Noticias en Español
El gobierno salvadoreño intensifica su lucha contra la ‘ideología de género’
Ministerio de educación se retiró material que pudiera relacionarse con el tema
SAN SALVADOR, El Salvador — En el transcurso del año 2024, países de América Latina han tomado medidas significativas para abordar la cuestión de la “ideología de género”, un término que ha generado controversia y debate en diversos sectores de la sociedad a nivel global.
“La ‘ideología de género’ es un instrumento político que utiliza generalmente los grupos conservadores asociados a las derechas políticas a nivel internacional, para hablar que los temas referentes a diversidad sexual, género y educación integral en sexualidad”, comenta al Washington Blade Gonzalo Montano, vocero del Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador.
A finales de febrero del presente, el gobierno de Argentina dio aviso que, en toda la administración pública, quedaba prohibido la utilización del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género, esto con el argumento de que “se ha utilizado como negocio de la política”. El ministro de Defensa, Luis Petri, incluso declaró “la obligatoriedad del idioma castellano, conforme a las normas de la Real Academia Española”, esto según él para “eliminar formas incorrectas del lenguaje”.
En El Salvador, el gobierno del presidente Nayib Bukele ha abordado la cuestión de la “ideología de género”, centrándose primero en prohibir temáticas que considera de este tipo en las escuelas, por esto en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Estados Unidos mencionó que es “importante que el currículo no lleve esta ideología de género y todas estas cosas”, además que “los padres deben estar informados y tener voz y voto en lo que van a aprender sus hijos”.
Por ello el 28 de febrero José Mauricio Pineda, ministro de educación de El Salvador, envió un memorando para directores nacionales, de staff y departamentales de educación en donde les recordaba que desde 2022 se retiró todo material que pudiera relacionarse con la “ideología de género”. También agrega que debe cumplirse dicha orden “a fin de evitar medidas sancionatorias que puedan derivar en cese de funciones”.
El Ministerio de Educación en octubre del 2022 mandó a retiró todo material relacionado con educación sexual integral y prevención de violencia de género, esto después que grupos conservadores protestaran en redes sociales, ya que en las clases televisivas de Canal 10, canal del gobierno, se habló sobre el significado de “orientación sexual” a estudiantes de octavo grado.
Erick Iván Ortiz, el gerente regional para el Global Equality Caucus, asegura al Blade que “tenemos casos, por ejemplo de chicas trans que están en su bachilleratos, el director de la escuela les ha dicho que tienen que cortarse el pelo porque no pueden llegar a clases así, porque el presidente ha dicho no quiere ideología de género en las escuelas”
El mismo 28 de febrero de acuerdo con personal del Ministerio de Salud esta entidad ordenó se removiera todo material que se relacionara con diversidad sexual y cambió los formularios en donde se podía especificar la orientación sexual e identidad de género de pacientes en las unidades de salud y las clínicas de Vigilancia Centinela y Control de las Infecciones de Transmisión Sexual.
En el pasado Bukele tuvo reuniones con grupos de mujeres en pro del aborto y con el movimiento LGBTQ, esto cuando portaba la bandera izquierdista y ostentaba por la alcaldía de la capital. Las acciones de su nuevo discurso pueden responder a “una crisis de la democracia liberal, también en última instancia de una crisis económica que viene arrastrándose desde el 2008” aclara Ortiz.
“Necesitamos en este momento un nivel de organización por un trabajo coordinado entre las organizaciones defensoras de derechos humanos y particularmente las LGBTI para reconocer que el momento histórico en el que estamos es uno en el que los grupos reaccionarios y anti derechos nos estarán utilizando como chivos expiatorios por algún tiempo más, de cara a sus propios intereses políticos”, mantiene Ortiz.
Ante esta situación las personas LGBTQ organizadas, junto a algunas organizaciones aliadas, conformaron el Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador, el cual nace con el fin de unificar la luchas por la visibilidad de la problemática en el país contra la diversidad sexual, la cual mencionaron en un comunicado no cambiará los problemas en educación, salud, economía, medio ambiente y otros que puede tener el país.
“Ningún ataque contra la diversidad sexual va a borar, y mucho menos solucionar estos problemas”, agregan en el comunicado.
