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Colaborador del Blade solicita asilo en EEUU

Yariel Valdés González nació en Cuba

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Yariel Valdés González a la frontera entre México y Estados Unidos en Tijuana, México, el 26 de enero de 2019. Valdés, que nación en Cuba, ha solicitado asilo en EEUU basándose en la persecución que dijo sufrió en Cuba porque es periodista. (Foto del Washington Blade por Michael K. Lavers)

Un colaborador del Washington Blade ha solicitado asilo en EEUU basándose en la persecución que dijo sufrió en Cuba porque es periodista.

Yariel Valdés González cruzó la frontera legalmente el 27 de marzo por la garita Oeste de Calexico entre Calexico, California, y Mexicali, México.

Valdés está bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la Instalación Correccional del Condado de Tallahatchee, una prisión privada en Misisipí.

Valdés dijo al Blade el 9 de abril durante una llamada telefónica desde Misisipí que tuvo su “entrevista de miedo creíble” el 30 de marzo cuando estuvo en la Instalación Regional de Detención Imperial, otra prisión privada en el Valle Imperial de California.

Un agente del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) conduce la “entrevista de miedo creíble” para determinar si la solicitud de un solicitante de asilo es válida.

Valdés dijo al Blade que no sabe cuando ICE lo libere a la custodia de sus tíos que viven en Miami. Valdés también dijo las condiciones en la Instalación Correccional del Condado de Tallahatchee “no son muy buenas”, sobre todo la comida.

Valdés, 28, nació en Cuba. Se graduó de la Universidad Central Marta Abreu de las Villas en Santa Clara en 2014 con un título en periodismo.

Una pancarta en Santa Clara, Cuba, honra a Fidel Castro. Yariel Valdés González, un colaborador del Washington Blade que ha solicitado asilo en EEUU, se graduó de una universidad en la ciudad con un título en periodismo. (Foto del Washington Blade por Michael K. Lavers)

Valdés en una carta que detalle los motivos para solicitar asilo dice que trabajó por Vanguardia, un periódico del Partido Comunista de Cuba en Villa Clara, durante dos años mientras se graduaba. Valdés escribe que comenzó a contribuir a medios de comunicación independientes en 2015.

Valdés escribe que firmó una carta en contra de la “censura y el acoso” de los medios de comunicación independientes en 2016.

Dice que el PCC comenzó a acosarlo y su vida “se convirtió en un infierno”. Valdés también dice que el presidente Miguel Díaz-Canel, que era vicepresidente del país en el momento, dio cuenta de la situación y se fue a Villa Clara “para discutir con los directores del periódico cómo controlar esa demostración pública de algunas periodistas que cuestionaron la autoridad del gobierno cubano”.

Valdés en su carta dice que Vanguardia inició una investigación contra él y uno de sus colegas “sobre la base de una denuncia presentada por dos instituciones, que, sin fundamento, alegó que los habíamos engañado para obtener declaraciones para” medios de comunicación independientes. Valdés escribe que se le quitó el sueldo de un mes y se quedó “sin trabajo”.

“Las acusaciones y la próxima sanción fue el pretexto para ejercer su control sobre mi y (para hacer un ejemplo de mí) al resto de los periodistas”, dice.

Valdés escribe que la Unión de Jóvenes Comunistas, una organización del PCC que publica el periódico Juventud Rebelde, lo expulsó. Valdés dice que también fue despedido de las estaciones de radio y televisión estatal de las que había sido locutor.

“Unos meses después de dejar el periódico, terminaron mi contrato en el radio y la televisión porque ya no era una persona ‘confiable’ para sentarme frente a un micrófono o frente a una cámara y ser una voz o una cara de la revolución”, escribe.

Valdés escribe que siguió contribuyendo a varios medios de comunicación independientes en Cuba. Éstos incluyen Tremenda Nota, una revista electrónica independiente que es la pareja del Blade en la isla comunista.

Valdés escribe que el gobierno cubano en agosto de 2018 lo convocó a una reunión después de que una universidad en Colombia y el Centro Internacional para Periodistas en Washington lo invitaron a participar en un programa para periodistas cubanos.

“Estas ‘reuniones’, que no son más que duras interrogaciones, es otra estrategia para presionar y atacar psicológicamente a los periodistas”, dice. “La reunión estuvo llena de intimidaciones y amenazas, que llegaron al punto de comprometer mi libertad en Cuba”.

Valdés escribe que pronto se dio cuenta las autoridades cubanas lo habían impedido salir del país, describiendo esa prohibición como un ‘mecanismo macabro para provenir, a toda costa, mi salida a Colombia”.

Valdés dice que preguntó a las autoridades que “evaluar su situación” con la asistencia de Maykel González Vivero, editor de Tremenda Nota, y varios de sus colegas. Valdés escribe que el gobierno cubano le permitió salir del país porque dijo a las autoridades que iba a visitar a su padre que ha vivido en México durante más de ocho años.

