feliz ahí, quería un cambio. Empecé a viajar dentro del continente y nada. Entonces decidí buscar en Europa. Fui a Londres, a París y cuando llegué a Madrid dije ‘Oh! This is it!’  Tuve una conexión inmediatamente con España y decidí venirme a vivir aquí. Eso fue en 2010 y, para finales del 2012, ya estaba viviendo aquí en Barcelona”. 

¿Por qué le gusta la vida en España? 

“Vivir en España es muy agradable. Como hispano-americano encuentro muchas similitudes con nuestra cultura, pero aquí la historia está más conservada y se puede apreciar en sus palacios, en sus castillos, en sus calles … en fin, en todo su alrededor. A diferencia de lo que me pasaba en Estados Unidos, donde yo vivía para trabajar, aquí siento que trabajo para vivir, y vivo muy bien. 

Tengo una nueva familia y unos amigos que ya son como mi familia también. Es increíble que un país tan pequeño como España tenga tanta diversidad cultural, como la vasca, la catalana, la gallega, la andaluza … Allí donde vayas encuentras algo interesante. Además, la gente en España es muy linda y acogedora. ¡Es imposible no enamorarse de este país!”

Sin embargo, también se enamoró de su actual esposo … 

“Fernando y yo nos conocimos en una red social. Yo ya tenía pensado ir a Barcelona y, una vez allí, quedamos para conocernos. Eso fue a finales del 2012 y, desde entonces, empezamos a vernos casi todos los días. ¡Fue muy bonito! A los pocos meses nos fuimos a vivir juntos. El 4 de agosto del 2017 nos casamos legalmente aquí en Barcelona. Ya vamos para 8 años de pareja y 3 de casados”.

¿Se siente parte de la comunidad LGBTQ de España? 

“Yo soy abiertamente gay y, aunque hoy en día no estoy involucrado en organizaciones LGBTQ, cuando vivía en Victorville fundamos junto a unos amigos, en febrero del 2009, el High Desert Equality, un grupo de actividades socio-culturales. Aquí en España, sobre todo por falta de tiempo, no pertenezco a ninguna organización, pero no descarto hacerlo pronto”. 

¿De dónde viene esa pasión suya por la cocina? 

Siempre me gustó la cocina, sólo que antes lo hacía más por necesidad que por gusto. Ya desde hace unos 15 años empecé a practicar nuevas recetas y a cocinar jugando con diferentes mezclas de sabor y texturas, pero siempre enfocándome en lo tradicional. En mis viajes (me encanta viajar) he aprendido mucho de diferentes culturas gastronómicas y siempre he intentado plasmarlas en mis platos. Esto me ha dado más amplitud a la hora de cocinar. Me encanta que mis amigos disfruten de algo que yo he cocinado”.

¿Por qué decide incorporarse a MasterChef?

“La primera vez que vi MasterChef fue en el año 2014 y me gustó, pero no lo pude seguir por cuestiones de horario. En el 2015 cambié mi horario de trabajo y así pude verlo completo. Me quedé tan impresionado que empecé a buscar las recetas que hacían y practicarlas en casa. Recuerdo que al principio le decía a Fernando que yo algún día iba a entrar en ese programa. Me hacía mucha ilusión con solo pensar en todo lo que aprendería. El año pasado, mientras veíamos la edición de MasterChef Celebrity vi que anunciaban que todavía estaban abiertas la plazas para entrar en MasterChef. Abrí la computadora y rellené la solicitud. Y después de un duro proceso de selección, ¡aquí estoy!”

¿Cómo se ha sentido hasta ahora en el concurso?

“El talent show es muy difícil, ¡pero me encanta!  Si me preguntáis que si lo recomiendo, yo digo mil veces que sí. No solo por lo que aprendes, sino también por cómo me trata toda la gente del programa: el jurado, los trabajadores de producción, los cámaras, las maquilladoras, las peluqueras … ¡Ha sido una experiencia maravillosa!”

¿Cuáles han sido sus momentos más difíciles hasta ahora en el programa? 

“Creo que lo más difícil para mí es la convivencia con los compañeros. Nunca había estado en un entorno con gente tan diferente a mí, y ¡mira que soy de Los Ángeles!” 

¿Cree que el hecho de ser extranjero y gay lo ha puesto en una posición diferente con relación a sus compañeros? 

“Antes de que me seleccionaron entre los últimos 50 concursantes mis amigos me vacilaban con eso, que por ser gay y latino tendría más oportunidades. Estuve a punto de creérmelo, pero cuando vi que en la última prueba la comunidad LGBTQ ya estaba muy bien representada, pensé: ‘¿me seleccionarán por ser extranjero?’. Pero también convocaron a otras personas de diferentes países como Cuba, Bélgica, China, Marruecos, así que no creo que ser extranjero o gay haya tenido algo que ver, ¡fue mi cocina! 

