Noticias en Español
El Código de las Familias ya es proyecto de ley en Cuba, pero no revelaron la fecha en que se realizará el referendo
El documento será consultado con la ciudadanía a partir de febrero

El Blade ha publicado una versión de esa noticia en inglés.
LA HABANA — El Código de las Familias, uno de los textos legales que probablemente han tenido más versiones en la historia jurídica de la Revolución Cubana, fue aprobado este martes como proyecto de ley por la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Una nota publicada en la web del parlamento, comunicó además que el documento será consultado con la ciudadanía a partir de febrero de 2022 y hasta que concluya abril.
La presentación de la futura ley a los diputados, estuvo a cargo de Oscar Silvera Martínez, ministro de Justicia.
Silvera consideró que el nuevo Código de las Familias es “un proyecto moderno, plural, respetuoso, defensor de todos los derechos para todas las personas”.
La diputada Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), conocida por su polémico activismo LGBTIQ+ al frente de esa institución, dijo que el Código “no quita derechos a nadie, sino que amplía las garantías de los derechos para todos”.
“Tenemos la responsabilidad histórica de aprobarlo para consolidar el carácter humanista de la Revolución”, insistió Castro Espín, que llamó “una participación consciente” en el referendo que vendrá después de la consulta popular.
La diputada consideró que el proyecto legislativo “contribuye a la erosión del patriarcado como dispositivo de opresión y dominación, a la democratización de las relaciones entre hombres y mujeres y las diferentes generaciones de los grupos familiares”.
El líder cubano Raúl Castro no hizo ninguna observación pública sobre el proyecto de ley, aunque asistió a esta sesión del parlamento. Los medios oficiales tampoco reportaron ninguna declaración del presidente Miguel Díaz-Canel, que hace pocos meses recibió en el Palacio de la Revolución a un grupo de activistas vinculados a Cenesex.
El futuro Código de las Familias propone la legalización de las uniones LGBTIQ+ y el acceso de las parejas beneficiadas a la adopción, la fertilización asistida e incluso a la denominada “gestación solidaria”, que permitirá a cualquier mujer tener un hijo para otra persona o pareja, con el requisito de una relación afectiva o familiar previa y sin que medie ningún pago.
El proyecto legal renueva conceptos como el de la “patria potestad” tradicional, que ahora se denominará «responsabilidad parental», y reconoce la validez de los vínculos “socioafectivos” entre las personas, además de los estrictamente biológicos.
Sin embargo, la primera versión pública del texto recibió críticas del activismo LGBTIQ+ y feminista, en particular por no proteger a las personas trans en el ámbito familiar y también por permitir excepcionalmente los matrimonios de menores de 18 años.
Esta última observación fue resuelta por la comisión redactora en la versión 23 del documento, presentada a la presidencia de la República en noviembre pasado. El matrimonio infantil no será permitido en Cuba, ni siquiera en determinados casos. En cambio, las personas trans continuaron ausentes en el texto.
El proyecto de ley fue aprobado por unanimidad y, según el periódico Trabajadores, la discusión de los diputados fue “emotiva y profunda”.
La consulta que viene
Alina Balseiro, presidenta del Consejo Electoral Nacional (Cen), ofreció detalles este domingo sobre la consulta del proyecto de ley a partir de febrero.
La funcionaria informó, ante dos comisiones del parlamento, que el Cen ya determinó 78.000 puntos de reunión en circunscripciones electorales de todo el país para presentar la futura ley a la ciudadanía.
“Se mantienen en las propuestas de los electores las categorías de modificación, adición, eliminación y dudas. Se incluyen las de favorables y otras. En todos los casos se cumplirá el principio de respetar el criterio de los electores y no se establecerán discusiones con los mismos”, dijo Balseiro.
En su exposición, la funcionaria aclaró que los electores podrán entregar sus observaciones por escrito o presentarlas verbalmente en las reuniones.
Según Balseiro, a finales de enero realizarán “un ejercicio práctico” para “promover la capacitación de todos los involucrados en las consultas”.
Después de “dos cortes informativos” con las propuestas de los electores procesadas por expertos, los resultados de la consulta serán entregados al parlamento en mayo de 2022. Se mantiene la opción de enviar opiniones por correo electrónico a la Asamblea.
Sin embargo, la funcionaria no especificó en qué fecha se celebrará el referendo, previsto en una de las disposiciones transitorias de la Constitución de 2019.
A partir de lo informado hasta ahora, se deduce que los resultados de la consulta popular estarán a disposición del parlamento para hacer nuevas modificaciones al proyecto de ley. Después se realizaría el referendo, una opción que ha sido usada en otros países antes de aprobar el matrimonio LGBTIQ+ y que, en todos los casos, fue criticada por el activismo. Cuba no es la excepción.
“Ni una sola mención explícita a la ciudadanía LGBTIQ+ en la Presentación del #CódigoDeLasFamilias”, posteó en Facebook el activista Yadiel Cepero.
Cepero fue el organizador de una protesta frente a la televisión cubana en 2020 después de la censura de un beso gay. También estuvo relacionado con la preparación de la marcha del 11 de mayo de 2019.
“La unidad del pueblo cubano no debe ni puede ser una excusa para limitar derechos a la ciudadanía LGBTIQ+. #HeDicho”, también posteó Cepero este martes.
Los activistas se han manifestado inconformes, desde el principio, con los procedimientos usados por las autoridades respecto al Código de las Familias. Hace varios meses, cuando se informó la constitución de la comisión redactora del texto, observaron que no había ninguna persona abiertamente LGBTIQ+ entre sus miembros.
“Falta ver cómo va a quedar después de esa consulta. Sigue siendo el mismo Poncio Pilatos que nos hicieron cuando el 68”, dijo en Facebook la activista Yeyé Hernández Molina, una de las gestoras de la campaña Ahora Sí.
El artículo 68 del anteproyecto de Constitución finalmente presentado en 2018, definía el matrimonio como “la unión de dos personas”.
El gobierno, presionado por varias iglesias cristianas, según confesó a un medio europeo la propia diputada Mariela Castro, acabó sustituyendo ese concepto por una fórmula vaga que dejaba abierta la puerta para legalizar las uniones LGBTIQ+ sin ser tan específico.
En las sesiones previas al referendo de la Constitución, el parlamento acordó un plazo de dos años para redactar el Código de las Familias, presentarlo públicamente y convocar a otro referendo. El plazo llegó a su fin.
Las mismas iglesias que combatieron el artículo 68 han estado haciendo declaraciones sobre el matrimonio LGBTIQ+ durante 2021, y con especial énfasis han criticado el programa de educación sexual “con enfoque de género” adoptado en febrero pasado por el Ministerio de Educación.
Después de amenazar con impedir que sus hijos asistieran a las escuelas públicas, estos grupos cristianos consiguieron que el gobierno postergara la implementación del programa.
El Salvador
La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador
Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

SAN SALVADOR, El Salvador — El reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.
Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes.
“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.
A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.
A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.
Visibilidad como resistencia
La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.
Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.
La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.
Arte, fe y rebeldía
Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote.
“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.
Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual.
“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.
La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

Una lucha que persiste
Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos.
“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.
Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”
El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.
“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”
Rumbo al futuro
Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.
Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.
La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.
Colombia
Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans
Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.
La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.
Detractores hablan de ‘imposición ideológica
Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.
El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.
¿Qué sigue para que sea ley?
La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.
Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.
Noticias en Español
¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?
El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?
En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.
Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.
Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.
En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.
Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.
¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?
¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?
No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.
Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).
Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.
También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?
La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.
Como dijo el apóstol Pablo:
“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).
Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.
Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.
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