Aseguran en el mismo comunicado que entre los graves problemas sociales que enfrenta el país es el acoso por parte de Cuerpos de Agentes Metropolitanos a vendedoras ambulantes del Centro Histórico de San Salvador, de donde son excluidas de manera violenta, tal como se les excluye del sistema de salud y el currículo educativo.
“Las medidas recientes no van a anular nuestra existencia, pero si legitiman estigmas y odio en nuestra contra”, agregan.
“Ya veníamos viendo de alguna manera ciertos matices que nos estaban generando alerta desde el año 2019”, comenta Karla Guevara, vocera del Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador, esto debido al cierre de la Secretaria de Inclusión Social, con ella la invisibilización y posterior desaparición de la Dirección de Diversidad Sexual, además de desechar el Decreto Ejecutivo 56 que prohibía cualquier tipo de discriminación por orientación sexual o identidad de género en todo oficina gubernamental.
También se tenían mesas de trabajo en ministerios como el de trabajo y justicia, además de la fiscalía y otras entidades, pero desde la llevada del gobierno de Bukele, todo este trabajo que se había logrado quedó anulado.
Ante un escenario desalentador
El pasado 7 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, la Embajada de Estados Unidos en El Salvador, lanzó el primer Instituto de Investigación de Violencia Basada en Género del país; el cual, de acuerdo con su publicación en redes sociales, será un espacio para generar información sobre agresiones contra las mujeres y población LGBTQ.
Han creado un repositorio en el que se encuentran investigaciones previas sobre la temática, realizada por el IVG, también realizaran actividades de formación dirigidas a instituciones gubernamentales, organizaciones de sociedad civil y población universataria, para fortalecer conocimientos respecto a la temática.
El embajador para Estados Unidos en El Salvador, William Duncan, mencionó durante el lanzamiento que para el gobierno norteamericano es una prioridad este tipo de trabajo, no solo porque todo ciudadano tenga derecho a las mismas oportunidades sino porque el futuro del país depende de alcanzar una verdadera equidad de género.
“Si El Salvador quiere alcanzar sus metas de prosperidad y dearrollo económico, no puede tener a la mitad de su población viviendo en desventaja y miedo”, declaró en conferencia.
Como referente en Latinoamérica, Ortiz comenta que “como Global Equality Caucus continuaremos trabajando en el fortalecimiento de nuestra red de trabajo en América Latina, desarrollando aprendizajes de aquellas experiencias que nos permitan maximizar los impactos y poder articular de mejor manera nuestras iniciativas”.
Las organizaciones LGBTQ por su parte continúan trabajando desde una manera aún mas contralora de la situación actual, proporcionando los servicios que ya se brindan desde sus espacios a la población LGBTQ usuaria, además de seguir con talleres de formación y empoderamiento de en derechos humanos.
“Las organizaciones estamos abiertas al diálogo, pero si estos espacios no se dan o se cierran, nos queda tomar otras acciones, como salir a marchar, obviamente exigir los derechos humanos que prácticamente se nos están violentando”, enfatiza Guevara.
Colombia
Colombia anunció la inclusión de las categorías ‘trans’ y ‘no binario’ en los documentos de identidad
Registraduría Nacional anunció el cambio el 28 de noviembre
Ahora los ciudadanos colombianos podrán seleccionar las categorías ‘trans’ y ‘no binario’ en los documentos de identidad del país.
Este viernes la Registraduría Nacional del Estado Civil anunció que añadió las categorías ‘no binario’ y ‘trans’ en los distintos documentos de identidad con el fin de garantizar los derechos de las personas con identidad diversa.
El registrador nacional, Hernán Penagos, informó que hizo la inclusión de estas dos categorías en los documentos de: registro civil, tarjeta de identidad y cédula de ciudadanía.
Según la registraduría: “La inclusión de estas categorías representa un importante avance en materia de garantía de derechos de las personas con identidad de género diversa”.
Estas categorías estarán en el campo de ‘sexo’ en el que están normalmente las clasificaciones de ‘femenino’ y ‘masculino’ en los documentos de identidad.
En 2024 se inició la ejecución de diferentes acciones orientadas implementar componentes “‘NB’ y ‘T’ en el campo ‘sexo’ de los registros civiles y los documentos de identidad”.