Shine Iberia, la productora que tiene a su cargo la realización de MasterChef España y que forma parte del grupo internacional Endemol Shine Group, refirió al Blade que la inclusión de personas LGBTQ en sus producciones es inequívoco. Programas de éxito en España como MasterChef o Maestros de la Costura apuestan edición tras edición por la visibilidad y normalización de todos los colectivos, y por supuesto también del colectivo LGBTQ, mostrando a través de sus talent shows cómo son las personas con independencia de su procedencia u opción. 

En ese sentido -continúa Shine Iberia- cabe destacar la reciente presencia de Michael en esta octava edición de MasterChef, temporada de la que también ha formado parte Saray, una transexual de etnia gitana que ha compartido cocinas con Michael y los otros 15 aspirantes”. 

¿Qué le ha enseñado el programa hasta hora, profesional y personalmente? 

“Gracias a MasterChef me estoy perfeccionando en las cosas que ya hacía. También estoy aprendiendo técnicas que por mí solo hubiesen sido muy difíciles. En lo personal te digo que ahora aprecio más el tiempo con mi pareja y mis amigos, detalles que antes no daba mucha importancia, ahora los valoro más”.

¿Cuánto de sus raíces hay en sus platos? 

“¡Mucho! Nosotros, en California, tenemos la suerte de tener mucha influencia mexicana, que a la vez tiene mucho que ver con la comida española. En Estados Unidos crecemos con una gran variedad de comidas de todo el mundo. Toda esa influencia me ha ayudado a poder improvisar más rápido que el resto de mis compañeros en las diferentes pruebas”.

¿Qué tal la relación con los jueces y el resto de los compañeros? 

“Cuando no estamos grabando, tienes oportunidad de charlar con los jueces y para mí son personas muy cercanas y encantadoras.  Yo en lo personal me he llevado muy bien con los tres, pero debo admitir que Samantha Vallejo-Nágera me ha dejado la mejor impresión. En cuanto a los compañeros, tengo más relación con Teresa, Adrienne, Sito y Mónica”.

¿Cómo se siente durante las grabaciones? ¿Qué sentimientos experimenta? 

“¡En el plató y los exteriores hay un remolino de emociones! ¡Es una combinación de estrés, nervios y adrenalina! Me lo paso mejor durante las grabaciones. Todos nos tratan muy bien, desde los que limpian hasta los de dirección. ¡Es otro mundo! ¡I love it!

¿Cómo lo ha recibido el público español? 

“¡Muy bien! En las redes sociales no dejan de apoyarme. Desde que vine a España por primera vez de turismo y hasta ahora me he sentido como en casa. La gente aquí es muy acogedora y te hacen sentir como uno de ellos. Me hacen sentir muy querido”.

¿Cuáles son sus mayores aspiraciones en el mundo culinario? 

“Siempre he soñado con tener mi propio negocio relacionado con la cocina. Pensé en poner un pequeño restaurante y abrir solo por las tardes. Pero ya con la experiencia que tengo sé que lo mejor para mí sería un servicio de catering.  De hecho, estoy en contacto con mi compañera Teresa para, en un futuro no muy lejano, poder montar algo aquí en Barcelona. Quién sabe si en un futuro abrió una filial en Los Ángeles o en Washington, D.C.”

¿Qué significaría para ud obtener el trofeo de MasterChef España?

“¡Wow! Ganar el título de MasterChef España no solo representa el dinero o la fama, también es haber logrado una más de mis metas. La oportunidad de estudiar en Basque Culinary Center es algo que nunca hubiera imaginado. Todo lo que podría aprender y la experiencia que adquiriría … ¡sería genial!  

¿Ha regresado a Estados Unidos? 

“¡Si!  El verano pasado nos fuimos Fernando y yo a pasear y visitar a mi familia y amigos. Estuvimos en Orlando, San Francisco, Long Beach (por supuesto), Hollywood, Las Vegas y otras ciudades. Estuvimos tres semanas y, claro, nos faltó tiempo para ver todo lo que queríamos. Estamos pensando en hacer otro viaje por lugares que no conozcamos, como New Orleans, Washington, D.C., Cleveland o New York y ¡muchos otros!” 

¿Qué lazos mantiene con California y Estados Unidos?

“Tengo muchos amigos en California, con los cuales mantenemos contacto. También a mi padre de acogida. En Long Beach tengo una tía que quiero mucho. ¡Y en Florida tengo a mi hermana que adoro! Estados Unidos siempre será mi hogar. ¡Yo soy y seguiré siendo americano! He hablado con mi marido de que en un futuro, cuando estemos jubilados, podríamos ir a vivir a Cocoa Beach”. 

Michael Salazar (Foto cortesía de RTVE)
Advertisement
FUND LGBTQ JOURNALISM
SIGN UP FOR E-BLAST

El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

Published

on

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

Continue Reading

Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

Published

on

El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

Continue Reading

Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

Published

on

El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

Continue Reading

Popular