Valdés escribe que viajó a Colombia y completó el programa para periodistas cubanos. Llegó a México el otoño pasado y pronto comenzó a contribuir al Blade.

Yariel Valdés González entrevista a una migrante mexicana que vive en un albergue de migrantes dirigido por una lesbiana en Mexicali, México, el 27 de enero de 2019. (Foto del Washington Blade por Michael K. Lavers)

El gobierno cubano el 23 de febrero bloqueó el acceso al sitio web de Tremenda Nota en la isla. El Departamento de Estado y organizaciones no gubernamentales como Freedom House y Periodistas Sin Fronteras han documentado abusos, censura y otros desafíos que enfrentan los periodistas independientes en Cuba.

Valdés escribe en su carta que recibió un correo electrónico de Cuba que indica las autoridades están acosando a sus familiares porque es periodista.

“La seguridad del estado, como último recurso de control sobre mi, mantiene a mis colegas, así como a mi familia, bajo vigilancia”, escribe.

“Si vuelvo a la isla, temo que inicien un proceso que me prive de mis derechos elementales”, añade.

Valdés al fin de su carta dice que no hay libertad de expresión o de prensa en Cuba.

“Aquellos de nosotros que elegimos el camino de la verdad y el periodismo serio sin concesiones son castigados como criminales vulgares”, dice.

Nota del editor: Yariel Valdés González ha dado permiso al Blade para reportar sobre su caso de asilo.

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El Salvador

La marcha LGBTQ desafía el silencio en El Salvador

Se realizó el evento en San Salvador bajo la lluvia, pero con orgullo

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El SalvadorEl reloj marcaba el mediodía cuando los primeros colores del arcoíris comenzaron a ondear frente a la emblemática Plaza del Divino Salvador del Mundo. A pesar de la incertidumbre generada en redes sociales, donde abundaban los rumores sobre una posible cancelación de la marcha por la diversidad sexual, la ciudad capital comenzaba a llenarse de esperanza, de resistencia y de orgullo.

Este año, la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en El Salvador se desarrolló en un contexto tenso, en medio de un clima político que reprime y silencia a las voces disidentes. 

“Aunque las estadísticas digan que no existimos, viviendo en El Salvador, un país donde hoy, después de décadas de avances, defender los derechos humanos es de nuevo una causa perseguida, criminalizada y silenciada”, afirmaron representantes de la Federación Salvadoreña LGBTQ+.

A pesar de la cancelación del festival cultural que usualmente acompaña la marcha, los colectivos decidieron seguir adelante con la movilización, priorizando el sentido original de la actividad: salir a las calles para visibilizarse, exigir respeto a sus derechos y recordar a quienes ya no están.

A la 1:30 p.m., una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la ciudad. Algunas de las personas presentes corrieron a refugiarse, mientras otras, debajo de sombrillas y de los escasos árboles en la plaza, decidieron mantenerse firmes. Los comentarios pesimistas no se hicieron esperar: “a lo mejor la cancelan por el clima”, “no se ve tanta gente como otros años”. Sin embargo, lo que siguió fue una muestra de resistencia: a las 2:05 p.m. las voces comenzaron a llamar a tomar las calles.

Visibilidad como resistencia

La marcha arrancó bajo una llovizna persistente. La Avenida Roosevelt y la Alameda Juan Pablo II se tiñeron de colores con banderas arcoíris, trans, lésbicas, bisexuales y otras que representan a los diversos sectores de la población LGBTQ. Cada bandera alzada fue un acto político, cada paso una declaración de existencia.

Desde la Plaza del Divino Salvador del Mundo hasta la Plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, la marcha se convirtió en un carnaval de dignidad. Carteles con frases como “El amor no se reprime”, “Mi existencia no es delito” o “Marcho por quien ya no puede hacerlo” se alzaron entre las multitudes.

La movilización fue también un espacio para recordar a quienes han perdido la vida por la discriminación y el rechazo. Familias que marcharon por hijos, hijas o amigues que se suicidaron a causa del estigma. Personas que caminaron por quienes aún viven en el miedo, por quienes no pudieron salir del clóset, por quienes se han ido del país huyendo de la violencia.

Arte, fe y rebeldía

Una de las escenas más llamativas fue protagonizada por Nelson Valle, un joven gay que marchó vestido como sacerdote. 

“Hay muchas personas que secretamente asisten a ritos religiosos como en Semana Santa, y les gusta vivir en lo oculto. Pero la fe debe ser algo libre porque Dios es amor y es para todos”, dijo.

Valle utilizó su vestimenta como una forma de protesta contra las estructuras religiosas que aún condenan la diversidad sexual. 