Las personas trans existen y su identidad de género es un aspecto fundamental de su humanidad, reconocido por la Corte Constitucional de Colombia en sentencias como T-236/2023 y T-188/2024, que protegen sus derechos a la identidad y no discriminación. La actualización de la Registraduría implementa estos fallos que ya habían ordenado esos cambios en documentos de identidad.
Por su parte, el registrador nacional, Penagos, comentó que: “se trata del cumplimiento de unas órdenes por parte de la Corte Constitucional y, en segundo lugar, de una iniciativa en la que la Registraduría ha estado absolutamente comprometida”. Y explicó que en cada “una de las estaciones integradas de servicio de las más de 1.200 oficinas que tiene la Registraduría Nacional se va a incluir todo este proceso”.
El Salvador
El Salvador: el costo del silencio oficial ante la violencia contra la comunidad LGBTQ
Entidades estatales son los agresores principales
En El Salvador, la violencia contra la población LGBTQ no ha disminuido: ha mutado. Lo que antes se expresaba en crímenes de odio, hoy se manifiesta en discriminación institucional, abandono y silencio estatal. Mientras el discurso oficial evita cualquier referencia a inclusión o diversidad, las cifras muestran un panorama alarmante.
Según el Informe 2025 sobre las vulneraciones de los derechos humanos de las personas LGBTQ en El Salvador, elaborado por el Observatorio de Derechos Humanos LGBTIQ+ de ASPIDH, con el apoyo de Hivos y Arcus Foundation, desde el 1 de enero al 22 de septiembre de 2025 se registraron 301 denuncias de vulneraciones de derechos.
El departamento de San Salvador concentra 155 de esas denuncias, reflejando la magnitud del problema en la capital.
Violencia institucionalizada: el Estado como principal agresor
El informe revela que las formas más recurrentes de violencia son la discriminación (57 por ciento), seguida de intimidaciones y amenazas (13 por ciento), y agresiones físicas (10 por ciento). Pero el dato más inquietante está en quiénes ejercen esa violencia.
Los cuerpos uniformados, encargados de proteger a la población, son los principales perpetradores:
- 31.1 por ciento corresponde a la Policía Nacional Civil (PNC),
- 26.67 por ciento al Cuerpo de Agentes Municipales (CAM),
- 12.22 por ciento a militares desplegados en las calles bajo el régimen de excepción.
A ello se suma un 21.11 por ciento de agresiones cometidas por personal de salud pública, especialmente por enfermeras, lo que demuestra que la discriminación alcanza incluso los espacios que deberían garantizar la vida y la dignidad.
Loidi Guardado, representante de ASPIDH, comparte con Washington Blade un caso que retrata la cotidianidad de estas violencias:
“Una enfermera en la clínica VICITS de San Miguel, en la primera visita me reconoció que la persona era hijo de un promotor de salud y fue amable. Pero luego de realizarle un hisopado cambió su actitud a algo despectiva y discriminativa. Esto le sucedió a un hombre gay.”
Este tipo de episodios reflejan un deterioro en la atención pública, impulsado por una postura gubernamental que rechaza abiertamente cualquier enfoque de inclusión, y tacha la educación de género como una “ideología” a combatir.
El discurso del Ejecutivo, que se opone a toda iniciativa con perspectiva de diversidad, ha tenido consecuencias directas: el retroceso en derechos humanos, el cierre de espacios de denuncia, y una mayor vulnerabilidad para quienes pertenecen a comunidades diversas.
El miedo, la desconfianza y el exilio silencioso
El estudio también señala que el 53.49 por ciento de las víctimas son mujeres trans, seguidas por hombres gays (26.58 por ciento). Sin embargo, la mayoría de las agresiones no llega a conocimiento de las autoridades.
“En todos los ámbitos de la vida —salud, trabajo, esparcimiento— las personas LGBT nos vemos intimidadas, violentadas por parte de muchas personas. Sin embargo, las amenazas y el miedo a la revictimización nos lleva a que no denunciemos. De los casos registrados en el observatorio, el 95.35 por ciento no denunció ante las autoridades competentes”, explica Guardado.
La organización ASPIDH atribuye esta falta de denuncia a varios factores: miedo a represalias, desconfianza en las autoridades, falta de sensibilidad institucional, barreras económicas y sociales, estigma y discriminación.
Además, la ausencia de acompañamiento agrava la situación, producto del cierre de numerosas organizaciones defensoras por falta de fondos y por las nuevas normativas que las obligan a registrarse como “agentes extranjeros”.
Varias de estas organizaciones —antes vitales para el acompañamiento psicológico, legal y educativo— han migrado hacia Guatemala y Costa Rica ante la imposibilidad de operar en territorio salvadoreño.
Educación negada, derechos anulados
Mónica Linares, directora ejecutiva de ASPIDH, lamenta el deterioro de los programas educativos que antes ofrecían una oportunidad de superación para las personas trans:
“Hubo un programa del ACNUR que lamentablemente, con todo el cierre de fondos que hubo a partir de las declaraciones del presidente Trump y del presidente Bukele, pues muchas de estas instancias cerraron por el retiro de fondos del USAID.”
Ese programa —añade— beneficiaba a personas LGBTQ desde la educación primaria hasta el nivel universitario, abriendo puertas que hoy permanecen cerradas.
Actualmente, muchas personas trans apenas logran completar la primaria o el bachillerato, en un sistema educativo donde la discriminación y el acoso escolar siguen siendo frecuentes.
Organizaciones en resistencia
Las pocas organizaciones que aún operan en el país han optado por trabajar en silencio, procurando no llamar la atención del gobierno. “Buscan pasar desapercibidas”, señala Linares, “para evitar conflictos con autoridades que las ven como si no fueran sujetas de derechos”.
Desde el Centro de Intercambio y Solidaridad (CIS), su cofundadora Leslie Schuld coincide. “Hay muchas organizaciones de derechos humanos y periodistas que están en el exilio. Felicito a las organizaciones que mantienen la lucha, la concientización. Porque hay que ver estrategias, porque se está siendo silenciado, nadie puede hablar; hay capturas injustas, no hay derechos.”
Schuld agrega que el CIS continuará apoyando con un programa de becas para personas trans, con el fin de fomentar su educación y autonomía económica. Sin embargo, admite que las oportunidades laborales en el país son escasas, y la exclusión estructural continúa.
Matar sin balas: la anulación de la existencia
“En efecto, no hay datos registrados de asesinatos a mujeres trans o personas LGBTIQ+ en general, pero ahora, con la vulneración de derechos que existe en El Salvador, se está matando a esta población con la anulación de esta.”, reflexiona Linares.
Esa “anulación” a la que se refiere Linares resume el panorama actual: una violencia que no siempre deja cuerpos, pero sí vacíos. La negación institucional, la falta de políticas públicas, y la exclusión social convierten la vida cotidiana en un acto de resistencia para miles de salvadoreños LGBTQ.
En un país donde el Ejecutivo ha transformado la narrativa de derechos en una supuesta “ideología”, la diversidad se ha convertido en una amenaza política, y los cuerpos diversos, en un campo de batalla. Mientras el gobierno exalta la “seguridad” como su mayor logro, la población LGBTQ vive una inseguridad constante, no solo física, sino también emocional y social.
El Salvador, dicen los activistas, no necesita más silencio. Necesita reconocer que la verdadera paz no se impone con fuerza de uniformados, sino con justicia, respeto y dignidad.
Noticias en Español
Un país que vota desde el miedo y la esperanza
Candidatos pro-LGBTQ ganaron en todo el país
Estados Unidos volvió a las urnas el 4 de noviembre de 2025, y el resultado fue mucho más que una contienda electoral. Lo que se vivió en Virginia, Nueva Jersey, Nueva York, Miami y California fue una radiografía moral y política de una nación que vota entre el miedo y la esperanza. Los votantes hablaron desde la incertidumbre, pero también desde la convicción de que el país todavía puede ser un espacio de justicia, inclusión y respeto.
Las victorias de Abigail Spanberger en Virginia y Mikie Sherrill en Nueva Jersey, junto al ascenso del progresista Zohran Mamdani a la alcaldía de Nueva York, el avance demócrata en Miami y la aprobación de la Proposición 50 en California, marcaron el ritmo de una elección que dejó un mensaje claro para la administración Trump: el miedo puede movilizar, pero no logra sostener el poder. La ciudadanía eligió con el corazón, cansada de los discursos de odio y del espectáculo político, y con la esperanza de reencontrarse con una política que mire hacia la gente, no hacia el poder.