“Un ejemplo de persona que abrió el diálogo del respeto fue el papa Francisco, abrió la mente y muy adelantado a su tiempo, porque dejó claro que hay que escuchar a toda persona que quiere encontrar a Dios”, agregó.

La marcha también incluyó bandas musicales, grupos de cachiporristas, carrozas artísticas, colectivos provenientes de distintos puntos del país, y manifestaciones de orgullo en todas sus formas. Fue un mosaico cultural que mostró la riqueza y diversidad de la población LGBTQ en El Salvador.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Una lucha que persiste

Las organizaciones presentes coincidieron en su mensaje: la lucha por la igualdad y el reconocimiento no se detiene, a pesar de los intentos del Estado por invisibilizarlos. 

“Nuestros cuerpos se niegan a ser borrados y a morir en la invisibilidad de registros que no guardan nuestros nombres ni nuestros géneros”, declararon representantes de la Federación.

Además, agregaron: “Desde este país que nos quiere callar, levantamos nuestras voces: ¡La comunidad LGBTIQ+ no se borra! ¡El Salvador también es nuestro! Construyamos, entre todes, un país donde podamos vivir con Orgullo.”

El ambiente fue de respeto, pero también de desconfianza. La presencia de agentes policiales no pasó desapercibida. Aunque no hubo reportes oficiales de violencia, varias personas expresaron su temor por posibles represalias.

“Marchar hoy es también un acto de valentía”, comentó Alejandra, una joven lesbiana que viajó desde Santa Ana para participar. “Pero tenemos derecho a vivir, a amar, a soñar. Y si nos detenemos, les damos la razón a quienes nos quieren ver en silencio.”

Rumbo al futuro

Concluida la marcha frente a Catedral y el Palacio Nacional, muchas personas permanecieron en la plaza compartiendo abrazos, fotos y palabras de aliento. No hubo festival, no hubo escenario, pero hubo algo más valioso: una comunidad que sigue viva, que sigue resistiendo.

Los retos son muchos: falta de leyes de protección y que apoye las identidades de las personas trans, discriminación laboral, violencia por prejuicio, rechazo familiar, y una narrativa estatal que pretende que no existen. Pero la marcha del 28 de junio demostró que, aunque el camino sea cuesta arriba, la dignidad y el orgullo no se borran.

La lucha por un El Salvador más justo, más plural y más inclusivo continúa. En palabras de uno de los carteles más llamativos de ese día: “No estamos aquí para pedir permiso, estamos aquí para recordar que también somos parte de este país”.

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Colombia

Colombia avanza hacia la igualdad para personas trans

Fue aprobado en Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

En un hecho histórico para los derechos humanos en Colombia, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley 122 de 2024, conocido como la Ley Integral Trans, que busca garantizar la igualdad efectiva de las personas con identidades de género diversas en el país. Esta iniciativa, impulsada por más de cien organizaciones sociales defensoras de los derechos LGBTQ, congresistas de la comisión por la Diversidad y personas trans, representa un paso decisivo hacia el reconocimiento pleno de derechos para esta población históricamente marginada.

La Ley Integral Trans propone un marco normativo robusto para enfrentar la discriminación y promover la inclusión. Entre sus principales ejes se destacan el acceso a servicios de salud con enfoque diferencial, el reconocimiento de la identidad de género en todos los ámbitos de la vida, la creación de programas de empleo y educación para personas trans, así como medidas para garantizar el acceso a la justicia y la protección frente a violencias basadas en prejuicios.

Detractores hablan de ‘imposición ideológica

Sin embargo, el avance del proyecto no ha estado exento de polémicas. Algunos sectores conservadores han señalado que la iniciativa representa una “imposición ideológica”. La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal anunció públicamente que se opondrá al proyecto de Ley Integral Trans cuando llegue al Senado, argumentando que “todas las personas deben ser tratadas por igual” y que esta propuesta vulneraría un principio constitucional. Estas declaraciones anticipan un debate intenso en las próximas etapas legislativas.

El proyecto también establecelineamientos claros para que las instituciones públicas respeten el nombre y el género con los que las personas trans se identifican, en concordancia con su identidad de género, y contempla procesos de formación y sensibilización en entidades estatales. Además, impulsa políticas públicas en contextos clave como el trabajo, la educación, la cultura y el deporte, promoviendo una vida libre de discriminación y con garantías plenas de participación.

¿Qué sigue para que sea ley?

La Ley aún debe superar varios debates legislativos, incluyendo la plenaria en la Cámara y luego el paso al Senado; pero la sola aprobación en Comisión Primera ya constituye un hito en la lucha por la igualdad y la dignidad de las personas trans en Colombia. En un país donde esta población enfrenta altos niveles de exclusión, violencia y barreras estructurales, este avance legislativo renueva la esperanza de una transformación real.

Desde www.orgullolgbt.co, celebramos este logro, invitamos a unirnos en esta causa impulsándola en los círculos a los que tengamos acceso y reiteramos nuestro compromiso con la visibilidad, los derechos y la vida digna de las personas trans. La #LeyIntegralTrans bautizada “Ley Sara Millerey” en honor de la mujer trans recientemente asesinada en Bello, Antioquia (ver más aquí); no es solo una propuesta normativa: es un acto de justicia que busca asegurar condiciones reales para que todas las personas puedan vivir con libertad, seguridad y respeto por su identidad.

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Noticias en Español

¿Hasta cuándo esperaremos el permiso para amar?

El nuevo Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”

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El Papa Leo XIV (Foto de Vatican News/X)

Las recientes declaraciones del Papa León XIV han reactivado un debate de enorme peso espiritual y pastoral: ¿cómo entiende la Iglesia el amor, la familia y la dignidad de las personas en toda su diversidad?

En su primer discurso oficial ante el cuerpo diplomático del Vaticano, el 16 de mayo de 2025, el Papa afirmó que la familia se funda en la “unión estable entre el hombre y la mujer”. Estas palabras, pronunciadas con claridad y convicción, reafirman la posición doctrinal tradicional sobre el matrimonio, el aborto y la llamada “ideología de género”. Pero para muchos, estas afirmaciones reabren heridas, traen a la superficie el dolor de sentirse nuevamente al margen, y avivan preguntas que no han encontrado todavía un espacio real de escucha dentro de la Iglesia.

Estas posturas no son nuevas. Ya en 2016, como obispo de Chiclayo, Perú, León XIV expresó su oposición a los programas de educación con perspectiva de género, argumentando que “buscan crear géneros que no existen” y defendiendo una visión binaria de la creación.

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco —cuyo pontificado marcó una apertura tímida pero significativa hacia una pastoral de la misericordia—, la elección de León XIV suscitó tanto esperanzas como preocupaciones. Francisco, aunque enfrentó resistencias internas, dejó gestos importantes: la bendición a parejas del mismo sexo, el lenguaje de acogida y las exhortaciones a no cerrar las puertas. Pero sus esfuerzos, por valiosos que fueran, no dejaron de ser esfuerzos, porque la estructura misma de la Iglesia, anclada en siglos de doctrina conservadora, reaccionó con oposición firme, limitando cualquier posibilidad real de transformación profunda.

En mi artículo anterior “Cuando el humo blanco no es suficiente” (Pride Society Magazine, abril 2025), advertía que el humo de la elección papal no podía ser tomado como garantía de cambio. La emoción del momento, sin acciones concretas, corre el riesgo de volverse solo un símbolo sin sustancia. Hoy, esas palabras cobran nueva vigencia.

Pero este artículo no es una condena a ninguna iglesia. No es un ataque ni una burla. Es una reflexión desde la fe. Es un clamor desde el corazón pastoral de quienes acompañamos a muchas personas heridas por un discurso que, en nombre de Dios, ha excluido más que ha abrazado.

¿Por qué seguimos esperando el permiso para amar?

¿Por qué seguimos buscando validación en instituciones que, a menudo, nos han negado su respeto?

No pedimos aceptación como una concesión. Exigimos respeto como un derecho. El Evangelio no fue escrito para algunos. Fue proclamado para todos.

Y es aquí donde debemos detenernos. Porque muchas veces, frente a declaraciones como estas, el miedo nos asalta, nos invade y nos paraliza. Nos deja vacilantes. Dudamos de nuestro valor, de nuestra fe, de nuestro lugar en la comunidad. Pero en medio de esas sombras, el Evangelio alza su voz con claridad:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

Ese amor no viene de doctrinas. Viene de Dios. Y quien vive en ese amor, no tiene por qué temer.

También es necesario reconocer que quienes tenemos la responsabilidad de enseñar, predicar y liderar en las iglesias, no siempre medimos el poder de nuestras palabras. Con frecuencia, hemos usado la Biblia y las doctrinas como fusiles, y hemos arrinconado a quienes no encajan en nuestras categorías teológicas. ¿De qué sirve hablar de inclusión si no escuchamos? ¿De qué sirve predicar el amor si excluimos con nuestras prácticas?

La Iglesia —toda Iglesia— está llamada a reflejar el corazón de Dios. Y ese corazón no clasifica, no discrimina, no teme a la diversidad. Ese corazón solo sabe amar.

Como dijo el apóstol Pablo:

“Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

Hoy repito con fuerza: el Dios que conozco no condena el amor. El Dios que conozco condena el odio.

Y mientras haya personas que aman, que buscan justicia, que luchan por ser quienes son sin miedo, Dios seguirá caminando con ellas.

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