El caso de Nueva York sintetiza ese cambio de rumbo. Zohran Mamdani, hijo de inmigrantes, musulmán y abiertamente progresista, centró su discurso de victoria en la defensa de la dignidad humana y la solidaridad.
“Esta noche hicimos historia”, dijo ante una multitud diversa que lo vitoreaba. “Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes: una ciudad construida por inmigrantes, impulsada por inmigrantes y, a partir de esta noche, liderada por un inmigrante”.
Pero su mensaje más poderoso fue el que dedicó a las comunidades más vulnerables: Aquí creemos en defender a quienes amamos, ya seas inmigrante, miembro de la comunidad trans, una de las muchas mujeres negras que Donald Trump despidió de un trabajo federal, una madre soltera que aún espera que bajen los precios de los alimentos o cualquier otra persona que se encuentre contra la pared”.
Esas palabras resonaron como una respuesta a los años de retrocesos y ataques legislativos contra las personas LGBTQ y, en especial, contra la comunidad trans. Mamdani prometió ampliar y proteger el acceso a la atención médica afirmativa de género, destinando fondos públicos para garantizar que “todos los neoyorquinos tienen acceso al tratamiento médico que necesitan”. Su compromiso coloca a Nueva York como un faro de resistencia frente a la ola de políticas restrictivas que han surgido en varios estados del país.
Lo ocurrido en noviembre tiene, además, un profundo significado para quienes viven en los márgenes del poder. Para la comunidad trans, estos resultados representan algo más que un respiro político: son una afirmación de existencia. En tiempos donde el discurso oficial ha buscado borrar identidades, negar tratamientos y criminalizar cuerpos, la victoria de líderes que defienden la inclusión devuelve la esperanza de vivir sin miedo. El voto trans, y el voto LGBTQ en general, fue más que un gesto cívico: fue un acto de supervivencia y de resistencia.
La elección también habló al corazón de las comunidades inmigrantes, de las personas que viven con VIH o enfermedades crónicas, de las minorías raciales y de quienes luchan por un salario justo. En un país donde tantos sienten que la política los ha olvidado, estas victorias locales devuelven la posibilidad de creer en la democracia como herramienta de transformación. Son un recordatorio de que la esperanza no es ingenuidad, sino el acto más valiente de quienes deciden seguir de pie.
Miami, por su parte, envió una señal inesperada. En un bastión republicano históricamente alineado con la administración Trump, la candidata demócrata tomó la delantera y forzó una segunda vuelta. En una ciudad diversa, con fuerte presencia latina, afrodescendiente e LGBTQ, el avance progresista fue un mensaje de ruptura con el voto automático y con la política del miedo. Las urnas del sur de la Florida demostraron que los cambios comienzan en los lugares menos previsibles.
Para la administración Trump, la lectura es clara. El país está enviando una advertencia: los derechos humanos no se negocian. La economía importa, pero también importa la dignidad. Los votantes quieren soluciones reales, no eslóganes; respeto, no manipulación; empatía, no imposición.
Las comunidades LGBTQ y trans han sido el rostro visible de una resistencia que no se rinde. Cada voto emitido fue un acto de esperanza frente al miedo; cada victoria, una respuesta a la violencia simbólica e institucional. Las palabras del nuevo alcalde de Nueva York se convirtieron en símbolo nacional porque trascendieron la política partidista: recordaron que en medio de la oscuridad, la humanidad todavía puede ser una política pública.
Las urnas de noviembre hablaron con la voz de quienes han sido marginados, atacados o invisibilizados. Hablan las personas trans que exigen respeto, las parejas que defienden su amor, los jóvenes que no aceptan ser silenciados, los creyentes que apuestan por una fe inclusiva y las familias que siguen creyendo en un país posible. En medio del miedo, el país eligió esperanza. Y esa esperanza —imperfecta, frágil, pero viva— puede ser el principio de una nueva historia: una en la que la igualdad no sea un sueño, sino una promesa cumplida.
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